4.07.14

 

Imagínense la situación. Llevaban meses esperando que llegara el gran día. Habían convencido a parlamentarios provida de medio mundo para que vinieran a España a jalear una reforma de la ley del aborto que dejará todo más o menos igual a como estaba antes de la ley Aído -luego hablo de esto-.

El nuevo Moisés del peperismo “provida", don Alberto Ruiz-Gallardón, a la sazón Ministro de Justicia, había prometido acudir. Cosa lógica porque al fin y al cabo le iban a dar la razón. Pero, ¡oh, misterios arriolistas del oportunismo político!, el gran patriarca se quedó en casa o se fue a rezar Laudes con sor Teresa Forcades. Dejó tirados a los provida como si fueran una colilla de cigarrillo caída del labio de un anciano con enfisema pulmonar.

¿Reacción de los diputados del PP que son los organizadores del evento? Uno, José Eugenio Azpiroz, le restó importancia. Otra, Lourdes Méndez, dijo que entiende “perfectamente” la prudencia del ministro. Es decir, les da un plantón de los que hacen época, pero como ellos son fieles siervos de la dirección del partido, no osan protestar. Saben que si protestan, lo mismo en las próximas listas electorales les mandan al cementerio de elefantes del Senado. Que es exactamente a donde el PP envió a don Ángel Pintado, el único diputado provida -hoy senador- que tenían en Aragón.

Con todo, más grave me parece que la diputada supuestamente provida Lourdes Méndez tuviera el cuajo de decir que la reforma que plantea Ruiz-Gallardón “es un volver de nuevo a la sensatez“. Es decir, le parece magnífico que una mujer pueda abortar por los supuestos que marcará la ley, incluido el coladero de las razones psicológicas. ¿Qué tipo de sensatez provida es la que se conforma con una ley que dejará todo como estaba antes de la ley Aído, cuando en España se alcanzaron los cien mil abortos al año?

Grandioso espectáculo. Diputados provida defendiendo una ley abortista y siendo ninguneados por el ministro al que venían a apoyar.

Claro, que no se pierdan ustedes a los de la oposición. Para contrarrestar la jornada de los provida, montaron su propio aquelarre proabortista. En el fondo son como niños, que juegan a ver quién mea más lejos. Si tú organizas una jornada provida con gente de fuera, yo organizo lo opuesto con gente de dentro.

¿Y qué nos depararon los que defienden algo tan natural, tan misericordioso, tan progresista, como es el derecho a machacar y/o partir en trozitos a seres humanos no nacidos? Pues declaraciones como las de Pedro Sánchez, ese Zapatero bis que quizás lidere el PSOE, que no tuvo otra cosa que decir que la reforma de Gallardón es “retroceder 50 años en los derechos y libertades de las mujeres“.

Veamos, en 1964 en España no se podía abortar. Ni poco ni mucho. Nada. Alguno dirá que las hijas de familias adineradas que se quedaban preñadas de forma inesperada, se largaban a Londres a abortar. Vale, lo que quieran. Pero en España el aborto estaba prohibido. Y con la ley de Gallardón, no solo se podrá abortar sino que el estado pagará la operación. Al señor Sánchez se le olvida -más bien lo olvida a propósito- que la nueva legislación será muy parecida a la que trajo el PSOE de Felipe González en 1985. Así que como mucho será un retroceso de cuatro años.

También asomó esa lumbrera de la extrema izquierda del sistema llamada Cayo Lara, coordinador general de IU, para soltar la típica payasada de que el PP nos quiere devolver al nacionalcatolicismo. Como si este PP tuviera algo de nacionalista español y de católico.

Qué lástima que tengamos que pagar el sueldo a tanto bufón de uno y otro lado.

Luis Fernando Pérez Bustamante