22.03.14

 

“Un infierno. Ni mucho menos un viaje de placer”. Así es como describen las fuerzas policiales los siete meses que la menor magrebí de 9 años residente en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) ha pasado retenida en la selva boliviana por un amigo de la familia, según informa el diario ABC.

La Guardia Civil y los Mossos d’Esquadra la consiguieron liberar recientemente en una operación conjunta y han explicado más detalles sobre este secuestro, cuya investigación sigue en marcha y con muchas preguntas aún por resolver.

Fue una operación difícil, porque la zona en la que finalmente fue encontrada la menor, que se localizó vía helicóptero, estaba a 18 horas a pie de las carreteras y el raptor pretendía esconderse aún más en la zona de Yungas de Totora, “prácticamente imposible y por la que se tiene que ir desbrozando la selva”.

Durante estos siete meses, la menor estuvo trabajando forzosamente en las plantaciones de coca y también vendía zumos que elaboraba en un mercado de Chapare. Además, por lo poco que se sabe de su cautiverio, la niña dormía en el suelo, pasaba días enteros caminando por la selva en inclemencias meteorológicas pésimas y no entendía nada de lo que le hablaban, ya que en esa región se usa el idioma quechua.

Pertenencia a la secta

Pues bien, según han publicado diversos medios de comunicación, el raptor de la niña en Bolivia pertenecía a una secta con una doctrina delirante. Según informa Te Interesa, el secuestrador quería promocionarse en su “iglesia” casándose con una menor virgen. Un grupo cuyo líder y profeta era un zapatero peruano que se consideraba la reencarnación de Jesucristo.

La Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal (AEMINPU), la secta a la que pertenecía el secuestrador de la menor marroquí rescatada en Bolivia, está implantada principalmente en los países andinos, fundamentalmente Perú y Bolivia, pero también en Argentina y Colombia. La mayoría de sus adeptos pertenecen a comunidades de esas naciones y tienen escasos recursos.

Entre los requisitos para promocionarse en esta secta está casarse con una virgen menor de 10 años y ese, posiblemente, fue el objetivo del raptor de la menor. Pero los delirios no acaban ahí. Esta “iglesia", presuntamente cristiana, que también asegura ser católica, tiene su propio profeta y patriarca, ahora el hijo del zapatero peruano Ezequiel Ataucusi (en la foto, un momento de su entierro en 2000), además de sus propios diez mandamientos, que están escondidos en Machu Pichu esperando que alguien los encuentre. Consideran que Jesucristo es Hijo de Dios y que Ataucusi era su reencarnación, lo que le hace objeto de culto y un equivalente al Espíritu Santo.

La congregación de la Asociación Evangélica de la Misión Israelita del Nuevo Pacto Universal tuvo su origen en el pueblo de Piñaplas, en Junin, Perú. Así, este país es la nueva “nación escogida”. En su doctrina se recoge que Dios es peruano, que el fin del mundo tendría lugar en el año 2000, a excepción de la selva amazónica y que Ataucusi será presidente del Gobierno –lo intentó en 1990- y que resucitaría al tercer día de su muerte. La secta fue acusada hace años de asesinatos, desapariciones y bigamia.

El año pasado publicábamos en Info-RIES una noticia sobre la vinculación de esta secta con el narcotráfico ya que, según la policía de Brasil, integrantes de esta secta poseen o trabajan en plantaciones de hoja de coca y laboratorios clandestinos en la zona fronteriza entre Perú y aquel país.