El sábado 28 de junio se ordenan tres nuevos sacerdotes en la Diócesis de Málaga: Francisco Hierro, Francisco José Martínez y Juan Carlos Millán. El rector del Seminario Diocesano, Francisco González, habla de ellos.

-¿Cómo vive un rector una ordenación como ésta?

-Con varios sentimientos que se mezclan: por una parte con agradecimiento a Dios porque sigue llamando a personas para que puedan desempeñar esa tarea de configurar su vida como Cristo sacerdote; en segundo lugar con mucha alegría porque son personas a las que quieres y con las que has compartido sus esperanzas, sus momentos de dificultad, su decaimiento, y verlos ya en el altar para la ordenación y luego celebrando la misa llena el corazón de gozo; y también de oración a Dios, para que sean buenos pastores, que estén al servicio y sean capaces de dar la vida por las personas que se le encomienden.

-Además de contribuir a su formación, ¿qué consejo les ha dado?

-Que cuiden la línea de formación de estos años, que sean personas maduras, con capacidad de convivir, de integrarse en un presbiterio, de estar al servicio de una comunidad… personas que de verdad se unan a Dios con todas sus fuerzas, porque sin Él nada podemos hacer; que no descuiden su formación intelectual, para saber dar razón de su fe y su esperanza y explicar a los demás el mensaje de Jesús y, finalmente, que no pierdan ese celo, ese ardor evangelizador hasta dar la vida, como se lee en el presbiterio de la Capilla del Seminario.

-Usted lleva ya unos años entregando su vida en ese servicio como rector del Seminario que se le ha pedido desde la Diócesis, ¿cómo vive esta etapa?

-Estoy contento porque ya conocen tus dificultades y tus pobrezas, y si aún así te encomiendan esto, es porque ahí está el deseo del Señor de que estés ahí, y como decía el Papa en la entrevista de Henrique Cymerman, «hacer que cuando te recuerden digan que fuiste una persona que hizo lo que pudo lo mejor posible». Se vive con paz, con alegría. Yo siempre digo que donde el Señor te pone es donde más feliz tienes que estar. El tiempo que Dios quiera lo haré lo mejor posible por amor al Señor, a la Iglesia y a estos hermanos que son muchachos estupendos con los que merece la pena estar y poder ayudarles en lo que uno pueda.

 -Tres nuevos sacerdotes que se ofrecen a la Diócesis, ¿qué le pide a Málaga para ellos?

-Primero dar gracias al Señor y acogerlos, y después ayudarles. Yo digo siempre que el sacerdote, cuando se ordena, se tira al suelo, y luego se levanta, en el fondo uno dice que es el mismo Dios el que me levanta, me elige y me da algo tan grande como configurarme con Él. Pero luego eso tiene uno que aprenderlo existencialmente. Tienen ya un rodaje en parroquias y demás, pero necesitan ayuda, Acompañarlos, rezar por ellos, perdonar sus fallos y edificarnos con sus virtudes.

 (Ana María Medina – Diócesis de Málaga)