11.05.14

Biblia

“1 ‘En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; 2 pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. 3 A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. 4 Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. 5 Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.’

6 Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. 7 Entonces Jesús les dijo de nuevo: ‘En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. 8 Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. 9 Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. 10 El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia’”.

COMENTARIO

La vida de Cristo es abundante

Es bien cierto que Jesús fue enviado por Dios para mucho. En realidad, tenía que reestablecer la relación que los miembros del pueblo elegido por el Creador habían roto a base de comportarse, más o menos, como les daba la gana al respecto de su Ley.

Por eso Jesús no cesa de enseñar aquello que es fundamental que se comprenda. Saber lo que Dios quiere es lo mismo que aceptar su voluntad si no miramos para otro lado

Al Cielo sólo se puede entrar de una forma. No es, por tanto, lícito tratarlo de hacer engañando a Dios. Eso no es posible porque el Creador nos conoce más que bien y sabe, por ejemplo, lo que pensamos antes que lo pensemos. Por eso no es posible hacer como si no supiera nada de nosotros porque eso nos convenga.

Se refiere Jesús, en este texto del evangelio de San Juan, seguramente, a los pastores de la grey de Dios. Y se refiere a eso porque habla acerca de quien cuida las ovejas del Creador.

Hay muchos, es posible eso porque lo dice Cristo, que creen que pueden hacer de su capa un sayo al respecto de la voluntad de Dios y d de lo que quiere de sus pastores. No procuran mantener a las ovejas unidas sino tratar de actuar en beneficio personal. Y tal manera no es la propia de quien de dice, porque no es, pastor de almas.

La forma de llevar a la grey de Dios la especifica muy bien Jesucristo. Le basta con aceptar, de verdad, al Creador y, entonces, el Todopoderoso, facilitará que sus ovejas lo conozcan y, luego, le sigan. No hay otra forma de ser buen pastor de unas ovejas tan especiales como somos los hijos de Dios.

Pero, como dice muy bien este texto, muchos no comprendieron/no comprenden lo que eso quiere decir. Y tiene que explicarse de una forma clara.

Jesús mismo es la puerta por la que se entra al cielo. Por eso, los que han venido antes que Él lo han hecho queriendo engañar a las ovejas de Dios. Ellos no son la puerta sino que han procurado que las ovejas caminaran por caminos no santos y que no llevaban a la Casa del Padre.

Tales personas, que se han presentado, a lo largo de los siglos hasta que llegó Jesús al mundo, como encargados de la grey de Dios, no eran escuchadas por los fieles. Bueno, muchos sí las escucharon y acabaron perdiéndose en el mundo y en su mundanidad. Pero aquellos que nos escucharon y sí han escuchado a Jesús entrarán en el Cielo por la puerta que es Él mismo.

Y es que, como muy bien dice el Hijo de Dios vino para que la Vida, así escrita con mayúsculas, fuera poseída por aquellos que creyesen en Él. Y se refería a la vida eterna, la que tanto anhelaba el ser humano desde que comprendió que era hijo de Dios y que esperaba algo más que una vida corta y pasajera.

PRECES

Por todos aquellos que no tienen a Cristo por la puerta del Cielo.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no confían en la bondad de Quien entregó a su Hijo para que fuéramos salvos.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a tener siempre a entrar por la puerta que es Cristo.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán