9.07.14

Rusia se preocupa por sus hijos

A las 9:57 AM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Sociedad siglo XXI

 

De Putin y la actual Rusia se pueden decir muchas cosas, y no todas buenas. Pero es evidente que desde la caída del régimen comunista, y muy especialmente en los últimos años, ese gran país está dando algunas lecciones al mundo, y muy especialmente a Occidente. En esa realidad influye, y no poco, el creciente papel de la Iglesia Ortodoxa.

Esas lecciones no impiden que se den extremismos indeseables. Por ejemplo, en relación con la comunidad homosexual, en Rusia existen grupos de indeseables que se dedican a perseguirles y apalearles. Tales hechos han de ser denunciados y castigados. No hay lugar en una sociedad civilizada para gentuza de esa ralea.

Ahora bien, estamos ante una nación que se niega a recorrer el camino de la apostasía de Occidente y que, poco a poco, da algunos pasos en la dirección correcta. El aborto en Rusia es una plaga de dimensiones apocalípticas. Se acerca al millón de abortos al año. Una auténtica salvajada. Pero no hay más que darse un paseo por las noticias que hemos publicado en InfoCatólica para darse cuenta que los políticos rusos quieren que cambien las cosas.

En el país que debe su fe a San Cirilo y San Metodio tampoco se puede profanar impunemente una catedral cristiana. Las integrantes de Pussy Riot lo saben bien.

A ello se une que el lobby gay tiene en el país gobernado por Putin un enemigo declarado. Allá no pueden hacer proselitismo. El presidente ruso llegó a decir: “No perseguimos a los homosexuales, pero por favor dejen a los niños en paz". Conviene recordar que las relaciones homosexuales estaban prohibidas por el régimen soviético. Fue en 1993 cuando se despenalizaron. Pero de ahí a permitir que las parejas homosexuales adopten niños o se haga propaganda del homosexualismo entre los jóvenes, media un mundo.

Desgraciadamente, los orfanatos rusos están llenos de niños que han sufrido el abandono de sus padres. Ello convierte a la nación eslava en el destino de miles de padres que quieren adoptar. Y como quiera que todo niño tiene derecho a tener un padre y una madre, el parlamento ruso aprobó una ley que impide que esos niños puedan acabar teniendo dos padres o dos madres. Es decir, las parejas homosexuales tendrán que buscarse otro lugar para adoptar críos.

El acuerdo que firman hoy España y Rusia impide que los “matrimonios” homosexuales puedan adoptar niños rusos. Y tampoco podrán hacerlo las personas solteras. No sé si afecta a los viudos. La razón es clara. Rusia no quiere que uno de los miembros de una pareja homosexual adopte un niño y luego se “case”. El acuerdo tiene otra serie de puntos bien interesantes. Por ejemplo, el permitir a las autoridades rusas controlar la situación de los niños que hayan sido adoptados por familias españolas. Lógicamente, dentro de los límites de la legislación española.

Putin y los rusos entienden que es necesario dar una salida a sus huérfanos y niños abandonados. Pero esa salida no puede ser otra que la de asegurarles que llegan a una familia de verdad. Los niños no son un instrumento para lograr reivindicaciones contrarias a la ley natural. Por encima del derecho a adoptar existe el derecho a ser adoptado. Este, y no otro, es el que defiende Rusia. Que sirva de ejemplo a todo el mundo.

Luis Fernando Pérez Bustamante