Se levanta la prohibición decretada por Benedicto XVI

Las monjas de Bergara reciben la aprobación de la Santa Sede

 

Las monjas que habitan en el convento de las clarisas de Bergara de forma irregular desde que el papa Benedicto XVI prohibió su orden por indisciplina el 10 de enero de 2013 continuarán en Gipuzkoa después de recibir la bendición de Roma. El Vaticano envió ayer a uno de sus cardenales a la villa de Debagoiena para regularizar la situación de este colectivo de religiosas extranjeras que fue acogida por la Diócesis de Donostia a finales de 2012.

20/06/14 6:09 PM


(Noticiasdegipuzkoa/Infocatólica) Aunque fuentes oficiales del Obispado no quisieron confirmar la fórmula a través de la que se habría procedido a la regularización de esta congregación que fue prohibida por Benedicto «sin posibilidad de que sea reconstituida bajo ninguna otra forma», lo cierto es que la presencia de un cardenal del Vaticano ayer en Bergara supone un refrendo para estas religiosas.

El hecho supone todo un espaldarazo para Mons. José Ignacio Munilla, que fue el principal valedor de estas monjas y celebró la visita del cardenal y la regularización con una misa ayer al mediodía en Bergara ante «más de un centenar de religiosas» de esta orden.

El Prefecto de Vida Consagrada entregó el acta papal

La versión que fuentes eclesiásticas próximas al Obispado ofrecieron a este periódico es que «el Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el brasileño João Braz de Aviz», les ha hecho entrega del acta papal por la cual se restituye el camino hacia la vida religiosa y el itinerario a seguir.

Traducido: Que ya son monjas y pueden volver a vestir el hábito. Un hábito que, por respeto a la orden papal que prohibió su congregación, estas jóvenes monjas afincadas en Bergara dejaron de lucir en 2013.

Esta bendición de Roma eliminaría el foco de tensión abierto en la diócesis guipuzcoana tras la acogida de esta congregación (Hermanas de San José y Santo Domingo) fruto de una escisión de otra orden francesa.

Según fuentes de la iglesia guipuzcoana, Mon. Munilla llevaba tiempo tratando de que Roma concediese a estas religiosas un estatuto ex profeso para que, a través de una nueva denominación, se integren en la diócesis de San Sebastián.