27.05.14

Jardín de San Agustín. Primer convento contemplativo desde Mao

A veces, sólo a veces, no nos estremecemos con un bautismo «normal», una confirmación, un matrimonio cristiano, una ordenación, una profesión, un…. Chesterton decía que «vulgar es el que pasa junto a lo sublime y no se da cuenta» (creo que es textual).

Todos los días ocurren cosas maravillosas en la Iglesia, caricias del Espíritu Santo. En 1º de mayo, fiesta de San José Obrero, se inauguró el primer convento contemplativo desde la época de Mao, los creyentes en el ateísmo se toman estas cosas en serio y «ven su peligro». Son malos, pero no vulgares.

La comunidad es pequeña, tres religiosas: Sor Niu, Sor Shi Kemin y Sor Wang Li. Seguirán la Regla de San Agustín y atenderán también a ancianos y enfermos. Como señala Sor María Niu Shufen:

El monasterio no es fruto de mi trabajo, sino fruto del trabajo de Dios, Él se ocupa de todo, desde las cosas más pequeñas hasta de las más grandes

«El Jardín de San Agustín», la verdad es que los nombres chinos tienen su aquel, está en Lintou, en la diócesis de Taiyuan. El obispo, Giovanni Battista Wang Jis, no pudo presidir la ceremonia por problemas de salud, pero acudieron 50 sacerdotes de 8 diócesis, más de 1.700 personas entre las que estaba el Secretario Local del Partido. Seguro que Mons. Wang, ofreció aquello especialmente, ha sido empeño suyo, conocedor en propia carne de la vida contemplativa. Pasó 20 años en prisión de los cuales 10 de aislamiento absoluto. Aislamiento externo, porque le sirvieron para estar muy pegado al Señor.

El monasterio ha sido posible gracias también al esfuerzo de la organización británica «Cultural Exchange with China» de la Sociedad Misionera de San Columbano. El Padre Eamonn O´Brien recordaba los 8 años dedicados al proyecto, con una dedicatoria especial a «los que han vivido su propia fe en tiempos difíciles, pero que la han transmitido lo mismo a la gente de hoy»

Me parece que no es sana la tendencia de ver sólo las cosas malas, que las hay. O, confundir cristianismo con civilización occidental, y asimilar sus destinos. La Iglesia ya sobrevivió a la civilización que la vio nacer, guardó lo mejor que tenía, también humanamente, y continuó. No descarto que pronto llegue otro cambio de época de esa magnitud.

En «lo que venga» también reinará Cristo, Et ego si exaltatus fuero a terra, omnia traham ad me ipsum!. Se empieza por la oración, así estaban los apóstoles cuando les sobrevino Pentecostés, no haciendo planes, cálculos o maquinando.