10.05.14

¡QUINIENTAS! primeras comuniones

A las 8:31 AM, por Jorge
Categorías : Sin categorías

 

Hay compañeros curas ante los cuales me quito la teja, el bonete, el solideo con floripondio, el birrete y la boina común. Porque no me negarán ustedes que meterte cada primavera ¡QUINIENTAS! primeras comuniones entre pecho y espalda tiene su mérito.

Uno piensa solo en lo que es la celebración y ya se te caen los palos del sombrajo, porque digo yo ¿cuántas misas de primera comunión? ¿Quince, veinte? Y seguimos con los números, porque si los niños hacen como mínimo dos años de catequesis, eso significa organizar la formación anual de ¡MIL CHAVALES! con sus correspondientes catequistas, que no quiero pensar ni en cuántos. Supongo que entre cincuenta y cien.

Continúo con los números. Porque QUINIENTAS primeras comuniones cada año son QUINIENTAS mamás y QUINIENTOS papás con los que hay que reunirse, hablar, explicar, trabajar pastoralmente aunque sea un poco. Y son QUINIENTAS familias pidiendo, sugiriendo, exigiendo cosas y no siempre felices porque entre tantos cada cual hubiera preferido… y al final los curas de turno acabarán haciendo encaje de bolillos y de tripas corazón para que todo salga lo mejor posible.

Pero claro, una parroquia con ese volumen de primeras comuniones ¿cuántos bautizos tendrá? Porque me consta que tienen todo más que suficientemente atendido, incluyendo una atención en Cáritas digna de todo elogio.

¿Y qué me dicen de esos curas a los que de repente nombran párroco de un pueblo y encargados de otros siete, ocho, diez o doce? ¿Se imaginan? Con un poco de suerte quinientos, ochocientos habitantes entre todos y esencialmente ancianos. Eso sí, siete, ocho, diez o doce iglesias por cuidar y retejar; siete, ocho, diez o doce fiestas patronales… Me impresionan estos curas. El otro día veía nombramientos en una diócesis con gran mayoría de parroquias rurales. Curas con sus treinta y tantos años recorriendo perdidas carreteras para hablar del amor de Dios a un par de Rafaelas, a tres chiquillos, al señor Juan, mientras pasa a casa de Emeterio a por un café calentito que está la tarde de perros y de paso pregunta por el catarro de Juana.

No sé si a los amigos de las quinientas ¡QUINIENTAS, SEÑOR! primeras comuniones se les irá algún detalle litúrgico, si en alguna homilía se escapará una frase no del todo exacta, o si una mañana tuercen el gesto ante algo. Paciencia la de estos hermanos. Tampoco me quiero parar a pensar en las celebraciones de cada misa de aquél que pasa el día de pueblo en pueblo. Pero yo sé que son sacerdotes de Jesucristo, buenos pastores, entregados del todo a sus ovejas.

Otros lo tenemos más cómodo. Nuestras cuarenta primeras comuniones cada año, unas poquitas bodas, algunos bautizos… Así cualquiera, y si no lo hacemos mejor la verdad es que no tenemos perdón de Dios. Pero leche, QUINIENTAS primeras comuniones. DOCE pueblos. Eso sí que es mérito. Eso sí que son curas.

Compañeros, hermanos, me quito la teja con toda reverencia. Va por vosotros.