3.06.14

Paciencia de Dios e impaciencia de los hombres

A las 3:31 PM, por P. Diego Cano
Categorías : La Paciencia de Dios, la Impaciencia de los hombres

Queridos todos:

Espero que estén muy bien. Quería compartir con ustedes un escrito que recibí de uno de nuestros misioneros en Bagdad, Irak. Es un testimonio impresionante, y me parece una excelente reflexión sobre un tema tan difícil de tratar como es el dolor inocente.

Que Dios los bendiga, y que disfruten del escrito del P. Luis Montes, IVE.

¡Firmes en la brecha!

P. Diego Cano, IVE

PP. Luis Montes y Jorge Cortés, misioneros del Instituto del Verbo Encarnado en Irak

PP. Luis Montes y Jorge Cortés, misioneros del Instituto del Verbo Encarnado en Irak

Paciencia de Dios e impaciencia de los hombres

Siempre decimos que es difícil explicar la situación en este país (Cf. Cómo estamos) y los acontecimientos de las últimas semanas no lo hacen más fácil.

Ya hace meses una zona ubicada en el centro occidental de Irak, la región de Anbar, se halla extremadamente convulsionada. Es la región que más luchó contra las fuerzas estadounidenses en la guerra y la que fue más castigada (incluso con el uso de balas de uranio empobrecido que aún hoy sigue mostrando el rostro más inhumano de la guerra: es terrible la cantidad de niños que nacen con malformaciones)  y la que más ha resistido a los posteriores gobierno chiitas.

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La gran proporción de habitantes sunitas de ahí ha sido causa de un rechazo permanente al gobierno, que se ha traducido en escalada terrorista de bombas y muerte por una parte, y de salvajes represalias a esa escalada por parte del ejército. En definitiva, un círculo de injusticias de ambos bandos que no termina y al que nadie parece interesado en poner fin. No hay que olvidar que el perdón no es aceptado en el Islam y que al mal hay que combatirlo con más mal.

Con la guerra que se desarrolla actualmente en Siria este conflicto está creciendo y nadie sabe lo que va a pasar. Puesto que la provincia de Anbar limita con Siria, los mismos terroristas que hacen atentados y batallas en Siria contra el gobierno, realizan las mismas acciones en Irak. Las mismas armas que las monarquías sunitas (con el apoyo de algunas potencias occidentales) dan a los terroristas en Siria, son usadas aquí. Y el gobierno se muestra incapaz de frenar la escalada.

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Hasta hace poco la acción de estos fundamentalistas eran atentados de todo tipo. Pero ya han tomado ciudades y puntos estratégicos del país. Recientemente tomaron una represa de agua y están produciendo sequías en el sur de país e inundaciones en las afueras de Bagdad. Y ya hay verdaderas batallas a las puertas de la capital.

Acostumbrados a guerras y post guerras los habitantes de Bagdad casi no se dan por enterados de esto que sucede, prácticamente no se habla del tema y la vida sigue normal.

Los medios internacionales tampoco parecen interesados y estas noticias no se leen afuera.

No sabemos hasta qué punto eso va a ser controlado o va a crecer pero la visión de los campos arruinados por falta de agua, de barrios enteros evacuados por las inundaciones, de la muerte de inocentes, del odio que aumenta, y de la indiferencia de los poderosos de este mundo, nos lleva a pedirles a uds., amigos de Irak, por más oraciones.

El otro día, hablaba con una amiga iraquí que me decía que estaba cansada del obrar de los malos. ¿Hasta cuándo tendremos que sufrir esto? Ella recuerda toda una vida marcada por la guerra, por las injusticias, por el odio, por la impunidad de los que hacen el mal.

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La sangre de los inocentes clama al Cielo y el Cielo parece no escuchar.

Pero los que sabemos que Dios se hizo hombre para morir por nosotros no podemos dudar que el Cielo siempre escucha. El “parece no escuchar” es solo eso, algo que parece pero no es.

Lo explicaba hermosísimamente el Papa Benedicto XVI en el discurso de inicio de su pontificado:

¡Cuántas veces desearíamos que Dios se mostrara más fuerte! Que actuara duramente, derrotara el mal y creara un mundo mejor. Todas las ideologías del poder se justifican así, justifican la destrucción de lo que se opondría al progreso y a la liberación de la humanidad. Nosotros sufrimos por la paciencia de Dios.

¡Nosotros sufrimos por la paciencia de Dios! ¡Qué verdad tan dura! Todo hombre puede experimentarla, unos más (como los que sufren mayores males y por más tiempo) otros menos, pero todos pueden experimentarla porque el mal del corazón del hombre está en todos lados y la paciencia de Dios es infinita.

Pero agrega al Papa:

Y, no obstante, todos necesitamos su paciencia.

Era costumbre en el antiguo Oriente que los reyes se llamaran a sí mismos pastores de su pueblo. Era una imagen de su poder, una imagen cínica: para ellos, los pueblos eran como ovejas de las que el pastor podía disponer a su agrado. Por el contrario, el pastor de todos los hombres, el Dios vivo, se ha hecho él mismo cordero, se ha puesto de la parte de los corderos, de los que son pisoteados y sacrificados. Precisamente así se revela Él como el verdadero pastor: “Yo soy el buen pastor […]. Yo doy mi vida por las ovejas”, dice Jesús de sí mismo (Jn 10, 14s.). No es el poder lo que redime, sino el amor. Éste es el distintivo de Dios: Él mismo es amor.

Y por esto, Dios pone todo patas para arriba: dijimos que “nosotros sufrimos por la paciencia de Dios” es una verdad dura. Pero no es solo eso. Es una verdad increíblemente consoladora porque Él “se ha puesto de parte de los corderos, de los que son pisoteados y sacrificados”, porque “el Dios, que se ha hecho cordero, nos dice que el mundo se salva por el Crucificado y no por los crucificadores. El mundo es redimido por la paciencia de Dios y destruido por la impaciencia de los hombres“.

Y nosotros queremos estar del lado de la paciencia de Dios.

¡Que Dios nos conceda esa gracia!

P. Luis Montes, IVE

Blog: http://amigosdeirak.verboencarnado.net