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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 19 de abril de 2014

LA FRASE DEL SÁBADO 19 DE ABRIL

"El recuerdo de la Pasión Santísima de Jesucristo y la meditación de sus virtudes... conducen al alma a la unión íntima con Dios, al recogimiento interior y a la contemplación más sublime..." (San Pablo de la Cruz, 1694 - 1775)

 


El papa Francisco

Francisco: volver al primer amor para recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo
Celebración de la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro presidida por el Santo Padre

Texto completo de la homilí­a del Santo Padre en la Vigilia Pascual
El Santo Padre invita a "volver a Galilea", el momento en el que los ojos de Jesús se cruzaron con los nuestros

El limosnero del Papa lleva dinero a sintecho de Roma
Monseñor Konrad repartió sobres con dinero y una felicitación de Pascua del Santo Padre

El Papa reza por las víctimas del naufragio en Corea
El accidente del buque Sewol deja 28 fallecidos y casi 300 desaparecidos

Dios no nos trata según nuestros pecados, sino según su misericordia
Palabras del Santo Padre al finalizar el Vía Crucis

Santa Sede

La Basílica de Santa María Mayor celebra la 'hora de la Madre'
La Virgen María, la mejor cristiana y la mejor discípula

Benedicto XVI

Hace 9 años Benedicto XVI fue elegido Sucesor de Pedro
De humilde trabajador de la viña de Señor a peregrino que empieza la útima etapa de su peregrinación en esta tierra

Rome Reports

El Vaticano estrena Media Center para recibir a miles de periodistas durante las canonizaciones (Video)
Instalan Centro de Prensa especial en el Aula Pablo VI

El milagro que permitió la canonización de Juan Pablo II (Video)
Floribeth Mora se curó de un aneurisma cerebral irreversible

El sábado se cumplen nueve años de la elección de Benedicto XVI (Video)
Joseph Ratizinger se convirtió en Benedicto XVI tres días después de su 78 cumpleaños

Espiritualidad

De la muerte... ¡a la vida!
Domingo de Pascua

Beato Conrado de Ascoli
«Obediencia y fidelidad de un insigne franciscano, humilde y penitente, que evangelizó África, Roma y París. Fue estimado por el papa Nicolás IV, su amigo de infancia y compañero en la misma Orden, quien pensó designarlo cardenal»


El papa Francisco


Francisco: volver al primer amor para recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo
Celebración de la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro presidida por el Santo Padre

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 19 de abril de 2014 (Zenit.org) - En la noche en la que la Iglesia celebra la Resurrección de Jesús, el Santo Padre ha presidido en la Basílica de San Pedro la Vigilia Pascual y con la bendición del fuego en el atrio ha comenzado la solemne celebración. El papa Francisco ha entrado a oscuras y en completo silencio en la Basílica, con la única luz que daba el Cirio Pascual. Poco a poco, la Basílica se ha ido iluminando con la luz de las velas de los fieles, que se iban pasando unos a otros con la llama que venía del Cirio. La luces se han encendido cuando el Santo Padre estaba frente al altar del baldaquino.

Tras escuchar el pregón, se han leído las tres lecturas del Antiguo Testamento y los tres salmos, -se ha elegido la versión breve de la liturgia- ha resonado el Gloria con fuerza acompañado por el repicar de las campanas. A continuación, se ha leído la lectura de la carta de San Pablo a los romanos, se ha entonado el Aleluya a son de trompetas y finalmente la lectura del Evangelio de la Resurrección.

La homilía de esta Vigilia Pascual, ha sido una invitación del Santo Padre a "volver a Galilea". El Papa ha recordado que tras la muerte del Maestro "los discípulos se habían dispersado; su fe se deshizo, todo parecía que había terminado, derrumbadas las certezas, muertas las esperanzas". Pero el anuncio de las mujeres cuando se presentó como un rayo de luz en la oscuridad. La noticia de la resurrección de Jesús llegó junto al mandado de ir a Galilea "allí me verán", dijo Jesús.

Francisco ha recordado que Galilea "es el lugar de la primera llamada, donde todo empezó". A continuación el Papa ha explicado que volver a Galilea "quiere decir releer todo a partir de la cruz y de la victoria". Es decir, releer "la predicación, los milagros, la nueva comunidad, los entusiasmos y las defecciones, hasta la traición; releer todo a partir del final, que es un nuevo comienzo, de este acto supremo de amor".

Cada uno de nosotros, ha indicado, tiene también un 'Galilea' en el comienzo del camino con Jesús.  Y volver a Galilea "significa sobre todo volver allí, a ese punto incandescente en que la gracia de Dios me tocó al comienzo del camino", ha afirmado el Pontífice.

Asimismo, ha añadido que "con esta chispa puedo encender el fuego para el hoy, para cada día, y llevar calor y luz a mis hermanos y hermanas". Por eso, el Santo Padre ha invitado a los fieles a preguntarse "¿cuál es mi Galilea? ¿Dónde está mi Galilea? ¿La recuerdo? ¿La he olvidado?"

Para concluir, Francisco ha explicado que esto no quiere decir "volver atrás, no es una nostalgia" sino "volver al primer amor para recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo, y llevarlo a todos, a todos los extremos de la tierra!".

Al concluir la homilía, el Santo Padre ha bautizado a 10 catecúmenos: el más pequeño, un italiano de 7 años y el más mayor un vietnamita de 58 años. Los otros bautizados proceden de Bielorrusia, Senegal, Líbano y Francia.

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Texto completo de la homilí­a del Santo Padre en la Vigilia Pascual
El Santo Padre invita a "volver a Galilea", el momento en el que los ojos de Jesús se cruzaron con los nuestros

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 19 de abril de 2014 (Zenit.org) - El Evangelio de la resurrección de Jesucristo comienza con el ir de las mujeres hacia el sepulcro, temprano en la mañana del día después del sábado. Se dirigen a la tumba, para honrar el cuerpo del Señor, pero la encuentran abierta y vacía. Un ángel poderoso les dice: «Vosotras no temáis», y les manda llevar la noticia a los discípulos: «Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea» . Las mujeres se marcharon a toda prisa y, durante el camino, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». No tengais miedo, no temais, no temais. Es la voz que anima a abrir el corazón para recibir este anuncia porque después de la muerte del Maestro, los discípulos se habían dispersado; su fe se deshizo, todo parecía que había terminado, derrumbadas las certezas, muertas las esperanzas. Pero entonces, aquel anuncio de las mujeres, aunque increíble, se presentó como un rayo de luz en la oscuridad. La noticia se difundió: Jesús ha resucitado, como había dicho... Y también el mandato de ir a Galilea; las mujeres lo habían oído por dos veces, primero del ángel, después de Jesús mismo: «Que vayan a Galilea; allí me verán». No temáis e id a Galilea. Galilea es el lugar de la primera llamada, donde todo empezó. Volver al lugar  de la primera llamada. Volver allí, volver al lugar de la primera llamada. Jesús pasó por la orilla del lago, mientras los pescadores estaban arreglando las redes. Los llamó, y ellos lo dejaron todo y lo siguieron.

Volver a Galilea quiere decir releer todo a partir de la cruz y de la victoria. Sin miedo, no temais. Releer todo: la predicación, los milagros, la nueva comunidad, los entusiasmos y las defecciones, hasta la traición; releer todo a partir del final, que es un nuevo comienzo, de este acto supremo de amor.

También para cada uno de nosotros hay una «Galilea» en el comienzo del camino con Jesús. «Ir a Galilea» tiene un significado bonito, significa para nosotros redescubrir nuestro bautismo como fuente viva, sacar energías nuevas de la raíz de nuestra fe y de nuestra experiencia cristiana. Volver a Galilea significa sobre todo volver allí, a ese punto incandescente en que la gracia de Dios me tocó al comienzo del camino. Con esta chispa puedo encender el fuego para el hoy, para cada día, y llevar calor y luz a mis hermanos y hermanas. Con esta chispa se enciende una alegría humilde, una alegría que no ofende el dolor y la desesperación, una alegría buena y serena.

En la vida del cristiano, después del bautismo, hay otra Galilea, hay también una «Galilea» más existencial: la experiencia del encuentro personal con Jesucristo, que me ha llamado a seguirlo y participar en su misión. En este sentido, volver a Galilea significa custodiar en el corazón la memoria viva de esta llamada, cuando Jesús pasó por mi camino, me miró con misericordia, me pidió de seguirlo; ir a Galilea significa recuperar la memoria de aquel momento en el que sus ojos se cruzaron con los míos, el momento en que me hizo sentir que me amaba.

Hoy, en esta noche, cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿Cuál es mi Galilea? Hacer memoria, ir atrás ¿Dónde está mi Galilea? ¿La recuerdo? ¿La he olvidado? Búscala y la encontrarás, allí te espera el Señor. He andado por caminos y senderos que me la han hecho olvidar. Señor, ayúdame: dime cuál es mi Galilea; sabes, yo quiero volver allí para encontrarte y dejarme abrazar por tu misericordia. No tener miedo, no temer. Volved a Galilea.

El evangelio de Pascua es claro: es necesario volver allí, para ver a Jesús resucitado, y convertirse en testigos de su resurrección. No es un volver atrás, no es una nostalgia. Es volver al primer amor, para recibir el fuego que Jesús ha encendido en el mundo, y llevarlo a todos, a todos los extremos de la tierra.

«Galilea de los gentiles»: horizonte del Resucitado, horizonte de la Iglesia; deseo intenso de encuentro... ¡Pongámonos en camino!

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El limosnero del Papa lleva dinero a sintecho de Roma
Monseñor Konrad repartió sobres con dinero y una felicitación de Pascua del Santo Padre

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 19 de abril de 2014 (Zenit.org) - El limosnero del Papa, monseñor Konrad Krajewski, visitó en la noche de este Viernes Santo a algunos sintecho de Roma para entregarles una felicitación de Pascua y una ayuda económica (gracias a los ingresos de los pergaminos de las Bendiciones) de parte del Santo Padre. El limosnero y monseñor Diego Ravelli -ceremoniero pontificio- se dirigieron a las zonas cercanas a la estación de Termini, Santa María la Mayor y Ostiense durante la celebración del Vía Crucis del Coliseo, donde el Santo Padre estuvo presente.  

Esta mañana, han recibido el mismo regalo unas 30 mujeres que se alojan estos días en la Casa Dono di Maria, en el Vaticano, gestionada por las Misioneras de la Caridad. De esta forma, se ha vaciado prácticamente la caja de la Limosnería apostólica, informa una nota de Radio Vaticana.

Por su parte, monseñor Krajewski ha recordado que el Papa le ha invitado a ir y buscar a los pobres, a no estar detrás de un escritorio, más bien a venderla para vencer las tentaciones de permanecer en la oficina. La iniciativa -ha afirmado el limosnero- se ha tomado después de haber escuchado la meditación del padre Raniero Cantalamessa en la Celebración de la Pasión de Viernes Santo, en la que el predicador de la Casa Pontificia denunció la idolatría del dinero.

Finalmente, el limosnero ha contado la alegría de los sintecho al recibir el inesperado regalo del Papa. Algunos de ellos estaban preparando los cartones para poder dormir y se pusieron a bailar de felicidad dando gracias a la Providencia Divina. Monseñor Krajewski había preparado en los últimos 14 años el Vía Crucis del Coliseo, este año, cuenta a Radio Vaticana, "he hecho el Vía Crucis con los mendigos".

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El Papa reza por las víctimas del naufragio en Corea
El accidente del buque Sewol deja 28 fallecidos y casi 300 desaparecidos

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 19 de abril de 2014 (Zenit.org) - "Os invito a uniros a mi oración por las víctimas del trágico naufragio en Corea y por sus familiares". Con esta tuit lanzado en inglés e italiano desde la cuenta de twitter de @pontifex, el Santo Padre muestra su cercanía por el accidente de la embarcación Sewol, que tuvo lugar en el país asiático el pasado día 16 de abril.

Hasta ahora, según los datos oficiales, se contabilizan 179 personas rescatadas con vida, 28 muertos y 268 desaparecidos. A bordo de la embarcación había 475 pasajeros, gran parte de ellos eran estudiantes surcoreanos en viaje turístico a la isla de Jeju. Las operaciones de rescate para buscar posibles supervivientes siguen en marcha. El comandante ha sido arrestado bajo acusación de negligencia y violación del derecho marítimo.

El obispo de Jeju, y presidente de la Conferencia Espiscopal de Corea del Sur, monseñor Peter Kang U-il, ha indicado en declaraciones a la agencia Asianews: "Sólo podemos rezar por ellos y por sus familias, presa de la ansiedad, con la esperanza de que nuestra oración y nuestra solidaridad puedan ser un poco de consuelo".

Asimismo ha afirmado que toda Corea "se encuentra en un estado de gran dolor y ansiedad severa, también porque entre las víctimas de esta terrible tragedia hay varios adolescentes que querían hacer un viaje".

Por su parte, el presidente, Park Geun-hye, instó a todas las partes a "actuar con rapidez, salvando cada vida como sea posible".
 Según monseñor Kang, "a pesar de los esfuerzos de las autoridades, las esperanzas de recuperar algún pasajero seguirá disminuyendo hora tras hora. El mar en la zona es realmente terrible, y esto no ayuda. Los sobrevivientes al momento están molestos, el trauma psicológico que han sufrido es realmente enorme, sólo podemos orar al Señor para ayudar a las víctimas y sus familias, y esperamos que con la oración y la solidaridad pueda de alguna manera haber tranquilidad en todas las personas involucradas en este desastre".

Según algunos expertos, se cree que el ferri realizó un giro brusco, en vez de cambiar de dirección de forma gradual, lo que podría haber desplazado parte de la carga hacia un solo lado y finalmente volcarlo. Por otro lado se maneja la hipótesis de que fue la colisión con una roca lo que provocó el accidente.

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Dios no nos trata según nuestros pecados, sino según su misericordia
Palabras del Santo Padre al finalizar el Vía Crucis

Por Redacción

ROMA, 19 de abril de 2014 (Zenit.org) - Publicamos a continuación las palabras que el Santo Padre pronunció al finalizar el Vía Crucis el Viernes Santo, en el Coliseo.

Dios ha puesto sobre la Cruz de Jesús todo el peso de nuestros pecados, todas las injusticias perpetradas por cada Caín contra su hermano, toda la amargura de la traición de Judas y de Pedro, toda la vanidad de los prepotentes, toda la arrogancia de los falsos amigos. Era una Cruz pesada, como la noche de las personas abandonadas, pesada como la muerte de los seres queridos, pesada porque resume toda la fealdad del mal. Sin embargo, es también una Cruz gloriosa como el alba de una noche larga, porque representa en todo el amor de Dios que es más grande que nuestras iniquidades y que nuestras traiciones. En la Cruz vemos la monstruosidad del hombre, cuando se deja guiar por el mal; pero vemos también la inmensidad de la misericordia de Dios que no nos trata según nuestros pecados, sino según su misericordia.

Frente a la Cruz de Jesús, vemos casi hasta tocar con las manos cuánto somos amados eternamente, frente a la Cruz nos sentimos 'hijos' y no 'cosas' u 'objetos', como afirmaba San Gregorio Nacianceno dirigiéndose a Cristo con esta oración: "Si no existieras tú, mi Cristo, me sentiría criatura acabada. He nacido y me siento disolver, como duermo descanso y camino, me enfermo y curo, me asaltan sin número los tormentos, gozo del sol y de cuanto fructifica la tierra. Después muero y la carne se convierte en polvo como la de los animales, que no tienen pecados. Pero yo, ¿qué tengo más que ellos? Nada sino Dios, si no existieras tú, Oh, Cristo mío, me sentiría criatura acabada. Oh, Jesús, guíanos desde la cruz hasta la resurrección, y enséñanos que el mal no tendrá la última palabra, sino el amor, la misericordia y el perdón. Oh, Cristo, ayúdanos a exclamar nuevamente: ayer estaba crucificado con Cristo, hoy soy glorificado con Él. Ayer había muerto con Él, hoy estoy vivo con Él. Ayer estaba sepultado con Él, hoy he resucitado con Él".

Finalmente, todos juntos, recordamos a los enfermos, recordamos a todas las personas abandonadas bajo el peso de la Cruz, para que encuentren en la prueba de la Cruz la fuerza de la esperanza, de la esperanza de la Resurrección y del amor de Dios".

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Santa Sede


La Basílica de Santa María Mayor celebra la 'hora de la Madre'
La Virgen María, la mejor cristiana y la mejor discípula

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 19 de abril de 2014 (Zenit.org) - Una tradición que ya cumple 25 años se ha repetido nuevamente esta mañana en la Basílica papal romana de Santa María Mayor, "la hora de la Madre". El arcipreste de la Basílica, el cardenal Santos Abril y Castelló, ha presidido la celebración mariana.

El purpurado explica en una entrevista a Radio Vaticana que "creemos que es importante que en esta Basílica, que es precisamente el centro de la devoción a la Virgen, no solamente en Roma, sino también por su significado teológico para toda la Iglesia, estén unidas las varias reflexiones recogidas las otras veces: pensar en María y revivir lo que la Virgen ha vivido durante esas horas, mientras estaba a la espera de la Resurrección del Señor, de la Resurrección del Hijo. Estaba segura que sucedería. Es una devoción que en Oriente se recuerda todavía. De hecho, en nuestra celebración recogemos muchos textos tanto de la Iglesia oriental, como de la occidental". Asimismo añade que "sobre todo hemos subrayado el sentido de fe, el sentido de amor y de total confianza que tenía en esta misión de Madre de la Iglesia, buscando colocarlo en el momento actual de la vida de Iglesia".

Además, el purpurado afirma que "creo que es muy importante que la Virgen pueda ser el gran camino hacia el Señor, que nos conduzca hacia el Hijo. Y Ella, que ha sido la mejor cristiana y también la mejor discípula, nos guíe hacia su Hijo". Y junto a todo ello, también han tenido presente el hecho de que el Santo Padre ha querido ir ya siete veces a esta Basílica desde el inicio de su pontificado a venerar a la Virgen.

Por otro lado el cardenal Abril y Castelló explica qué pueden aprender hoy los fieles de María, "pueden ver, antes de nada, ese sentido de donación total, de confianza total en la voluntad del Señor y después ver cómo ha seguido al Hijo con discreción, siempre en segundo plano, pero con un lugar importantísimo. Además, el arcipreste también cree que hoy sea muy importante "acercar esta Iglesia a la Madre de Jesús, a la Madre de la Iglesia", y por eso en esta ocasión "hemos querido reunirnos en torno a María, pidiendo que Ella nos guíe, que guíe al Santo Padre, que guíe a nuestra Iglesia, también en el deseo actual de renovación de la vida de la Iglesia; para poder ser testigos en el mundo del amor y de la fidelidad a la Iglesia; porque esta fe nos transforma en servidores que aquellos que necesitan de nuestro amor, de nuestra caridad y de nuestro servicio, como el Santo Padre insiste tantas veces".

Haciendo referencia a las ocasiones en las que el Santo Padre ha hablado de misericordia en este Basílica, el cardenal cree que "este sea uno de los aspectos importantes sobre el cuál el Santo Padre insiste con frecuencia: el aspecto de la Misericordia de Dios, de saber ir hacia el Señor que nos acoge siempre". Y finaliza la entrevista recordando que "aquí hay una reflexión espléndida del Santo Padre, cuando dice: 'podemos ser pecadores pero, si nos arrepentimos y vamos hacia el Señor, Él nos acoge siempre".

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Benedicto XVI


Hace 9 años Benedicto XVI fue elegido Sucesor de Pedro
De humilde trabajador de la viña de Señor a peregrino que empieza la útima etapa de su peregrinación en esta tierra

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 19 de abril de 2014 (Zenit.org) - Eran las 17.50 del 19 de abril del 2005 cuando la fumata blanca anunciaba al mundo la elección del nuevo pontífice. El entonces cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe y decano del Colegio de cardenales, fue elegido el Papa 265 de la Iglesia, por el Cónclave reunido tras la muerte de Juan Pablo II.

El día 18 de abril, antes del inicio del Cónclave, el entonces cardenal Ratzinger pronunció la homilía de la misa 'por la elección del romano pontífice' en la que pidió a Dios un nuevo Papa, que como Juan Pablo II, lleve a la humanidad hacia el amor de Cristo.

'En este momento, pidamos sobre todo con insistencia al Señor que, después del gran don del Papa Juan Pablo II, nos dé de nuevo un pastor según su corazón, un pastor que nos guíe al conocimiento de Cristo, a su amor, a la verdadera alegría', fue su petición al dirigirse en particular a los 115 cardenales electores.

Su homilía se convirtió en una reflexión sobre la vocación de los cardenales, como pastores de la Iglesia, llamados a conducir a los fieles hacia una fe adulta. 'La pequeña barca del pensamiento de muchos cristianos con frecuencia ha quedado agitada por las olas, zarandeada de un extremo al otro: del marxismo al liberalismo, hasta el libertinismo; del colectivismo al individualismo radical; del ateísmo a un vago misticismo religioso; del agnosticismo al sincretismo, etc.', afirmó el purpurado alemán horas antes de ser él mismo elegido como nuevo Pontífice.

Al día siguiente, el cardenal Jorge Arturo Medina Estévez, protodiácono, dio oficialmente el anuncio. Ya como Benedicto XVI, desde la loggia de la Basílica de San Pedro, pronunicó sus primeras palabras como Sucesor de Pedro: "Queridos hermanos y hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones. En la alegría del Señor resucitado, confiando en su ayuda continua, sigamos adelante. El Señor nos ayudará y María, su santísima Madre, estará a nuestro lado. ¡Gracias!"

El recién elegido Papa Benedicto XVI presidió la solemne misa de inauguración de su pontificado el domingo 24 de abril de 2005, a las 10.00 de la mañana.

Un pontificado que duró casi 8 años, hasta que el 11 de febrero de 2013 anunció su renuncia, provocando gran sorpresa al mundo entero. Renuncia que se hizo efectiva el 28 de febrero a las 20.00, cuando se despidió desde Castel Gandolfo dando las gracias.

"Gracias. Gracias a vosotros. Queridos amigos, me alegra estar con vosotros, rodeado por la belleza de la creación y por vuestra simpatía, que me hace mucho bien. Gracias por vuestra amistad, por vuestro afecto. Sabéis que para mí este es un día distinto de otros anteriores. Ya no soy Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. Todavía lo seré hasta las ocho de esta tarde, después ya no. Soy simplemente un peregrino que empieza la última etapa de su peregrinación en esta tierra. Pero quisiera trabajar todavía con mi corazón, con mi amor, con mi oración, con mi reflexión, con todas mis fuerzas interiores, por el bien común y el bien de la Iglesia y de la humanidad. Y me siento muy apoyado por vuestra simpatía. Caminemos junto al Señor por el bien de la Iglesia y del mundo. Gracias, y ahora os imparto de todo corazón mi Bendición. Que os bendiga Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Gracias, buenas noches. Gracias a todos."

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Rome Reports


El Vaticano estrena Media Center para recibir a miles de periodistas durante las canonizaciones (Video)
Instalan Centro de Prensa especial en el Aula Pablo VI

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El milagro que permitió la canonización de Juan Pablo II (Video)
Floribeth Mora se curó de un aneurisma cerebral irreversible

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El sábado se cumplen nueve años de la elección de Benedicto XVI (Video)
Joseph Ratizinger se convirtió en Benedicto XVI tres días después de su 78 cumpleaños

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Espiritualidad


De la muerte... ¡a la vida!
Domingo de Pascua

Por Mons. Enrique Díaz Diaz

SAN CRISTóBAL DE LAS CASAS, 19 de abril de 2014 (Zenit.org) - Romanos 6, 3-11: “Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya nunca morirá”

Salmo 117: “Éste es el día del triunfo del Señor. Aleluya”

San Mateo 28, 1-10: “Ha resucitado e irá delante de ustedes a Galilea”

Dos mujeres se arriesgan en la penumbra de la madrugada en búsqueda del cadáver del ser querido, encuentran sólo la tumba vacía; buscaban la muerte, y encuentran la vida. Esperaban cerrar un capítulo doloroso en su vida, dejar en el pasado aquellas ilusiones y aquella esperanza, pero se encuentran con una nueva misión: proclamar la Resurrección y la Vida.Mujeres fieles que no quieren abandonar a Jesús y regresan a ungir y a perfumar el cuerpo amado. Las trágicas escenas de la crucifixión cruzan por su mente. Todo está todavía muy confuso… pero el amor las mueve y se dirigen a la tumba. Esperaban sólo mirar por última vez al ser querido y se convierten en las primeras testigos de la Resurrección. Su amor y fidelidad han vencido las tinieblas de la noche y lejos de dejar en el olvido una historia llena de dolor, aquellas mujeres adquieren una mayor responsabilidad: son constituidas en testigos con plenos derechos, aunque los discípulos duden y se nieguen a aceptarlo. Nosotros también nos hemos acercado esta noche de Vigila Pascual al acontecimiento más grandioso de nuestra vida, a la experiencia trascendental para cada uno de nosotros: Cristo ha vencido a la muerte, Cristo está vivo y nos constituye testigos de su triunfo.

Es un nuevo ciclo, es una nueva historia y San Mateo se encarga de narrarlo cuidadosamente, dando a cada palabra un profundo sentido. Nos cuenta de manera cuidadosa el acercamiento de aquellas mujeres al sepulcro. El camino de las mujeres parece un viaje breve pero resulta decisivo: “Transcurrido el sábado, al amanecer del primer día de la semana...”. Sin darse cuenta, las mujeres han entrado en una nueva contabilidad del tiempo y de la vida, lo que ayer era sábado, normas, leyes y muerte, ahora se convertirá en el primer día de la semana, en el domingo, día del “Señor”, el tiempo de la vida, el tiempo del amor. Todo se hace nuevo y diferente: los aromas y las flores se quedan en sus manos, ya no necesitan perfumar el sepulcro y, aunque ya lo saben en su corazón, necesitan ser informadas de la novedad sensacional. “No está aquí, ha resucitado”. Sus aromas y sus flores ahora tienen que regresar a los principios: “Vayan a Galilea”. Hoy también muchas mujeres, y muchísimos hombres, deberían ser informados que Jesús, el Crucificado, no se encuentra en la tumba. Que sus perfumes y aromas tendrán otros destinatarios. Todo ha cambiado. Hay quienes siguen cargando la cruz sin sentido, hay quienes llevan el sufrimiento a cuestas sin ilusión, como si Cristo no hubiese resucitado. Y el sufrimiento, la cruz y el sepulcro sólo tendrán sentido si se ha experimentado la Resurrección de Cristo. Si no, nos producirán un sentimiento fatalista, de fracaso y se perderá el sentido de la propia existencia. Tan trascendental es el poder sentir a Cristo vivo.

La tarea es difícil, son “simples” mujeres, y aunque lleven en sí mismas la vida, no les creerán; pero ¡qué importa si les creen o no, cuando se proclama y se grita la vida! Atrás ha quedado el último sábado en que deberían guardar reposo, ahora se les dice: “vayan de prisa”. La noticia es tan importante que no admite dilaciones, debe ser conocida en todas partes. Es la alegría mayor y debe ser comunicada con urgencia. Es el Evangelio que transforma, que no puede permanecer oculto en la oscuridad de una tumba. El mundo entero se debe sorprender con la Resurrección de su Señor, todos deben conocer que Jesús ha sido resucitado porque en su Resurrección, todos encontraremos la vida. Porque ha vencido a la muerte, nosotros participamos de su vida. Ya lo afirma San Pablo: “Ustedes considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús”. Por eso ahora estas valientes mujeres son enviadas como testigos de una vida nueva porque ya han contemplado la tumba vacía, porque ya han escuchado el anuncio del ángel.

Las dos Marías han recibido el mensaje del ángel y con “temor y alegría” se encaminan presurosas a cumplir su tarea. No es ya el temor que paraliza, sino el temor que dinamiza y la alegría que impulsa. No han pensado que son mujeres, que son pequeñas, que su palabra vale poco, pues cuando se lleva la vida en el interior no importa si los demás les creerán, porque la vida en el interior estalla y se manifiesta espontáneamente. Se ponen en camino, de prisa como lo había dicho el ángel. La vida tiene que anunciarse y la luz tiene que difundirse, no se puede quedar guardada en el corazón. Que la felicidad cuanto más se difunde, más se acrecienta. Es curioso que tanto el ángel, como después Jesús, las envían a Galilea como si se tratara de regresar a los inicios y a la pequeñez. No es vivir en el pasado, sino recobrar las raíces de toda una experiencia de vida. No es en el sepulcro ni en la muerte donde encontrarán a Jesús, sino en la lucha diaria en pro de la vida, en los olvidados y pequeños, allí es donde Jesús se hace presente. El mundo no puede ni debe ignorar la Resurrección de su Señor, a todos debe darse la oportunidad de conocer que Jesús ha sido resucitado porque en su Resurrección, todos encontraremos la vida. Y Galilea, la región abandonada, pobre y gentil, se convierte en centro que irradiará la nueva luz.

Día de resurrección y de alegría, hoy debemos proclamar que Cristo está vivo, hoy anunciamos a todos que es posible encontrarlo en medio de nosotros, hoy también cada uno de nosotros recibimos el mismo mensaje: “Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”. Sí, el Señor se nos mostrará en cada momento de nuestra vida cotidiana, en la Galilea humilde de nuestros hogares, en el trabajo de los pobres, al lado de los marginados. Hoy proclamemos a grito abierto: ¡Ha resucitado el Señor!

Dios nuestro, que por medio de tu Hijo venciste a la muerte y nos has abierto las puertas de la vida, concédenos defender, cuidar y vivir una vida plena. Amén

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Beato Conrado de Ascoli
«Obediencia y fidelidad de un insigne franciscano, humilde y penitente, que evangelizó África, Roma y París. Fue estimado por el papa Nicolás IV, su amigo de infancia y compañero en la misma Orden, quien pensó designarlo cardenal»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 19 de abril de 2014 (Zenit.org) - Nació el 18 de septiembre de 1234 en Ascoli Piceno, Italia. Formaba parte de una reconocida familia de ilustre abolengo: los Miliani. Uno de sus amigos de infancia era Jerónimo Masci futuro general de la Orden franciscana y papa (Nicolás IV), descendiente también de una relevante familia de la burguesía de Ascoli. Se cuenta que Conrado intuía el futuro que aguardaba a su compatriota porque siendo niños algunas veces se arrodillaba ante él. Y como ese gesto fuera apreciado por otras personas que, como es natural, quisieron saber qué lo impulsaba, con toda naturalidad explicó que veía en él al sucesor de Pedro. Incluso vislumbraba en sus manos las llaves, símbolo de la Iglesia, una apreciación que solo podía provenir de lo alto. Pues bien, esta feliz circunstancia que conllevaba su estrecha convivencia superó lo anecdótico ya que ambos compartieron su vocación por la vida franciscana.

Vistieron el hábito de la Orden a la par en el convento de Ascoli, y siguieron una formación paralela realizando su noviciado en Asís. Pero la Providencia fue preparando a Jerónimo para encarnar misiones de gobierno que marcaron el inicio de dos caminos divergentes entre estos hermanos. Ahora bien, unidos siempre por el ideal de Cristo, y además, en una misma vocación, no dejaron de estar el uno en el corazón del otro. Y Jerónimo acudiría a Conrado en otras circunstancias. Antes, desde 1255 a 1273, aquél pasó por las Marcas y el Lacio, siendo lector de teología y predicador en Dalmacia-Croacia, a instancias de san Buenaventura que apreciaba su valía. Seguro que Conrado tuvo noticias también de su fructífera intervención diplomática en Constantinopla, labor que fue ensalzada porque la situación creada entre la iglesia greco-bizantina y la católica era altamente delicada.

Mientras la vida de Jerónimo discurría por esta senda, Conrado se había trasladado a Peruggia donde se doctoró, enseñó teología y se dedicó a evangelizar. Ambos fueron ejemplo de humildad y obediencia. Luego en el transcurso del capítulo general de Lyon, el 19 de mayo de 1274 Jerónimo fue designado ministro general de la Orden. El último había sido san Buenaventura, pero el Seráfico Doctor desde 1273 asumía la dignidad de cardenal. Murió el 17 de julio de ese año 1274. Una vez que Jerónimo tomó posesión de su nuevo oficio autorizó la partida de Conrado a tierras africanas, concretamente a Libia. Fue el primer misionero de Cirenaica.

En esa época Francia quería invadir España y el papa Nicolás III intervino para impedirlo a través de Masci, asignándole como compañero de tan compleja misión a Conrado. Logrado este propósito, regresaron a Roma donde Masci fue nombrado cardenal en 1278. El beato pasó dos años en Roma, y después fue enviado a París donde impartió teología en su universidad. Pero cuando Jerónimo fue elegido pontífice en 1288 sucediendo a Honorio IV, lo reclamó de nuevo. Tuvo en cuenta su autorizado juicio y estaba seguro de que sería un excelente consejero. La vida de Conrado, celoso e incansable apóstol de Cristo, había estado marcada por la humildad y la penitencia. Se le veía revestido de un áspero hábito, caminaba con los pies descalzos, descansaba solamente unas pocas horas en una rígida tabla, ayunaba a pan y agua cuatro de los siete días de la semana, y alentaba a todos a la conversión. Tenía una gran devoción por la Santísima Trinidad y la Pasión de Cristo. Fue un aspirante al martirio y siempre quiso unir sus sufrimientos a los del Redentor. Fue agraciado con el don de milagros y el de profecía. Entre la gente había cundido la idea, fraguada en lo que veían, de que se hallaban ante un santo.

Nicolás IV sabía que era un religioso de singular valía, y pensó designarlo cardenal. Cuando este deseo llegó a oídos de Conrado, que se sentía llamado a encarnar el espíritu de anonadamiento, experimentó un hondo sentimiento de desagrado. Pero se dispuso a obedecer. Es lo que había hecho Jerónimo cuando fue elegido para desempeñar las altas misiones que le encomendaron: asumir su contrariedad y abrazarse a la cruz. Llegado el momento de la despedida de los fieles, las palabras que pronunció Conrado en la predicación no eran más que el signo de lo que anidaba en su corazón. Glosó maravillosamente las virtudes cristianas, ensalzando de forma especial el valor de la vida oculta en Cristo.

En esos momentos su salud estaba ya muy debilitada. Por eso, un viaje, que entonces era extenuante, le afectó sobremanera. Y yendo camino de Roma no le quedó más remedio que detenerse en Ascoli para gozo de todos, como él mismo pudo comprobar a través de las muestras de afecto que le dispensaron. Le quedaba únicamente un mes de vida. Hallándose en su ciudad natal, cayó enfermo. Sabía que se encontraba a punto de entregar su alma a Dios porque le fue dado a conocer de antemano el día y hora de su deceso. Pudo prepararse para ese momento tan anhelado, y el día 19 de abril de 1289 ingresó en el cielo. La noticia produjo una especial consternación porque ya era aclamado por su fama de virtud. Su hermano, compañero y amigo, pontífice Nicolás IV, no ocultó su dolor develando que, efectivamente, había pensado nombrar cardenal a este entrañable y fiel religioso. Después, profundamente conmovido mandó erigir un mausoleo sobre la sepultura en San Lorenzo alle Piagge de Ascoli Piceno. El 28 de mayo de 1371 los restos de Conrado fueron depositados en la iglesia de San Francisco en la misma ciudad. Pío VI determinó concederle Oficio y Misa en su honor el 30 de agosto de 1783.

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