El cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, celebró el domingo en la catedral maronita de Nuestra Señora del Líbano en Los Angeles (Estados Unidos) la santa misa en ocasión de la festividad de los santos Charbel y Elías que conmemoran los libaneses maronitas de todo el mundo el tercer domingo de julio. La eucaristía contó con la participación de unos cuatrocientos fieles de las Iglesias Orientales.

El purpurado -como informa un comunicado del dicasterio que preside- se hizo intérprete en la homilía del inmenso dolor por la suerte desesperada de tantas personas inocentes y recordó que los cristianos de Mosul en Iraq y Alepo, en Siria, cuyas casa e iglesias son incendiadas, son los más afectados pero que toda la zona vive en un estado de inseguridad al que contribuye, desgraciadamente, la indiferencia de muchos. No olvidó que Palestina ”está en lágrimas” y que sus habitantes no pueden ser hombres y mujeres cristianos con serenidad y dignidad. ”A todos decimos que sus lágrimas son las nuestras, y que no obstante, compartimos la misma esperanza, llamada Cristo; y Jesucristo es fiel. Por eso perseveramos juntos en el mismo viaje”, exclamó.

Después de leer el llamamiento en favor de los cristianos perseguidos lanzado por el Papa Francisco en el Ángelus del domingo, el cardenal invitó a los fieles a rezar en silencio y renovó la cercanía de las Iglesias Orientales a cuantos están pasando por las duras pruebas del odio y de la violencia, en particular a los patriarcas siro-católico y caldeo, que están al lado de sus fieles y de sus obispos para compartir sus sufrimientos y perseverar en la defensa de los derechos humanos y de la libertad religiosa incluida la de los cristianos que no son extranjeros en Oriente porque allí nació el cristianismo, allí han mantenido la fe durante dos milenios, edificando como ciudadanos generosos el bien de las naciones respectivas y allí deben poder continuar dando su aportación a la comunidad.

(RV)