2.07.14

Perú: Al final ¿era o no gobierno pro-aborto?

A las 7:12 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Iglesia en América

“Perú: obispo abre camino al gobierno pro-aborto". Así titulé uno de los artículos que más polémica me granjeó desde mi desembarco en el Vatican Insider. Corría el mes de octubre de 2011 y habían pasado pocos meses de los comicios en el país sudamericano, en los cuales fue elegido el actual presidente Ollanta Humala. En el texto sólo reflejé una (encendida) controversia, que se estaba verificando en el seno de la Iglesia peruana. En cambio recibí una despiadada campaña descalificadora, con duras cartas en mi contra enviadas a diversos organismos de la Curia Romana. Un burdo intento, que se escapó como arena entre los dedos considerando que uno de los argumentos era que mi artículo tenía un titulo “distorsionador". ¿De verdad? La historia -ahora- demuestra que no.

El escrito de la discordia data del 17 de octubre de 2011 (puede leerse aquí). El mismo ofrecía pruebas y documentaciones diversas. El argumento de fondo era simple: El entonces presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Miguel Cabrejos Vidarte, había indirectamente desequilibrado la balanza de aquellas competidas elecciones a favor de un presidente cuyo gobierno tenía la voluntad (más secreta que manifiesta) de impulsar el aborto.

Lo admito, entonces se trataba de una afirmación delicada. Lo sería ahora también. Pero era producto de una investigación periodística y nada más. De hecho, que sus palabras podían tener el efecto de abrir el camino a un gobierno pro-aborto fue lo que un grupo de notables católicos (algunos de ellos devotos colaboradores de la propia conferencia episcopal) le advirtieron justamente al presidente Cabrejos. Lo hicieron con una carta, cuyo contenido publicamos en exclusiva. A esa misiva el clérigo nunca respondió, como tampoco lo hizo a nuestras sucesivas solicitudes de entrevista, que le avanzamos por diversos medios como oportunidad de dar su versión.

Tuvo la oportunidad de aclarar su posición, pero no lo hizo. Al contrario, prefirió empeñar su tiempo en una furibunda estrategia descalificadora contra el autor de estas líneas; a decir verdad con magros (sino nulos) resultados. En la misma llegó a involucrar al portavoz de la Santa Sede, el sacerdote jesuita Federico Lombardi. Quizás por afinidad, quizás por empatía. Para sostener su tesis, el arzobispo de Trujillo afirmó hasta el cansancio que él nunca jamás había apoyado el aborto.

Tantas veces repitió su argumento que ni a mí, ni a nadie más le quedaron dudas sobre su calado pro-vida. Reforzó su estrategia publicando un artículo en el periódico El Comercio de su país. Actuando así él mismo corrió el eje de la discusión, porque ni el multicitado artículo, ni el reproche de los notables sugirieron siquiera la convicción de que su apoyo estaba dirigido concretamente al aborto. Lo que estaba en entredicho (aún lo está) es su actitud, personal e institucional, hacia un determinado candidato, después elegido presidente y que, ya desde el principio, mostraba señales de querer impulsar esa práctica.

¿Era prudente, para el entonces líder de la Conferencia Episcopal Peruana, dar un “empujoncito” a un determinado aspirante a la presidencia, en este caso Ollanta Humala, con una entrevista amplia publicada por uno de los principales diarios de su país apenas unos dos días antes de los comicios? Una interrogante simple, a la cual Cabrejos nunca pudo o nunca quiso responder. Le ofrecimos la oportunidad en este espacio, donde dimos puntual cobertura al asunto (como puede comprobarse aquí, aquí y aquí).

Mucha agua ha pasado bajo el puente. Miguel Cabrejos Vidarte ya no preside el máximo órgano de los obispos de su país. Pero la verdad le ha alcanzado de todas maneras. Aunque él se empeñó entonces en argumentar que mi artículo era “injusto” y “arbitrario", la realidad es la realidad y no se puede cambiar. El gobierno de Ollanta Humala acaba de aprobar la “Guía Técnica Nacional del Aborto Terapéutico", un protocolo que abre la puerta a la supresión de niños en en el seno materno. Y claro, el arzobispo de Trujillo debió curarse nuevamente en salud (como lo muestra esta noticia). Podría haberlo pensado antes, ¿no?