7.03.14

González Faus: el último profetiflauta

A las 10:26 AM, por Jorge
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Debe ser que cuando uno cumple años, no tiene nada que hacer y encima pierde notoriedad, echa en falta los tiempos en que era aclamado como gurú, teólogo de prestigio y la voz de los sin voz y necesita imperiosamente volver al “candelabro” y arañar una portada, una cita, un artículo, algo que le haga sentir que está vivo y que todavía queda quien le haga caso. Entonces, solemnemente, abandona su vida escondida, por lo visto insoportable, y vuelve a la luz para iluminar el ministerio del sucesor de Pedro, sacar de la ignorancia a la masa de católicos aborregados y alejados del evangelio chachi guay que es el suyo y soltar su última proclama como si hubieran vuelto a la vida los estériles huesos del profeta Jeremías.

Acabo de leer esta mañana la última chorrada del ínclito González Faus. Nada menos que una carta al papa Francisco con la originalidad nunca sospechada de pedir que venda algunos bienes de la iglesia para dar su importe a los pobres. ¿Y para decir esta gilipulluá (Tip y Coll dixit) ha necesitado pensar, meditar, orar, discernir…? Mejor se hubiera dedicadlo a echar una mano a sor Genoveva que no le pilla lejos.

Para empezar, es que no son ni originales. Lo de vender los bienes de la Iglesia para darlos a los pobres se le ocurre incuso a Belén Esteban y eso que no ha estudiado teología (ni teología ni nada). Qué más quisieran que la iglesia vendiera absolutamente todo, desde el Vaticano hasta la última ermita del pueblo más abandonado, desde la custodia de la catedral de Toledo a las vinajeras de Villarrobles del Ensanche, desde las casullas bordadas del XVI del monasterio del Escorial a la casulla raída con que celebra desde hace años don Saturnino en los montes de León. Si aparte de esto se vendieran colegios, conventos, y demás bienes eclesiásticos, pues mejor. Y si nos extinguiéramos, o nos extinguieran, que no sería la primera que se intentara, no hace tanto, a curas, frailes y monjas, pues miel sobre hojuelas. La Iglesia siempre fue institución molesta por su reiterada manía de recordar la vida eterna y la existencia de cielo y de infierno, el respeto por la vida y la inmoralidad de cosas como el adulterio.

Interesantes las sugerencias sobre cosas que podrían venderse: “la custodia de la catedral de Toledo, las joyas de la corona de la Virgen del Pilar, la Sagrada Familia de Barcelona, el cáliz de la cena de Valencia”. Bah, poca cosa. Lo que no acierto a comprender es cómo un profeta del tamaño de González Faus no ha enviado carta al P. Nicolás, general de su orden, pidiéndole que empiece a vender el ingente patrimonio inmobiliario de la compañía habida cuenta de que al ser cada vez menos les debe sobrar bastante.

Hace no mucho los jesuitas decidían dejar la parroquia de Santa María del Pozo, en uno de los barrios más humildes de Madrid. Qué buen gesto evangélico hubiera sido quedarse en ella, vender la parroquia de San Francisco de Borja y dar el dinero a los pobres. Por cierto, que en aquella ocasión dije que me hubiera gustado una valoración del asunto por parte de González Faus o Masiá, y nada de nada.

El papa Francisco decía, recuerden, que los conventos vacíos debían dedicarse a acoger a los pobres y abandonados. Me gustaría saber, cosas de uno, siempre quisquilloso, cuántos conventos, residencias y colegios de jesuitas se han entregado en este último año a los pobres. Habida cuenta de que en los últimos cincuenta años se han reducido a la mitad, anda que no deben tener casas que vender y dar a los pobres. Pues ya ven, sobre el particular calla cual eso el bueno de González Faus mientras sugiere que se vendan la custodia de la catedral de Toledo, las joyas de la corona de la Virgen del Pilar, la Sagrada Familia de Barcelona o el cáliz de la cena de Valencia.

Mucho más simple. Que empiecen por regalar la residencia donde vive en Barcelona a los pobres. Después iremos viendo.

¿Entienden ahora el título del post?