2.06.14

El pueblo no tiene NIF

A las 9:56 AM, por Jorge
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Pura demagogia y de la barata el grito de que la catedral de Córdoba, la casa cural de Villataludes, la ermita de Sotolamina y el linar de la Virgen son propiedad del pueblo. Yo es que no sé quién es ese señor. Por lo visto el tan pueblo no tiene NIF, ni CIF, ni cotiza a hacienda, por lo cual es un concepto incapaz de poseer.

Luego cuando se dice que “to pal pueblo” –Alfonso Guerra dixit-, lo que en realidad sucede es que esa frase lo que realmente significa es que “to pa nosotros los políticos” que ya veremos lo que hacemos con ello.

Siendo cura de pueblo me tocó poner en regla “papeles” de las cosas de la parroquia. La buena voluntad, unida –por qué no decirlo- a la desidia del clero, hizo que propiedades de la iglesia desde tiempo inmemorial hubieran ido desapareciendo poco a poco para engrosar los bienes del ayuntamiento y de algún particular. Una desamortización encubierta. Así que me dediqué a algo tan necesario como ingrato como es el poner en regla títulos de propiedad para defender lo que en buena lid era fruto de donaciones expresas a la comunidad parroquial y que en los últimos años mermaba a ojos vistas.

Con el cuento de que es del pueblo, los ayuntamientos lo que pretenden en primer lugar es “mangonear” el asunto, hacerse con las llaves, y decidir el uso que ha de darse al templo parroquial, la ermita, la finca o la imagen del santo patrón. En definitiva, someter a la iglesia a sus caprichos y arbitrariedades. ¿Se imaginan? El sacerdote y los feligreses pactando con el alcalde el uso del templo, porque claro, si es municipal, el ayuntamiento decide si se dedica al culto, una exposición, conferencias o sala de conciertos. Y los fieles para celebrar la novena de san Roque a pedir permiso y reservar la iglesia, no sea que justo en esos días se haya organizado la semana de la seta de cardo.

En cualquier pueblo y ciudad hay muchas cosas que son del pueblo: el museo del Prado, el parque del Retiro, el palacio real, la universidad autónoma, la catedral de la Almudena, la M-40 y los autobuses municipales. Pero las llaves de cada las tiene quien debe tenerlas. Y Dios libre a nuestra alcaldesa madrileña, con la cosa de que el museo del Prado es del pueblo, pretender hacerse con las llaves. En la iglesia igual. La parroquia es del pueblo y está al servicio del pueblo. Pero como el pueblo no tiene NIF ni CIF, las llaves dependen del arzobispado y la propia parroquia que sí que lo tienen. Así de facilito.

No solo eso, sino que además posiblemente sea mucho más del pueblo y al servicio del pueblo dependiendo de la parroquia que de la administración municipal. Y si no, pregunten por la facilidad de visita y uso de las capillas, oratorios y ermitas que dependen de los gobiernos locales.

Pero además del deseo de controlar llaves y usos, que es la mejor manera de acabar con la libertad religiosa, porque claro si para una misa, una procesión o los oficios de semana santa se necesitan las llaves, pues el resto se lo imaginan, también subyacen las ganas de quedarse con el cepillo.

Recuerdo en un pueblo donde estuve algunos años. Se estaban haciendo unos arreglos en el templo parroquial y el alcalde, en un arrebato de generosidad, me dice lo siguiente: “que como se está arreglando la iglesia, hemos pensado en el ayuntamiento que este año lo que se saque de dinero en la misa y la procesión que sea para la iglesia”. Mi respuesta fue contundente: “ah, ¿es que no es para la iglesia? A ver si nos aclaramos: la parroquia y un servidor nos encargamos de limpiar la iglesia, la novena, la misa, la procesión, preparar al santo, las flores… ¿y luego el dinero os lo lleváis vosotros?

Aquí lo que se está jugando con ese tan demagógico grito de “es del pueblo” es la libertad religiosa. Ya saben: yo, ayuntamiento, comunidad autónoma, estado… me hago con el santo y la limosna. Y ustedes, los católicos, a órdenes.

Pues servidor no está por la labor.