7.07.14

 

Lo de “te falta valor” era una de las frases favoritas de mi madre. La soltaba en esos momentos en que te quedas con ganas de decir o hacer algo que sería justo y necesario, y que aclararía las ideas de algunas personas, pero que a final prefieres callar por no liarla.

Miren que es pesadita la cantinela de la Iglesia a la sacristía y la fe algo estrictamente privado. Hace unos días lo volvía a recordar la consejera de educación de Asturias. Se repiten más que el ajo, la morcilla y el pepino juntos. Curas, monjas, frailes, católicos… a las catacumbas, a vivir su fe en el ámbito de lo privadísimo, y a dedicarse a rezar y a decir a la gente que sean buenos para que puedan llegar al cielo. Lo demás, ya se sabe, es cosa de la sociedad civil.

Cada vez me entran más deseos de que eso se hiciera realidad algún día. Me da por soñar y me imagino una sociedad española donde efectivamente curas, monjas y frailes se dediquen solo a rezar y a mantenerse dentro de los muros de sus iglesias y conventos, acompañados por los fieles que lo deseen en la misa, el rezo del rosario, las devociones privadas y los dulces coloquios espirituales. Y nada más. La calle, lo público, en manos de la autoridad civil.

Una sociedad en la que de la noche a la mañana se cerrasen los 6.041 centros de enseñanza, con 1.370.000 alumnos gestionados por la iglesia, especialmente por órdenes y congregaciones religiosas, los 87 centros hospitalarios, 55 ambulatorios, 831 casas de ancianos y minusválidos y 433 orfanatos y guarderías. Mucho mejor que todo sea gestionado directamente por las administración. Costará muchísimo más dinero, pero será laico, que es de lo que se trata.

También sería bueno, en aras del triunfo de la laicidad, que los casi tres millones de personas atendidas en Cáritas cada año se dirigieran directamente a sus ayuntamientos demandando ayuda social. Se acabó eso de que la caridad sea monopolio de los meapilas. Un estado que funcione correctamente debe ser capaz de echar una mano a los más débiles sin que tengan que humillarse acudiendo a los despachos de Cáritas.

Como Iglesia, incluso, suprimiría todo tipo de culto público, desde la Semana Santa a la romería del Rocío, desde la ofrenda floral a la Pilarica al Corpus de Toledo. Todo laico.

A veces echo en falta cuando tantas cosas hay que negociar con el estado y además recibimos los católicos tantos y tantos escobazos de los lugares más insospechados, simplemente poner estas cosas sobre la mesa. ¿Qué hay problemas para entenderse, que cada día tenemos que ceder más? No pasa nada. Se pone una fecha y a cerrar colegios, ambulatorios, centros de Cáritas, y desde ese mismo momento todo el culto católico dentro de sus templos sin absolutamente nada en lo exterior. A ver si de una vez se dan cuenta de lo que sería eso.

No. Tranquilos. Jamás haremos nada de eso porque sabemos lo que es la fe, las necesidades de la gente, la responsabilidad de colaborar con un mundo más justo y el mandato del Señor. Pero seguro que me entienden cuando digo que nos falta valor, pero que te entran unas ganas…