21.07.14

Bienaventurado el que madruga

A las 9:22 PM, por Jorge
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A quien madruga, Dios le ayuda. Así que esta mañana hemos sido los primeros en llegar al lugar de la multiplicación de los panes y los peces. Cinco panes y dos peces y aún sobraron cestos y cestos. Qué cosas. La generosidad de un chiquillo que aportó lo que y,menía, bendecida por Jesús, hace que todo se multiplique y sobre. He aprovechado para hablar de Cáritas, que es la niña de mis ojos. A mí eso de “dadles vosotros de comer” me impresiona cada día más. La multiplicación de los panes y los peces es claro símbolo eucarístico. Por eso que nada se pierda. En la iglesia siempre unidas eucaristía y caridad. Es que no puede ser de otra manera.

La misa, a continuación nada menos que en el monte de la bienaventuranzas. De nuevo eso de madrugar, porque hemos sido los primeros en comenzar y eso no ha permitido elegir lugar. Sin dudarlo, un altar al aire libre, justo el más próximo al lago. El canto de entrada ha sido un prolongado “no adoréis a nadie más que a Él". Después… Ay después como suenan las bienaventuranzas leídas mirando al lago. Imaginando a Jesús, viéndole entre nosotros, todo se hace diferente. Sus palabras son otras, y cuando al final uno escucha eso de dichosos vosotros cuando os persigan, sientes un fuerza especial y te descubres casi capaz de todo por Cristo. Qué os voy a contar de lágrimas. Un crítico teatral diría que hasta el apuntador. Pero son lágrimas de esas bonitas, de felicidad, de entrega.

En esa zona todo está cerca. Apenas unos minutos para conocer el lugar del primado de Pedro y recordar esas tres preguntas del maestro que al pobre Pedro hasta le llegaron incomodar: “me amas? Señor, tú sabes que te amo…” A contraluz una preciosa escultura de bronce nos muestra la escena. Junto a la pequeña iglesia aún puede descubrirse el muelle donde atracaban las barcas, y dentro de la iglesia la piedra donde asaron el pescado. Un sitio mágico porque te permite acercarte al lago sin problemas, mojar las manos… Lavarte hasta la cabeza.

De allí, a Cafarnaum, la ciudad del Señor donde visitar la casa de Pedro y la primitiva sinagoga en la que Jesus proclamó el discurso del pan de vida. Cada vez por cierto me gusta menos la moderna iglesia construida sobre la casa de Pedro, yo he visto platillos volantes con mejor estética.

Despedirse de Galilea para marchar a comer a Jericó. ¿Verdad que suena a trompetas? Y suena a Zaqueo y un sicómoro. La mitad de mis bienes a los pobres y. Si de alguien me he aprovechado le restituiré cuatro veces más. Olé por Zaqueo, eso sí que es tomarse en serio las cosas. Cerca de Jericó hemos pasado junto al monte de las tentaciones de Jesús y las excavaciones de Qumran. Y de ahí a conocer, aunque de lejos el impactante monasterio de San Jorge de Coziba. En pleno desierto, sin más acceso que un viejo camino. Y ahí monjes dedicados a la alabanza. Chapeau por ellos.

Hemos pasado a Belén para compras en una cooperativa de palestinos cristianos. La situación de los cristianos en tierra santa, especialmente en la zona de Belén es dramática. Comprar algo es ayudar a que la presencia cristiana se mantenga en Tierra Santa.

Hemos enterado en Jerusalén cantando, como no podía ser de otra manera, “Qué alegría cuando me dijeron". Ahora y en el hotel esperando la hora de la cena. Y después… Un paseo hSta l puerta de Damasco y poner nuestros pies en la vieja ciudad de Jerusalén. Que alegría… Qué grande es Dios.