19.03.14

Carta a San José

A las 1:32 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Muy personal

San José

Amado y estimado José

Perdona que me dirija a ti de una forma tan descarada pero eres mi Padre en la fe y, por eso mismo, como hijo, me siento en la familiaridad de poder decirte Padre. Ni siquiera te he llamado santo aunque sé que lo eres. Vamos, que ya fuiste virtuoso en vida y a lo largo de la misma mostraste el talante que tienen los fieles hijos de Dios que saben que lo son y que acometen su vida según la misión que tienen encomendada. Por eso te digo Padre, pues lo eres.

A lo largo de tus años como encargado, por Dios, de cuidar de María y de Jesús manifestaste no pocos ejemplos de fe, de amor y de esperanza. Por eso nos gusta pensar que nosotros, los otros hijos de Dios, queremos imitarte y procurar ser fieles a lo que decimos creer, manifestar un estado perpetuo de caridad por nuestro prójimo y, en fin, no dejar de lado el pensamiento según el cual siempre debemos confiar en la Providencia de Quien tanto te demostró a ti.

Pero, ¿sabes?, no siempre somos capaces de pasar un listón tan alto…

También nos han dicho muchas veces que eres Maestro de vida interior. Será, seguramente, por el silencio santo que mostraste a lo largo de lo poco que conocemos de tu vida. ¿Recuerdas, por ejemplo, aquella vez que se quedó Jesús en el Templo cuando tenía 12 años?

San José

No sabemos nada de lo que dijiste porque dejaste que fuera María, aquella joven que tanto amabas, la que reprendiera a Jesús por el susto que os había dado quedándose en Jerusalén. Es cierto que no comprendisteis del todo lo que quiso decir pero es que aquel muchacho tenía cada cosa…

Sin embargo, seguro que es bien cierto que sacaste a tu familia adelante. A pesar de tener que salir a toda prisa hacia Egipto porque te lo había dicho el Ángel y no ibas a ser tú quien no hiciera caso a un aviso como aquel, es verdad que en tu carpintería (donde, por cierto, aprendió Jesús aquel santo oficio de sacar, de donde no hay, algo bueno) y con aquel trabajo que debió ser esforzado demostraste que en lo ordinario hay mucha grandeza aunque muchas creamos que sólo lo grandilocuente vale la pena alcanzar y mimar. Maestro, también, en lo pequeño.

San José

La verdad, Padre fiel, es que tu forma de ser, entregada a Dios con todas sus consecuencias, protocristiano ejemplar, nos debería servir de espejo en el que mirarnos y un espejo limpio donde quien se mira y es capaz de darse cuenta de su esplendor, seguro que alcanza una elevada cota de fe y de espiritualidad porque seguir un ejemplo así es la forma más segura y acertada de estar a bien con Quien nos creó y nos mantiene.

Y, como Dios te quería mucho, te rodeó de aquellos que más amaba: su Madre y su Hijo. Y con ellos hiciste el tránsito a su definitivo Reino, amado del Padre porque eras Padre del amado por el Todopoderoso.

José, Padre mío en la fe y virtuoso en muchas virtudes, te pido ruegues por aquellos que no sabemos comportarnos como hijos dignos de ser así llamados por parte de Dios, tu Creador y el nuestro.

Quedo siempre a la espera de las mociones del Espíritu. Tuyo siempre,

Un pecador.

Eleuterio Fernández Guzmán