22.07.14

Un amigo de Lolo - Dios está aquí

A las 12:04 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Un amigo de Lolo

Presentación

Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Dios está aquí

“Dios se hace presente en nuestra vida con su obra, su paternidad y su operación santificante.”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (778)

No ver a Dios, no poder tocarlo ni tener sus ojos ante los nuestros.

Tales pueden ser malformaciones de la fe pues es más que posible que alguno de los hijos de Dios se lamenten de, en efecto, no tener al Padre ante sí para poder hablar con Él o, simplemente, pedirle, digamos, en su propia presencia.

Ni qué decir tiene que si tal pensamiento corresponde a alguien que dice tener fe en el Todopoderoso podemos imaginar qué supondrá, como excusa para un ateo o un agnóstico no ser “pragmático” con Dios o, por decirlo de otra forma, que no sea el Creador “accesible” de tal forma.

En realidad, sostener una cosa así denota mucho y poco: mucho en cuanto lo que se ignora al respecto del Creador y de su Obra; poco en cuanto a que no se alcanza, siquiera, el nivel mínimo de comprensión de lo que somos y de dónde estamos con relación a Dios.

Todo lo creado es de Dios. No todo lo creado es Dios como suelen plantear los panteístas. Cada realidad ha de ser comprendida según su esencia y según sus propias características. Así, por ejemplo, el ser humano es semejanza de Dios, imagen suya, pero no es Dios mismo pues Dios sólo es Dios y nadie más.

A salvo de comprender lo que esto significa no es poco cierto que el Creador, que descansó después de hacer una obra que, en tiempo humano debió emplear unos cuantos miles de años (no deberíamos entender el tiempo de Dios como es el nuestro sino en su justa dimensión) el Padre puede ser contemplado en todas partes. Esto, a lo mejor, es poco para quien quisiera tenerlo delante “para cantarle las cuarenta” por lo que pasa en el mundo (como si eso fuera culpa Suya) pero es más que suficiente para quien sabe que un día, en un tiempo y en un momento determinado, de cumplir la voluntad de Dios o arrepentirse de no hacerlo, verá su santo rostro y habitará en alguna de las mansiones que Cristo está preparando para cada uno de los que alcance el Cielo.

Dios, pues, está en todo. Esto no es difícil entender (pues todo lo crea y todo lo mantiene) pero es que, además, en cada cosa que hacemos bien; en cada intento conseguido de ser mejores, de alcanzar la sublime azaña de oponerse con éxito al mundo y a su mundanidad; en cada mano dada a quien la necesite; en cada ocasión no perdida de amar a quien te presenta su diestra o siniestra como zarpa arrasadora; en cada viento de doctrina que vencemos y que nos quiere llevar a la fosa que no seguimos por fidelidad a Dios y a su Palabra; en cada transmisión de nuestra esperanza como el Creador quiere que se comprenda y transmita; en cada acto de voluntad concordante con la Dios y, en fin, en cada manifestación de ser hijos de un tan gran Señor (como diría Santa Teresa de Jesús), el santo nombre de Dios nos dice “Yo soy el que soy” y “yo soy” es porque lo es todo.

“Dios está aquí” dice un canto de la Santa Misa del que muchas veces se hace uso para empezar la Eucaristía. Y es más que cierto que Dios está allí donde se celebra el Santo Sacrificio de Cristo. Y que está ahora mismo aquí también es cierto. Y que nos ama, más aun.

Eleuterio Fernández Guzmán