El domingo 11 de mayo finalizaba la Visita Pastoral al arciprestazgo de Alcalá de Guadaira, en una multitudinaria Eucaristía celebrada en la caseta municipal de la localidad. Hablamos con el obispo auxiliar de Sevilla, Mons. Gómez Sierra, quien durante el presente curso ha dedicado una parte destacada de su agenda a estas visitas pastorales, una de las novedades más significativas para este curso pastoral.  

-¿Qué valoración rápida nos haría de estos encuentros con las distintas realidades de la diócesis?

Esta siendo una experiencia de fraternidad, de encuentro familiar. Para entender la Visita Pastoral hago referencia a la Eucaristía, donde hay siempre dos nombres propios, dos personas contemporáneas a las que hacemos mención en la plegaria eucarística, el papa Francisco y el obispo diocesano. Curiosamente entre esas personas se establecen unas visitas, un contacto que tiene la Iglesia en su disciplina. El obispo debe realizar la Visita ad limina, que acabamos de realizar en marzo al Papa y a su vez hacer la visita a las parroquias de la diócesis, la Visita Pastoral. 

Y todo ello da ese clima de visita, el clima de relación fraterna, personal, cercana que corresponde a la comunidad cristiana. Y eso lo estoy viviendo, al igual que el arzobispo. El fruto de eso es una alegría compartida y un ánimo mutuo, porque a mí me anima volver a las parroquias, encontrarme con la gente comprometida en ellas, y a ellos también encontrarse con el arzobispo y el obispo. 

-Ha sido de paso una ocasión muy propicia para conocer a fondo una diócesis en la que lleva poco tiempo ¿qué es lo que más le ha llamado la atención del testimonio de fe que ha podido palpar en primera persona?

La satisfacción grande de encontrar en todas las parroquias que he visitado unos núcleos parroquiales (catequistas, equipos de Cáritas, pastoral de la Salud…), una feligresía realmente ilusionada, queriendo a su parroquia, entregándose a la tarea de la transmisión de la fe, fervorosa… Es lo más hermoso que he encontrado.

-En estas visitas también habrá comprobado que hay carencias, necesidades… ¿Cuáles son los retos que hay que afrontar de forma prioritaria? 

Tenemos tres retos fundamentales: Un reto es la formación de la vida cristiana. Necesitamos rearmar nuestra identidad, lo que somos, lo que creemos, lo que esperamos. Eso se hace no sólo estudiando o yendo a una conferencia, sino se hace en el trato con el Señor, en la vida espiritual. Se crece en la fe en el amor, como nos recuerda el Papa Francisco. 

También debemos seguir creciendo en la experiencia comunitaria de la Iglesia. La parroquia no puede ser un sitio donde ir a hacer cosas, sino un sitio donde vivir la fe con otros, estar a gusto con otros, es nuestra familia. 

Además, está el reto de fortalecer el tejido comunitario de la iglesia, la misión. La revolución que el Papa quiere de la Iglesia es una Iglesia volcada en la misión de llevar a Jesucristo y llevar el amor de Dios. 

-Por las visitas que ha hecho a parroquias y hogares, ¿cómo calificaría (en general) la relación entre los sacerdotes y el pueblo que le ha sido confiado?

Los sacerdotes están muy entregados a sus parroquias. En general, veo cariño de los sacerdotes con su parroquia y de la gente con ellos. Hay quien puede pensar que puede haber un cierto examen del obispo a su cura en la visita pastoral, y se ocupan de mostrar el cariño y el afecto que le tienen a su sacerdote. 

-Don Santiago, ¿goza la Archidiócesis de Sevilla de una buena salud en lo que al laicado se refiere?

Ciertamente sí. Todo este núcleo al que antes me he referido son laicos. Es cierto que tenemos un reto de presencia misionera, de presencia pública. Podemos tender a estar dentro de la Iglesia, en cosas internas, pero esa presencia pública tenemos que subrayarla. 

-Estamos viendo cómo vuelve a experimentarse lo que podríamos calificar como una nueva primavera vocacional, ¿a qué cree que es debido?

Efectivamente es así. Vas a las parroquias y se presentan chicos jóvenes que se plantean su vocación sacerdotal o religiosa. Dios sigue llamando, la vocación sigue siendo actual. El primero que tiene interés en que el Pueblo de Dios tenga el cuidado, en nombre de Cristo, que necesita, es el mismo Señor, que permanece con nosotros. Y en la medida que también se va perfilando cada vez más la figura del sacerdote con nitidez, como hombre de la Palabra, de los sacramentos, y hombre que recrea a su comunidad, pues resulta atractivo. 

-El programa de Visitas Pastorales es amplio y no ha hecho más que empezar…

A este ritmo, dedicándole más o menos una semana a cada parroquia, podemos visitar 25 o 30 parroquias… En siete años daríamos la vuelta a la diócesis y habría que empezar de nuevo, porque la visita pastoral habría que hacerla en este periodo. 

-No podemos dejar de preguntarle por la reciente canonización de dos papas muy relevantes en nuestra reciente historia…

Destaco la alegría que me produce la fuerza del Evangelio. Cuando Jesucristo entra en el corazón de la persona, como entró en el corazón de estos Pontífices y en su vida, es capaz de crear una humanidad nueva y de hacer cosas grandes, como el Señor es capaz siempre.

Cómo se acredita aquella afirmación del Papa Pablo VI, la Iglesia es experta en humanidad. Eso no es teórico, se ve en la vida de estas grandes personas y grandes cristianos. 

(Archisevilla Digital, nº 111, viernes 16 de mayo de 2014)