26.03.14

 

¡Cómo sonaba el gregoriano en la basílica del monasterio del Escorial! Bajo la experta dirección del P. Samuel Rubio, los estudiantes agustinos manejábamos el liber usualis con la misma facilidad que un chavalillo hoy intercambia guasaps con su panda. No éramos músicos profesionales pero entre el director, una eminencia, y algunos compañeros que sí que estudiaban música, se conseguía cantar con mucho más que dignidad.

No era canto exclusivo de monjes y monasterios. Era el canto normal de la iglesia que se ejecutaba con mejor o peor fortuna en cada parroquia por muy de pueblo que fuera. Todavía hoy uno encuentra sin dificultad gente que canturrea los kiries de su niñez sin demasiados problemas.

Comenzar las celebraciones litúrgicas en lengua vernácula el hecho es que supuso no solo el abandono del latín y del canto gregoriano, sino el odio visceral a todo lo que pudiese parecer que sonaba a “pre conciliar”. Nunca más latín, nunca más gregoriano, viva “yo tengo un gozo en el alma” y “somos ciudadanos de un mundo”.

Hemos llegado a tal grado de estulticia que los mismos que sufren retortijones de tripas insufribles ante un sanctus en gregoriano se extasían ante el ubi caritas de Taizé, y los que no soportan un canto latino en la misa de su parroquia, llevan un CD de gregoriano en el coche porque relaja mucho. Misterios de la vida.

Servidor es hombre de ocurrencias, de tal modo que uno no sabe estarse sin dar vueltas a la cabeza. Lo malo de esto, es que tengo unos feligreses con muchísimo peligro, porque a mí se me ocurren las cosas y luego van ellos y las hacen. Panda inconscientes.

El caso es que hace unos días, al acabar la misa dominical de las 13 h., les digo: “vayan pensando una cosa… ¿y si nos animáramos un grupito a aprender y cantar de vez en cuando algo de gregoriano?” Dos semanas apenas y el pasado sábado la primera reunión. Hoy comienzan los ensayos. Cada miércoles a las 20 h. Apenas ocho personas, pero tres de ellas con experiencia en coros que cantaban gregoriano y otra acabando la carrera de violín, así que de música sabe. Han comenzado por la misa de angelis.

Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad. Así que se han hecho con la versión de la misa en mp3 –gracias, informática- y durante la semana van escuchando y aprendiendo, de forma que al llegar al ensayo, entre la partitura y lo que suena, se apañan. ¿Qué sabían de música aquellas buenas gentes de pueblo que cantaban con entusiasmo? Pues nosotros más o menos… pero entusiasmo a raudales.

El mayor problema que tenemos en la vida parroquial es ese “no sabemos”, “si hubiera gente preparada”, “tendrían que ser los jóvenes”, “si hubiera un músico”. Pienso que la mayoría de la gente valemos prácticamente para casi todo, que lo que nos falta es ponernos. Yo no soy Arzak, pero para hacerme unas lentejitas me apaño. Pues eso, lo que necesitamos es convencimiento y buena voluntad, el resto va saliendo.

¿Qué pasará con ese pequeño coro de gregoriano? Pues vaya usted a saber, pero entusiasmados, están entusiasmados. La primera idea es ir metiendo alguna cosita en la misa mayor. Luego Dios irá diciendo. Porque mira tú si un lector del blog, aficionado, se nos viene a cantar, o aparece alguien con experiencia como directo y la liamos gorda…

Los curas tenemos demasiado miedo a meternos en líos. Si cuento mis ocurrencias es para decir a mis compañeros y a la gente en general que no tengan miedo, que Dios hace las cosas, que los fieles son generosos en todo lo que merece la pena y que si en esta parroquia, donde Madrid limita con el campo, van saliendo adelante pequeñas cosas, eso quiere decir que en cualquier parroquia son posibles.