Es lo que pretende el grupo Center por Reproductive Rights

Mons. Tomasi no cree que la comunidad internacional equipare la doctrina católica sobre el aborto con la tortura psicológica

 

Monseñor Silvano Maria Tomasi, observador permanente de la Santa Sede ante las oficinas de la ONU en Ginebra, rechazó la posibilidad de que la comunidad internacional condene las enseñanzas de la Iglesia Católica sobre el aborto considerándolas «iguales a torturas psicológicas», y consideró que el particular empeño de un institución estadounidense impulsora de esta iniciativa responde a «actitudes fundamentalistas».

08/05/14 8:01 PM


(AICA/InfoCatólica) El arzobispo se explayó sobre la acusación del Center for Reproductive Rights a la Santa Sede, considerándola una «potencial violadora» de la Convención Contra la Tortura debido a su oposición a cualquier tipo de aborto. No obstante, el prelado afirmó que la Iglesia está cerca de las mujeres y protege a todas las víctimas de la tortura, incluidas a las mujeres víctimas del aborto.

En declaraciones publicadas por el portal Aleteia, monseñor Tomasi consideró positivo que haya representantes de la sociedad civil que toman parte en las actividades de Naciones Unidas, pero lamentó que «algunas de estas organizaciones sean un poco fanáticas o bien adopten una metodología que está más bien cerrada a una lectura objetiva de la realidad».

«En otras palabras –agregó-, mientras el funcionamiento de las Naciones Unidas tiene lugar sobre una base democrática a través de la representación de los Estados miembros, hay ONG o incluso funcionarios que marchan por otros caminos, llevando adelante más bien sus convicciones personales».

«Los representantes de algunas organizaciones no gubernamentales asumen a veces una actitud fundamentalista, en el sentido de que cierran los ojos frente a la evidencia de los hechos y de lo mucho que se ha hecho y se está haciendo respecto a estos problemas de los abusos sexuales, sea respecto a un cambio de cultura al tratarlos», concluyó.

El arzobispo aseguró que las acusaciones «no afectan en modo alguno» la posición jurídica de la Santa Sede dentro de las Naciones Unidas y reconoció que, desde su llegada a Ginebra, recibió mucha muestra de respeto y solidaridad por parte de los representantes de los estados.