16.06.14

Elogio de la misa de diario

A las 11:32 AM, por Jorge
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Lo que mejor define la vida y calidad de una parroquia no está tanto en los momentos grandiosos cuanto en las cosas pequeñas del día a día. Me explico: quien más y quien menos se esmera en el triduo pascual, la misa del gallo, las primeras comuniones o el día que acude el obispo. Es verdad que a veces somos tan desastrosos que hasta en esos días podemos caer en lo cutre, aunque no sea lo más habitual.

Lo que da la medida de la liturgia parroquial suele estar más en esas simples ¡simples! misas de diario que son el indicativo de la vida interior de esa comunidad.

Soy un enamorado de las misas de diario. Son esas celebraciones que no necesitan nada especial, y por eso mismo son las más serias y profundas o deben serlo de la semana. Una misa de domingo tiene el apoyo para bien y para mal del canto, las moniciones, los acólitos o una mayor posibilidad de ayuda por parte de ministros laicales aunque sean “ad casum". Poder disponer de esos “alrededores” ayuda si es bueno y disimula un poco sí no se celebra bien.

Las misas de diario son la desnudez de la liturgia y la simpleza de lo grande. Sin mas recursos que la fe, el rito desnudo, la devoción y el deseo de estar con el Señor.

Suelo celebrar la misa de diario desde la mayor sobriedad. Ni cantos ni generalmente homilía. El ritual puro y duro, silencios, una celebración serena, sin correr, sin más sonido extra que el cálido y vibrante de la campanilla que anuncia que Cristo se ha hecho presente en el pan y en el vino.

A mi modo de ver y ojo, que es lo que piensa un servidor, la misa de diario para ser lo que debe ser, el sacrificio de Cristo en la cruz renovado cada día, y ser un servicio a los fieles, necesita pocas cosas:

- un horario pensado en las necesidades de la feligresía y no tanto de los reverendos

- una celebración sencilla, litúrgicamente intachable, sosegada, sobria

- el exquisito cuidado del horario, tanto la puntualidad para comenzar como saber a qué hora salir, porque la gente trabaja y tiene su vida y no puede estar a las ocurrencias y caprichos del señor cura

- horario amplio de apertura del templo de forma que quien lo desee pueda aprovechar para hacer su oración antes o después de misa según sus preferencias o circunstancias personales

- confesionario en funcionamiento

Nos pensamos que lo que hace falta es cantar y cantar cada día y además sermón cotidiano. Me decía un sacerdote anciano que para predicar cada día cinco minutos diciendo algo que merezca la leña no vale cualquiera, y que cuánto mejor nos iría sí sólo predicásemos alguna vez.

Peor ya digo que dentro de la libertad de los hijos de Dios es mi forma. La mía. La de la parroquia. Y no va del mal.

P.D. Estoy escribiendo el post con una tableta y me cuesta editar. Ruego me disculpen.