6.04.14

 

Se supone que era un bautizo. Y ciertamente lo fue. Umma recibió el agua que la limpiaba del pecado original. Lástima que todo lo que rodea a la criatura nos lleva a pensar que va a ser complicado que reciba algo más que tenga que ver con la fe católica. Porque lo que es su madre, y la amante lesbiana que convive con ella, tienen muy claro que el acto de este sábado pasado es solo un paso hacia el pleno reconocimiento de su unión por parte de la Iglesia Católica. Sabemos que tal cosa es imposible, pero da lo mismo. Han logrado lo que buscaban. Tan es así, que han celebrado su éxito con el “tierno” beso que acompaña a este post. Ver a dos lesbianas besándose en una catedral católica con una imagen de la Virgen al fondo es algo que hace años no cabría en mente católica alguna. Pero ahí lo tienen. La argentina Córdoba ha pasado a la historia por algo así. Como para celebrarlo…

¿Se podría haber evitado? Sin la menor duda sí. Incluso aceptando que se han cumplido los requisitos canónicos para bautizar a esa pequeña, es evidente que con un mínimo de sensibilidad y respeto hacia Dios y lo sagrado, no habríamos asistido a este espectáculo. Por ejemplo, nada impedía ni al arzobispo ni al sacerdote que celebró el bautismo haber exigido que fuera una ceremonia absolutamente discreta, en una capilla y con la prohibición expresa de entrada en el templo a cualquier fotógrafo, fuera o no de la prensa. Y, por supuesto, al acabar la ceremonia, todos fuera del templo.

Pero no, se decidió cederles la catedral y consentir toda la parafernalia propia del lobby gay. De tal manera que lo que debería ser un motivo de alegría -el bautismo de una cría- se ha convertido en escándalo intolerable para multitud de fieles. Fieles que no son una panda de fariseos y escribas hipócritas, sino simplemente cristianos que no entienden por qué se permite que un templo de Dios se convierta en un espectáculo de pecado y profanación sacramental. Sí, hablo de profanación porque es lo que siento que ha pasado. Y como lo siento, lo digo.

Algo pasa en nuestra Iglesia para que cosas así ocurran sin que haya consecuencias graves para quienes lo han consentido. Una Iglesia que ha dado mártires que prefirieron entregar su sangre antes que profanar lo sagrado hoy admite, al menos eso parece, que se use algo tan precioso como un bautismo para hacer propaganda del lesbianismo y la sodomía. Digo sodomía porque parece claro que hubiera ocurrido lo mismo si los “padres” fueran hombres. Es como para que nos lo hagamos mirar. Y no sería de extrañar que haya fieles que aman de verdad a Dios que quieran reclamar filialmente un poco de respeto a quienes deben ser los primeros en impedir espectáculos tan denigrantes como este.

Acabo este post pidiendo a Dios que cubra con su gracia a Umma. Ojalá la llame a entregar su vida a Cristo como religiosa consagrada.

Luis Fernando Pérez Bustamante