2.04.14

 

Vuelvo a escribir sobre el mismo tema que ayer, pero es que estamos asistiendo a un ejercicio de histerismo e hipocresía alucinante por parte de la clase política y determinados estamentos pseudo-católicos a cuenta de una frase del cardenal Rouco en la homilía predicada en el funeral de Adolfo Suárez.

Aquellos que llevan años y años hablando de la necesidad de recuperar la memoria histórica respecto a lo acontecido en esta nación el siglo pasado, son tan tolerantes que cuando un cardenal habla de las raíces del enfrentamiento civil que tuvo lugar, se le echan encima cual jauría de hienas hambrientas de la sabana africana.

Hemos llegado a ver incluso a un senador pro-etarra acusando al cardenal de fascista. Y el tipo se ha quedado tan pancho, oigan. Hemos visto a una Rosa Díez, mandamás en UPyD, quitándose del todo la careta de monja pseudo-liberal y patriota española, para mostrar el verdadero rostro de roja anticlerical de toda la vida, a la que además le molesta que suene el himno de España en una catedral. Al PSOE le hemos visto en su línea de la última década. Recordemos que la regulación de los funerales de Estado actual viene de la etapa de Felipe González como presidente del gobierno. Los nacionalistas separatistas han aprovechado que el Pisuerga pasa por Valladolid para cargar contra quien siendo presidente de la CEE, ha sido co-artífice de documentos a favor de la unidad de España como bien común. Y el PP, como siempre, en su tibieza habitual.

Luego están los de las trincheras periodísticas religiosas progresistas, que odian al cardenal de tal manera que incluso causan estupor entre sus propias filas. Pero de esos no cabe esperar otra cosa. No les da el alma para más.

Parece como si todos creyeran que en España hubo una guerra civil que llegó caída del cielo -o más bien subida desde el infierno- sin causa alguna. Quizás es que los españoles de entonces estaban aburridos y para entretenerse decidieron matarse los unos a los otros.

Quizás lo que más les haya molestado es que el cardenal haya dicho que si se repiten las causas, podemos caer de nuevo en el abismo del enfrentamiento civil. No ha dicho en ningún momento que estemos en esa situación, pero no sé qué puede tener de malo advertir que más nos vale no caer en los errores del pasado.

No es el cardenal Rouco un hombre que guste de causar polémicas con sus palabras. Los principios los tiene claros, pero no se tira al monte cual Jeremías redivivo. Hay mucho más extremismo peligroso en la reacción histérica de gran parte de la clase política de este país que en una simple frase pronunciada en una homilía.

Por otra parte, tiene guasa que algunos acusen el cardenal de haber despertado el fantasma de la guerra civil, cuando desde Zapatero no hablamos de otra cosa y cuando la Iglesia lleva años beatificando y canonizando a mártires católicos durante esa guerra. Que nos dejen en paz, que nosotros no tenemos ningún interés en repetir los errores de la historia. Pero sí que debemos vivir con un ojo puesto en la misma. Por si acaso.

Luis Fernando Pérez Bustamante