22.03.14

 

El P. Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia, ha dedicado su segunda predicación de esta Cuaresma a reflexionar sobre la necesidad de alcanzar la unidad de los cristianos. El religioso capuchino ha advertido que dicha unidad debe lograrse no solo entre los fieles de la Iglesia Católica sino también con los hermanos separados.

¿Quién no desea tal cosa? Si Jesucristo pidió al Padre que fuéramos uno, ¿cómo no unirnos a esa plegaria? Hace bien, pues, el P. Cantalamessa, en abordar esa cuestión. Dado que la unidad solo puede ser fruto de la conversión, Cuaresma es un momento ideal para hablar de ello.

Item más, me parece magnífica la referencia que hace el predicador de la Casa Pontificia a San Agustín. Pide, ni más ni menos, que se haga una reflexión sobre lo que el santo obispo de Hipona enseñaba acerca de la naturaleza de la Iglesia. Y cita al santo preguntándonos a todos: “¿Formas parte del único cuerpo de Cristo? ¿Amas la unidad de la Iglesia?".

Pues bien, con la sana intención de colaborar con la idea del P. Cantalamessa, ofrezco acá más citas de aquel gran santo y doctor de la Iglesia que iluminó el cielo de la fe católica desde su conversión.

Esto enseñaba San Agustín:

Epist 141,5
“Cualquiera, pues, que se haya separado de esra Iglesia Católica, aunque crea que vive virtuosamente, está separado de la unidad de Cristo por ese solo crimen: no alcanzará la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él".

Y esto:

De Baptismo III,16.21
“El amor del que el Apóstol dice: `El amor de Dios ha sido derramado sobre nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado´(Rom5,5), es la caridad que no tienen los que se han desgajado de la comunión de la Iglesia Católica; y, por esto, aunque `hablaran las lenguas de los hombres y de los ángeles´(1ºCor 13,1-3)… en nada les aprovecha. Porque no tienen el amor de Dios, los que no aman la unidad de la Iglesia, por lo cual se dice con razón que el Espíritu Santo no se recibe si no es en la Iglesia Católica”

Y además, esto:

Epist 185,50
“No será partícipe de la divina caridad quien es enemigo de la unidad. Y así, no tienen el Espíritu Santo los que están fuera de la Iglesia.”

A pesar de ser gran apologeta contra la herejía de los donatistas, que negaban la validez de los sacramentos en caso de que el que los administrara no fuera “digno", San Agustín advertía que dichos sacramentos eran válidos pero…:

De Baptismo III,10.13
“Quien recibe el bautismo entre los herejes o en algún cisma fuera de la comunión de la Iglesia, se queda sin percibir fruto alguno en cuanto participa de la perversidad de los herejes y cismáticos".

Y:

De Baptismo IV,17.24
“Ni este bautismo aprovecha el hereje, aunque haya perdido la vida fuera de la Iglesia confesando a Cristo. Y es una gran verdad: al morir fuera de la Iglesia manifiesta bien claramente que no tiene la caridad de que habla del Apóstol".

E incluso:

De Baptismo 1,5.6
“Por lo que se refiere a los que por ignorancia se bautizan allí (en un grupo cismático), pensando que aquella es la Iglesia de Cristo, si se les compara con los anteriores (culpables de iniciar el cisma), su pecado es menor, aunque queden malheridos por el pecado del cisma. Y no dejan de pecar gravemente porque los otros pequen todavía más gravemente".

Y por último, ¿qué pensaba San Agustín sobre los obispos que estaban fuera de la comunión de la Iglesia Católica?:

Sermo ad Caesariensis ecclesiae plebem 6
“Fuera de la Iglesia él puede tenerlo todo menos la salvación: puede tener el honor del episcopado, puede tener los sacramentos, puede cantar el `aleluya´, puede responder `amén´, puede tener el Evangelio, puede tener y predicar la fe en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; pero nunca podrá encontrar la salvación sino en la Iglesia Católica".

¿Entienden ahora ustedes por qué me parece magnífica la propuesta del P. Raniero Cantalamessa? Aunque algunas de sus tesis han sido “clarificadas” por el magisterio posterior, sin duda San Agustín puede ser una referencia fundamental a la hora de marcar cuál ha de ser el camino hacia la unidad de todos los cristianos. Solo puede producirse en el seno de la Iglesia Católica, columna y baluarte de la verdad.

Luis Fernando Pérez Bustamante