CARTA DEL OBISPO

LA FORMACIÓN DE LA CONCIENCIA Y EL SENTIDO DEL PECADO

 

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SANTANDER | 04.04.2014


Queridos hermanos:

            Una de las causas de la crisis del sacramento de la Penitencia es la falta de formación de la conciencia moral y la pérdida del sentido del pecado.

            En nuestra época, a causa de múltiples factores, está oscurecida gravemente la conciencia moral de muchas personas. El Papa Juan Pablo II escribía en la exhortación apostólica Reconciliación y Penitencia: “¿Tenemos una idea justa de la conciencia? ¿No vive el hombre contemporáneo bajo la amenaza de un elipse de la conciencia, de una deformación de la conciencia, de un entorpecimiento o de una ‘anestesia’ de la conciencia?” (Juan Pablo II, exhortación apostólica Reconciliación y Penitencia, 18).

            El mismo Papa Juan Pablo II señalaba en esa mismo número de la citada exhortación apostólica la pérdida del sentido del pecado, que ha sido provocada, entre otras causas, por el trasfondo de la cultura moderna  (fermentos de ateísmo, secularismo, ciertos equívocos de las ciencias humanas y ética del relativismo) y por algunas tendencias en la doctrina y en la vida de la Iglesia (confusionismo en la exposición de cuestiones graves en la moral cristiana y defectos en la práctica de la Penitencia sacramental.

            En la situación actual de pérdida del sentido del pecado, es necesario que sacerdotes, padres, catequistas, educadores y profesores de Religión formen bien a los fieles cristianos en el auténtico sentido religioso del pecado como ruptura consciente, voluntaria y libre de la relación con Dios, con la Iglesia, con nosotros mismos y con los demás y con la creación (cfr. Vaticano II, GS 13).

            Una exposición clara sobre el misterio del pecado la encontramos en el Catecismo de las Iglesia Católica, números 1846-1876.

            Para la formación de la conciencia moral reviste una importancia particular insistir en el sentido de la responsabilidad personal. En el origen de toda situación de pecado hay siempre hombres pecadores con su responsabilidad personal. La conversión reclama la responsabilidad personal e intransferible de cada uno.

            Trabajar en la formación de la conciencia moral, especialmente de los niños y jóvenes, es una acción decisiva para la recuperación del sacramento de la Penitencia. Una falta de formación de la conciencia trae inevitablemente una pérdida del sentido del pecado y con ello el abandono de la confesión sacramental. La formación de la conciencia es imprescindible en nuestros días en que vivimos sometidos a múltiples influencias negativas y somos tentados a preferir nuestro propio juicio al plan de Dios y a la ley moral, que es el camino de nuestra libertad y de nuestra realización personal.

            Con mi afecto de siempre, gratitud y bendición,

 

+ Vicente Jiménez Zamora
Obispo de Santander