ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 06 de abril de 2014

La frase del día

"En el corazón de la Iglesia, mi Madre, yo seré el amor". 
Santa Teresa de Lisieux (1873-1897)

 


El papa Francisco

Las palabras del Papa en el ángelus: 'La misericordia de Dios no tiene lí­mites'
Texto completo. El Pontí­fice recuerda el genocidio de Ruanda y el terremoto en L'Aquila, y llama la atención sobre la epidemia de Ébola en África. Además regala miles de copias del Evangelio

Francisco: 'Sólo Jesús nos puede sacar de las tumbas interiores'
El Santo Padre visita la parroquia romana de San Gregorio Magno. En su homilí­a advierte que el pecado nos convierte en 'corruptos' y 'nuestra alma comienza a oler mal'

Mirada al mundo

Mons. Celli: "Comunicar significa tomar conciencia de que somos humanos"
Mensaje del presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales al I Congreso Internacional sobre evangelización digital. Organizado por iMisión, se ha celebrado este fin de semana en Madrid

Rome Reports

Delegación filipina agradece al Papa el apoyo por los daños del tifón Haiyán
"Vi muchos cadáveres. Salimos del aeropuerto y bendije algunos de ellos"

Hablaron con Francisco durante la audiencia general, y algo más... (Video)
Acompañan a enfermos de peregrinación a Lourdes, Fátima, Loreto y Tierra Santa

Juan XXIII, el Papa que esquivaba a los gendarmes para pasear fuera del Vaticano (Video)
Su ayudante de cámara, Guido Gusso, le ayudaba a salir sin que nadie se diera cuenta

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

San Pedro de Verona
«Defensor de la fe frente a la herejía maniquea. Un excelso predicador que convirtió a incontables personas en Italia, donde evangelizó. Fue agraciado, entre otros dones, con el de milagros. Es protomártir de la orden dominicana»


El papa Francisco


Las palabras del Papa en el ángelus: 'La misericordia de Dios no tiene lí­mites'
Texto completo. El Pontí­fice recuerda el genocidio de Ruanda y el terremoto en L'Aquila, y llama la atención sobre la epidemia de Ébola en África. Además regala miles de copias del Evangelio

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 06 de abril de 2014 (Zenit.org) - Como cada domingo, el papa Francisco rezó la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, ante una multitud que le atendía en la Plaza de San Pedro.

Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo, que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el Pontífice argentino les dijo:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este quinto domingo de Cuaresma narra la resurrección de Lázaro.

Es la culminación de los "signos" prodigiosos cumplidos por Jesús. Es un gesto demasiado grande, claramente demasiado divino para ser tolerado por los sumos sacerdotes que, al conocer el hecho, tomaron la decisión de matar a Jesús. Lázaro llevaba muerto tres días cuando llegó Jesús. Y a sus  hermanas, Marta y María, les dijo palabras que se han grabado para siempre en la memoria de la comunidad cristiana. Así dice Jesús: "Yo soy la resurrección y la vida; Quien cree en mí, aunque muera, vivirá; El que vive y cree en mí no morirá eternamente".

Considerando esta palabra del Señor, nosotros creemos que la vida de aquel que cree en Jesús y sigue sus mandamientos, después de la muerte se transformará en una vida nueva, plena e inmortal. Como Jesús ha resucitado con su propio cuerpo, pero no ha regresado a una vida terrenal, así  nosotros resucitaremos con nuestros cuerpos que serán transfigurados en cuerpos gloriosos. Él nos espera junto al Padre. Y la fuerza del Espíritu Santo, que Le ha resucitado, resucitará también a quien está con Él. 

Ante la tumba sellada del amigo Lázaro, Jesús clamó a gran voz: "¡Lázaro, sal fuera!". Y el muerto salió. Las manos y los pies atados con vendas y el rostro envuelto en un sudario. Este grito perentorio está dirigido a todos los hombres, porque todos estamos marcados por la muerte, todos nosotros; es la voz de aquel que es el dueño de la vida y quiere que todos la tengan en abundancia. Cristo no se resigna a los sepulcros que nos construimos con nuestras elecciones del mal y la muerte, con nuestras equivocaciones y con nuestros pecados. Él no se resigna a esto. Él nos invita, casi nos ordena, a salir de la tumba donde nuestros pecados nos han hundido. Nos llama insistentemente a salir de la oscuridad de la cárcel donde nos hemos encerrado, contentándonos con una vida falsa, egoísta, mediocre. "¡Sal!", nos dice. "¡Sal!". Es una hermosa invitación a la libertad verdadera, ha dejarse atrapar por estas palabras de Jesús que hoy repite a cada uno de nosotros. Una invitación ha dejarse liberar de las "vendas", de las "vendas" del orgullo, porque el orgullo nos convierte en esclavos, esclavos de nosotros mismos, esclavos de tantos ídolos, de tantas cosas... Nuestra resurrección empieza a partir de aquí: cuando decidimos obedecer a esta orden de Jesús saliendo a la luz, a la vida; cuando de nuestro rostro caen las máscaras, tantas veces nosotros estamos enmascarados por el pecado, ¡las máscaras deben caer!, y nosotros encontrar el coraje de nuestro rostro original, creado a imagen y semejanza de Dios. 

El gesto de Jesús que resucita a Lázaro muestra hasta dónde puede llegar la fuerza de la Gracia de Dios, y por lo tanto, hasta donde puede llegar nuestra conversión, nuestro cambio. Pero escuchad bien: ¡no hay ningún límite a la misericordia divina ofrecida a todos! ¡No hay ningún límite a la misericordia divina ofrecida a todos! Acordaos bien de esta frase. Y podemos decirla todos juntos: ¡No hay ningún límite a la misericordia divina ofrecida a todos! Digámosla juntos: ¡No hay ningún límite a la misericordia divina ofrecida a todos! El Señor está siempre listo para levantar la piedra tumbal de nuestros pecados, que nos separa de Él, que es luz de los vivientes.

Al término de estas palabras, el Santo Padre rezó la oración del ángelus. Y al concluir la plegaria, el Papa insistió que no hay ningún límite a la misericordia divina ofrecida a todos y prosiguió:

Queridos hermanos y hermanas,

Mañana se llevará a cabo en Ruanda la conmemoración del vigésimo aniversario del inicio del genocidio perpetrado contra los tutsis en 1994. En esta circunstancia deseo expresar mi cercanía paternal al pueblo ruandés, animándole a continuar con determinación y esperanza, el proceso de reconciliación que ya ha manifestado sus frutos, y el empeño de reconstrucción humana y espiritual del país. A todos les digo: ¡No tengáis miedo! Sobre la roca del Evangelio construid vuestra sociedad, en el amor y en la concordia, porque sólo así se genera una paz duradera. Invoco sobre toda la querida nación ruandesa la protección maternal de Nuestra Señora de Kibeho. Recuerdo con afecto a los obispos ruandeses que han estado aquí, en el Vaticano, la semana pasada. Y a todos vosotros os invito, ahora, a rezar a la Virgen Nuestra Señora de Kibeho. Ave María... (Reza el Ave María).

A continuación, llegó el turno de los saludos que tradicionalmente realiza el Pontífice:

Saludo a todos los peregrinos presentes, de manera particular a los participantes en el ‘Congreso del Movimiento de Compromiso Educativo de la Acción Católica Italiana’. ¡Invertir en educación significa invertir en esperanza! 

Saludo a los fieles de Madrid y de Menorca; a aquellos de la diócesis de Concordia-Pordenone; el grupo brasileño "Fraternidad y Tráfico Humano"; a los estudiantes de Canadá, de Australia, de Bélgica y a los de Cartagena-Murcia; a los alpinos de Como y de Roma. 

Saludo a los grupos de chicos que han recibido o se preparan para la Confirmación, los jóvenes de diferentes parroquias y los numerosos estudiantes.

Francisco también quiso dedicar unas palabras a las víctimas del terremoto de L'Aquila y a la epidemida de Ébola en Guinea y otros países vecinos: 

Han pasado exactamente cinco años del terremoto que ha golpeado a L'Aquila y su territorio. En este momento queremos unirnos con aquella comunidad que ha sufrido tanto, que todavía sufre, lucha y espera, con tanta confianza en Dios y en la Virgen. Oremos por todas las víctimas: que vivan para siempre en la paz del Señor. Y recemos por el camino de resurrección del pueblo de L'Aquila: la solidaridad y el renacimiento espiritual, sean la fuerza de la reconstrucción material. 

Recemos por las víctimas del virus del Ébola que se ha desarrollado en Guinea y países vecinos. Que el Señor sostenga los esfuerzos para combatir el inicio de esta epidemia y para asegurar cuidado y asistencia a todos los necesitados.

Al termino del ángelus y por expreso deseo del Papa se distribuyeron gratuitamente, como regalo del Pontífice a los fieles presentes en la plaza de San Pedro, varios miles de evangelios en edición de bolsillo. El Santo Padre explicó el gesto de esta manera:

Y ahora me gustaría tener un gesto sencillo con vosotros. En los pasados domingos he sugerido a todos vosotros que consiguierais un pequeño Evangelio, para llevar uno mismo durante el día para poder leerlo a menudo. Entonces me ha acordado de la antigua tradición de la Iglesia, durante la Cuaresma, de entregar el Evangelio a los catecúmenos, a los que se preparan para el bautismo. Entonces hoy quiero ofreceros a vosotros que estáis en la plaza, pero como un signo para todos, un Evangelio de bolsillo. Os será distribuido gratuitamente. Hay lugares en la plaza para esta distribución. Yo los veo allí, allí, allí, allí, allí.... Acercaros a los lugares y tomad el Evangelio. ¡Tomadlo, tomadlo con vosotros, y leedlo cada día! ¡Es el mismo Jesús el que os habla allí! ¡Es la palabra de Jesús! ¡Esta es la Palabra de Jesús!

Y como Él, os digo: ¡gratuitamente habéis recibido, gratuitamente dad! ¡Dad el mensaje del Evangelio! Pero a lo mejor alguno de vosotros no cree que esto sea gratuito. “¿Pero cuanto cuesta? ¿Cuánto debo pagar, padre? Pero hagamos una cosa, a cambio de este regalo, haced un acto de caridad, un gesto de amor gratuito: una oración por los enemigos, una reconciliación, alguna cosa...

Hoy se puede leer el Evangelio también con muchos instrumentos tecnológicos. Se puede llevar encima la Biblia entera en un teléfono móvil, en un Tablet. Lo importante es leer la Palabra de Dios, con todos los medios, pero leer la Palabra de Dios, ¡Es Jesús que nos habla allí!, y acogerla con el corazón abierto: ¡entonces la buena semilla da fruto!

Como de costumbre, el papa Francisco concluyó su intervención diciendo:

"Vi auguro buona domenica e buon pranzo. Arrivederci!" (Os deseo buen domingo y una buena comida. ¡Hasta pronto!)

(RED/IV)

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Francisco: 'Sólo Jesús nos puede sacar de las tumbas interiores'
El Santo Padre visita la parroquia romana de San Gregorio Magno. En su homilí­a advierte que el pecado nos convierte en 'corruptos' y 'nuestra alma comienza a oler mal'

Por Redacción

ROMA, 06 de abril de 2014 (Zenit.org) - Este quinto domingo de Cuaresma, por la tarde, el papa Francisco ha realizado una visita pastoral a la parroquia romana de San Gregorio Magno en el barrio Portuense. Como es costumbre, el Santo Padre ha saludado a los fieles y parroquianos y ha celebrado diversos encuentros con los niños y adolescentes; con los enfermos y los ancianos; con los novios y con los matrimonios jóvenes, cuyos hijos acaban de recibir el Sacramento del Bautismo.

En esta ocasión han sido presentadas al Pontífice las distintas realidades sociales de la zona, entre otras, la Asociación de integración social para personas discapacitadas “Lámpara de los deseos” y la Cooperativa “La Prora”, que se ocupa de la reinserción laboral de los ex reclusos y ex toxicómanos. Además, el Papa ha visitado la Casa de la Caridad, una estructura parroquial, animada por las Carmelitas Menores de la Caridad y diversos voluntarios. Luego ha confesado a cinco fieles en la sacristía. La celebración de la Santa Misa ha coronado la visita a esta parroquia de la periferia romana.

En su homilía, retomando el Evangelio del día sobre la resurrección de Lázaro, el Santo Padre ha señalado que si permanecemos apegados al pecado nos convertimos en "corruptos". Por este motivo, es necesario "salir de las zonas muertas del corazón", de las "tumbas", de la "necrosis espiritual." Esta ha sido la principal exhortación del Pontífice a los numerosos fieles presentes en este templo de la Magliana.

"Todos somos pecadores -ha asegurado el Papa-, pero debemos tener cuidado de no convertirnos en corruptos". "Sólo Jesús puede ayudarnos a escapar de las tumbas del pecado, de las zonas muertas de nuestro corazón", ha insistido. 

"Si estamos muy apegados a estas tumbas, y las protegemos dentro de nosotros y no queremos que todo nuestro corazón resurja de nuevo a la vida, nos corrompemos y nuestra alma comienza a oler mal, al olor de la persona que está unida al pecado", ha añadido.

En este sentido, Francisco ha invitado a tener la fuerza para escuchar lo que Jesús le dice a Lázaro: '¡Lázaro, sal fuera!' "Así os invito a pensar por un momento en silencio: ¿Dónde está mi necrosis? ¿Dónde está la parte muerta de mi alma? ¿Dónde está mi tumba? Y quitar la piedra, quitar la piedra de la vergüenza... Oigamos la voz de Jesús que, con la potencia de Dios, nos dice: 'Sal, sal fuera de esa tumba dentro de ti'", ha enfatizado.

Como ya había hecho en el Ángelus de esta mañana, el Papa ha regalado a todos los feligreses una edición de bolsillo del Evangelio. "Llevadlo siempre con vosotros -ha instado el Santo Padre al final de la homilía-, abridlo y leed algo del Evangelio cuando estéis en una cola o en el autobús, pero sólo si estáis sentados cómodos, sino prestad atención a los bolsillos... Hará mucho bien, un poco cada día".

(RED/IV)

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Mirada al mundo


Mons. Celli: "Comunicar significa tomar conciencia de que somos humanos"
Mensaje del presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales al I Congreso Internacional sobre evangelización digital. Organizado por iMisión, se ha celebrado este fin de semana en Madrid

Por Redacción

MADRID, 06 de abril de 2014 (Zenit.org) - Los días 4, 5 y 6 de abril, se ha celebrado en Madrid el I Congreso Internacional sobre evangelización digital, organizado por iMisión con el título “Misioneros en un mundo enREDado”. 

En el programa de este foro de expertos, han participado el autor de la cuenta de Twiter del papa, Gustavo Entrala; el sacerdote jesuita Antonio Spadaro; la profesora de comunicación de la Universidad Carlos III, Susana Herrera, y el obispo de San Sebastián, Mons. José Ignacio Munilla, entre otros. 

Además, el presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, Mons. Claudio María Celli ha saludado a los participantes a través de una videocoferencia desde el Vaticano, y les ha invitado a una cultura del encuentro, a dar testimonio con la vida y a una formación permanente.

La reunión ha contado también con diferentes mesas redondas y talleres prácticos sobre temas como "Community Management", "gestión de Redes Sociales" y "blogs para evangelizar".

Por su interés, reproducimos el contenido íntegro del video mensaje de Mons. Celli:

Deseo saludar a todos los participantes de este I Congreso de Evangelización en Internet organizado por los jóvenes de “iMisión”.

Mi saludo al iniciar este su congreso, quiere ser una voz de aliento a todos vosotros que queréis vivir el Evangelio en cada uno de los ámbitos en los que os encontráis; en particular en el nuevo ambiente digital habitado por cientos de miles de personas, y donde los cristianos estamos llamados  a “ayudar a las personas de hoy a descubrir el rostro de Cristo” (cf. Benedicto XVI, Mensaje para la 44ª Jornada Mundial de las comunicaciones sociales 2010).

Entre las posibilidades que ofrece la comunicación digital, una de las más importantes tiene que ver con el anuncio del Evangelio. Es claro que no es suficiente adquirir competencias tecnológicas, aunque estas sean importantes. Se trata, sobre todo, de encontrar hombres y mujeres reales, muchas veces heridos o confundidos, para ofrecerles verdaderas razones de esperanza. Este anuncio requiere relaciones humanas auténticas  y directas para dar lugar a un encuentro personal con el Señor. Por lo tanto, la tecnología no es suficiente.

Esto no significa que la presencia de la Iglesia en la red sea inútil; todo lo contrario, es indispensable estar presente, siempre con un estilo evangélico, en este – que para tantos jóvenes – se ha transformado en una especie de ambiente de vida,  para reactivar las preguntas que no se pueden borrar del corazón sobre el sentido de la existencia, e indicar el camino que conduce a Aquel que es la respuesta, la Misericordia divina hecha carne: el Señor Jesús. (cf. Papa Francisco, discurso a los participantes de la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para los laicos, diciembre 2013)

Seguramente, durante su congreso podrán conocer muchos aspectos técnicos sobre las bondades y  peligros con los que se  pueden encontrar en Internet, concretamente en las redes sociales que es el espacio donde vosotros estáis más activos. Sin embargo, deseo recordaros que la comunicación no son los instrumentos, las técnicas o estrategias de persuasión. La comunicación, en definitiva, es la constante dinámica de donación de nosotros mismos, permaneciendo dispuestos a acoger a lo que otros nos ofrecen.

Así, deseo dejaros estas tres imágenes para su reflexión:

Sed promotores de la Cultura del Encuentro

El Santo Padre Francisco nos ha regalado una reflexión muy bella con motivo de la próxima jornada mundial de las comunicaciones sociales, presentándonos una nueva clave de lectura para la parábola del buen samaritano, exhortando a los comunicadores a hacernos “prójimos”; Papa Francisco nos indica que el buen samaritano no sólo se acerca, sino que se hace cargo del hombre medio muerto que encuentra al borde del camino. Por lo tanto, comunicar significa tomar conciencia de que somos humanos, hijos de Dios y que tenemos que construir una Iglesia que sea casa de todos.

Os invito a preguntaros si vuestra comunicación es aceite perfumado para el dolor y vino bueno para la alegría. (Cf. Papa Francisco, Mensaje para la 48 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2014)

Llamados a dar testimonio

Estamos llamados a ser testigos coherentes de la fe que profesamos, teniendo en cuenta que nuestra vocación misionera no tiene que ser vivida como un expansionismo beligerante, sino como una voluntad de donarse a los demás siendo disponibles y pacientes para atender las necesidades, preguntas y dudas de tantas personas que buscan la verdad y el sentido de su existencia (Cf. Benedicto XVI, Mensaje para la XLVII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2013); Papa Francisco, en este sentido, nos está dando grandes lecciones de apertura coherente y respetuosa a quien no necesariamente piensa como nosotros.

Formación 

Finalmente, es necesario seguir creando espacios de formación ante las transformaciones técnicas, sociales y culturales que estamos viviendo. Como miembros activos  de la Iglesia tendremos que conocer los nuevos lenguajes y reconocer el contexto donde realizaremos nuestra misión.  Gracias a la formación permanente podremos “saber ser y saber estar” en los nuevos ambientes comunicativos donde estamos llamados a vivir nuestra fe.

Precisamente, por este motivo he querido enviar este saludo a todos los participantes de este congreso, con el auspicio que durante estas jornadas tengáis la oportunidad de compartir y enriquecerse mutuamente.

Que Dios bendiga vuestro trabajo.

+ Claudio María Celli
Presidente

***

iMisión es una iniciativa que cuenta ya con más de un año de vida. Fundada por el sacerdote marianista Daniel Pajuelo y la religiosa de la Pureza de María, Xiskya Valladares, está coordinado por un grupo de religiosos y seglares.

Presente en Twitter con 8.600 seguidores y en Facebook con 7000 amigos, entre sus objetivos, "busca tejer una red de católicos comprometidos con la evangelización en Internet, ofrecerles formación y favorecer el encuentro y la reflexión".

Su principal inspiración es la doctrina de la Iglesia en el terreno de los medios de comunicación y el mayor ejemplo el papa Francisco, que supera los cuatro millones de seguidores en su cuenta de Twitter en lengua española.

Uno de los frutos de iMision es el "iDecálogo" para evangelizar en las redes, que ha sido traducido a cinco idiomas y está disponible para su descarga en la web del grupo www.imision.org.

Para más información: http://congreso.imision.org

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Delegación filipina agradece al Papa el apoyo por los daños del tifón Haiyán
"Vi muchos cadáveres. Salimos del aeropuerto y bendije algunos de ellos"

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Hablaron con Francisco durante la audiencia general, y algo más... (Video)
Acompañan a enfermos de peregrinación a Lourdes, Fátima, Loreto y Tierra Santa

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Juan XXIII, el Papa que esquivaba a los gendarmes para pasear fuera del Vaticano (Video)
Su ayudante de cámara, Guido Gusso, le ayudaba a salir sin que nadie se diera cuenta

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


San Pedro de Verona
«Defensor de la fe frente a la herejía maniquea. Un excelso predicador que convirtió a incontables personas en Italia, donde evangelizó. Fue agraciado, entre otros dones, con el de milagros. Es protomártir de la orden dominicana»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 06 de abril de 2014 (Zenit.org) - Nació en 1205 en Verona, Italia, cuando los cátaros propagaban el maniqueísmo. En su propia familia tenía a los enemigos de la fe ya que había quedado atrapada por las consignas de la herejía. Pero sus padres, respetuosos, abiertos y generosos, posibilitaron sus estudios en un centro católico. De allí salió pertrechado con una gran preparación que le permitiría hacer frente a los opositores con el rigor debido. Un tío suyo, cátaro convencido, tuvo ocasión de constatar de primera mano lo consolidados que estaban los principios en el ánimo del adolescente que recitó con fervor el símbolo de la fe nicena. Este pariente al escucharle quedó impresionado por la contundencia de los argumentos esgrimidos, y no ocultó su inquietud.

Más tarde, siendo Pedro estudiante universitario en Bolonia, compañías poco aconsejables le jugaron malas pasadas y se vio asaltado por distintas tentaciones. Pero ese tiempo no se dilató. Dios tenía para él grandes misiones. La Orden de Predicadores estaba en su apogeo en el momento en que el joven, que tenía 16 años, conoció a Domingo de Guzmán. Seducido por sus palabras se hizo dominico y recibió el hábito que le impuso personalmente el santo. Si de niño había destacado por su inteligencia, sinceridad y firmeza en sus decisiones, como religioso cumplió con estricta fidelidad su compromiso. Tomó el evangelio, se aplicó en el estudio y mantuvo vivo un estado de oración. Además, buscando una penitencia radical se abrazó a las austeridades, como había hecho su fundador.

De manera concienzuda preparaba ante Cristo su predicación, para lo cual se recogía durante la noche meditando y orando. Mientras evangelizaba en Lombardía, en estas cotidianas vigilias que tenían lugar en su celda, hallándose en estado de contemplación se le presentaron tres santas que fueron martirizadas: Inés, Cecilia y Catalina de Alejandría, con las cuales mantuvo un diálogo. Informado el prior por otros frailes, que habían escuchado voces tras los muros, fue severamente reprendido en el capítulo. Le recriminaron por haber violado la clausura amén de introducir a mujeres en su humilde aposento. Se juzgó con severidad esta supuesta imprudencia que revestía innegable gravedad para un consagrado. Él guardó escrupuloso silencio y acogió obedientemente su traslado al convento de la Marca Ancona.

Le habían prohibido predicar, de modo que se dedicó a estudiar con más ahínco. Suplicaba a Dios con insistencia: el peso del apego a la fama era importante. Él conocía su inocencia, pero, ¿qué pensarían los demás? Un día se dirigió al crucifijo y mostró su desconsuelo: «Señor, Tú sabes que no soy culpable. ¿Por qué permites que me calumnien?». Jesús respondió: «¿Y qué hice yo, Pedro, para merecer la pasión y la muerte?». Impactado por estas palabras se sintió avergonzado y afligido. También salió fortalecido para afrontar la pena. Poco tiempo después quedó al descubierto su inocencia.Volvió a la predicación y cosechó mayores frutos apostólicos.

Ordenado sacerdote, y siendo hombre de diálogo, comenzó a difundir el evangelio por la Toscana, Milanesado y la Romaña. Su objetivo primordial eran los cátaros. Fueron incontables los herejes que volvieron a la Iglesia tras escuchar sus palabras. Uno de ellos Rainiero de Piacenza. Las multitudes buscaban su curación espiritual y física tratando de acceder a él aunque para ello tenían que abrirse paso a empujones. Él mismo tenía que ser izado porque de otro modo habrían podido arrollarle. Las iglesias y espacios al aire libre servían a los fieles para acoger jubilosos a este gran confesor. Tenía para cada uno de los penitentes el juicio justo, sabio, encarnado en el amor misericordioso de Dios. En la intensa labor evangelizadora que llevaba a cabo su virtud le precedía. Creó las «Asociaciones de la fe» y la «Cofradía para la alabanza de la Virgen María».

A lo largo de su vida experimentó muy diversas pruebas, menosprecios y ataques. Pero amaba a Cristo y nada trocó su voluntad. Llegó a ser superior de los conventos de Piacenza, Como y Génova. Predicó por Roma, Florencia, Milán… Por todos los lugares iba dejando una estela de milagros, don con el que fue agraciado. Alguna vez personas maliciosas intentaron tentarle fingiendo una enfermedad. Es lo que hizo un hereje en Milán que gozaba de buena salud. Si lograba confundir al santo, lo dejaría en evidencia. Pedro le dijo:«Ruego al Señor de todo lo creado, que si tu enfermedad no es verdadera, te trate como lo mereces». Inmediatamente sufrió el mentiroso los síntomas de la lesión que simuló, y rogó la curación que en ese momento precisaba para huir de tan punzantes dolores. Compadecido el santo de su arrepentimiento, trazó la señal de la cruz y le liberó del mal. Además, logró su conversión.

A Pedro siempre le acompañó la sed de martirio que no dudaba en suplicar le fuera concedida. En 1232 Gregorio IX, que lo conocía, le nombró inquisidor general (como luego hizo Inocencio IV), lo que suscitó muchas enemistades. Incluso hubo una conjura para asesinarle. Veinte años más tarde, mientras predicaba en Como fue informado de que se conspiraba contra su vida tasada en 40 libras milanesas. Respondió sin inmutarse: «Dejadles tranquilos; después de muerto seré todavía más poderoso». Transcurridos quince días, concretamente el 6 de abril de 1252, cuando regresaba a Milán desde Como, convento del que era prior, cerca de la localidad de Barlassina recibió dos hachazos en la cabeza que le profirieron los enemigos de la fe. Sangrando, pero aún con vida, recitaba el Credo y, según narran las crónicas, a punto de expirar con su propia sangre escribió con un dedo en el suelo: «Credo in Deum». Tenía 46 años.

El 25 de marzo del 1253, al año siguiente de su muerte, fue canonizado por Inocencio IV. Es protomártir de la Orden dominicana. Carino, ejecutor del santo, se arrepintió después, y se hizo dominico. Sus signos visibles de virtud hicieron que fuese venerado por parte del pueblo.

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