Consuelo Gámez es Catedrática emérita de Economía de la Universidad de Málga y miembro de la Cátedra Pedro Poveda de la Universidad Pontificia de Salamanca, es una de las organizadoras del II Ciclo de Conferencias “Atrio de los gentiles”.

-La segunda edición del ciclo “Atrio de los gentiles” se ha centrado en la crisis económica, ¿por qué?

-Lo que hemos pretendido es mostrar, desde la óptica cristiana, que el sistema capitalista salvaje, sin regulaciones, sin ética y sin responsabilidad social de los agentes económicos no funciona como debería al no estar al servicio del ser humano y al recaer casi todo el ajuste de la crisis sobre las clases más débiles de la sociedad. Se han hecho propuestas de cómo ir a una economía social de mercado ética, solidaria y regulada, en la que el centro sea la persona y cuál debería ser la política económica de los gobiernos para conseguir tal fin. La doctrina social de la Iglesia tiene mucho que aportar para que la economía se humanice.

-Sin embargo, la doctrina social de la Iglesia es mucho más desconocida que, por ejemplo la sexual, que despierta mucho interés mediático.

-Y sin embargo, yo diría que es mucho más importante. La doctrina social aporta muchísimos elementos para conseguir que el hombre se desarrolle como persona al aportar las claves para un desarrollo integral del ser humano. Nos dice que hay otra forma distinta de hacer economía y sus principios fundamentales. Es una labor de los docentes ir divulgando esto, si no, dentro de unos años, nos volveremos a encontrar en el mismo lugar.

-Pero ahora se está empezando a escuchar hablar de cierta recuperación. ¿No cree en ella?

-Sí creo en el inicio de la recuperación. Es cierto que los informes económicos, de diversas instituciones, constatan un cambio de tendencia y el inicio de una etapa de recuperación económica, pero muy frágil y con muchas incertidumbres. Pero no olvidemos que, además de las causas estrictamente económicas de la crisis, nos encontramos ante una crisis de valores en la sociedad. Nuestro ídolo y nuestro único motor en la vida no puede seguir siendo el dinero, el consumismo… Tiene que haber un cambio de mentalidad, pasar de una sociedad donde lo importante es el tener a una sociedad del ser. Si este cambio no se produce volveremos a caer otra vez en crisis.

-Ustedes proponen nuevas formas de hacer economía, como la economía del bien común o la economía de comunión. ¿Los políticos no se las plantean como alternativas?

-No, en general, no les interesa. Entre los objetivos de los políticos no están la justicia, el bien común, la solidaridad, el luchar contra la exclusión social, el acabar con la pobreza extrema… Si estos fueran sus objetivos muchos de sus privilegios desaparecerían. Los políticos debían plantearse seriamente que su función principal es servir a la sociedad y contribuir al bienestar de las personas, de todas las personas y especialmente de las más desfavorecidas.  

(Antonio Moreno Ruiz – Diócesis de Málaga. Fotografía: S. Fenosa)