14.08.14

Tener que soportar esto es demasiado

A las 12:10 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Defender la fe

Nazareno

Son muchos ejemplos. Son, además, perturbadores de la realidad porque suponen lo que nunca debería pasar. Y, por si fuera poco, pudiera dar la impresión de que importan poco.

Nosotros, los cristianos, tenemos por verdad que podemos ser perseguidos porque eso mismo lo dijo nuestro Maestro. Si a Él lo persiguieron hasta que pudieron darle muerte, no vamos a ser sus discípulos menos que Él. Al menos, en esto, sí podemos parecernos al Hijo de Dios pues no siempre estamos a la altura en cuanto a respeto a la voluntad de Dios y a cumplimiento de lo que nos corresponde cumplir.

Ahora es Irak pero antes fue en otros lugares. Así, por ejemplo, ¡cuántos cristianos han sido asesinados en Nigeria! o en otros lugares del mundo musulmán. Y es que lo bien cierto es que no es en otros lugares donde se produce el fenómeno de morir por la fe que se tiene si la misma no corresponde con la de los discípulos de Mahoma. Y eso no puede ser por casualidad sino por constatación de una verdad bien cierta: no es posible convivir con ciertos pensamientos. Y no se puede convivir porque quienes los sustentan no quieren a nadie que sea distinto a ellos, a nadie que no crea como ellos, a nadie que, en fin, no sean ellos mismos.

Incluso sabemos, porque es cierto, que asesinan a otros musulmanes que no son de su exacto pensar y hacer. Y esto es como si los franciscanos, por poner un ejemplo, se liaran a palos con los jesuitas o con otra orden religiosa (o al revés) por tal o cual precepto de las Sagradas Escrituras o por vaya a usted a saber qué interpretación bíblica. ¿Y a eso lo podrían llamar fe?

Pues sí, día a día podemos ver (lo difunden para que se vea, por cierto) cómo se mata de forma bárbara y brutal a cristianos por el hecho de serlo, cómo se echa de sus casas a cristianos que llevan allí mucho más tiempo que los mismos musulmanes (¡además, esto!) y cómo, en fin, se echan el moderno alfanje al hombro para darle brillo con la sangre de discípulos de Cristo.

Eso está pasando delante de las narices de occidente pues delante de las narices lo están haciendo ver aquellos que gustan de manifestar hasta qué nivel se puede llegar de barbarie y de bajeza humana.

Es más, en algunos lugares, como se ha dicho y es cierto, se marca las casas con la palabra “nazareno” (aquí mismo está puesto tal símbolo dos veces) para que se sepa dónde vive quien no cree como ellos, los mandamases matarifes musulmanes radicales. Y luego… lo que ya sabemos.

Pues bien, siempre se argumenta acerca de que lo que pasa en el Islam al respecto de la muerte que muchos de sus fieles van sembrando por el mundo, es cosa de unos pocos y que, al fin y al cabo, no todos piensan y hacen lo mismo. Y en lo segundo es cierto pues no todos los musulmanes van por ahí degollando niños o haciendo de matarifes de los que no son como ellos en cuanto a la fe. Sin embargo, no las tengo todas conmigo al respecto de que no todos piensen lo mismo pues no es poco cierto que hay pocas reacciones en contra de lo que algunos hermanos suyos hacen. Al menos, aquí, en occidente, no nos enteramos de que las haya.

Bien cierto es que el miedo guarda la viña pero no podemos negar que quieren guardar su propia viña porque la de los demás si le pegan fuego… mejor. A lo mejor hasta sacamos tajada.

En realidad, hay cosas que no tienen remedio. Y el Mal, muchas veces, se escuda en Dios para hacer daño y creer, ¡encima creer!, que todo se hace porque el Creador así lo quiere y porque es su gusto que se vaya matando por ahí y por allí. Pero la verdad es que como no se ponga coto a tanto desmán musulmán cualquier día veremos eso en nuestras calles. Y entonces, ya será demasiado tarde para llorar a los muertos.

Otro por cierto.

En algún comentario ante las matanzas que se están produciendo en eso que llaman algo así como Califato o no sé qué he leído que se llamaba a la Cruzada.

Ciertamente que sería razón más que suficiente que se estén masacrando cristianos para que eso fuera posible. Sin embargo, los tiempos no están para eso sino, como mucho, para que algunos anden por ahí bombardeando posiciones de islamistas radicales. Pero poco más.

Por cierto, en septiembre de 2010 escribía yo mismo en esta casa esto que sigue:

“Eso es lo que, para nosotros, ha de resultar importante, a destacar, a tener en cuenta: aún, hoy día, existen personas que dan su vida por Jesucristo y por todo lo que representa. Últimamente han sido cuatro en Irak (Padre Ragheed Ganni y Basman Yousef Daoud, Ghasan Bidawid y Wadid Hanna, sacerdote y subdiáconos) de los que tengamos conocimiento, claro, pues seguramente serán más los mártires de los que sólo Dios sabrá de sus actos y la manifestación exacta de fe.”

Y eran, y son, sólo un ejemplo, pequeño, de lo que entonces pasa, de lo que ahora pasa.

Es que los tiempos han cambiado una barbaridad y eso de la “Cristiandad” es algo muy pasado de moda. Ahora lo que mola es el acercamiento entre culturas y las civilizaciones y todo ese tejemaneje de ignorantes de tomo y lomo.

El problema es que algunas culturas lo que quieren es que te acerques mucho para poder cortarte el cuello mejor.

Y es lo que tiene no tener dos dedos de frente: ni los unos, por blandengues y acomplejados, ni los otros, por soberbios y abusadores por razones de fe.

Pero la cosa, lo que es la cosa, está más que mal.

Por cierto, no puedo resistir traer aquí un texto de Hilaire Belloc que, su libro “Las grandes herejías” dice, en un momento determinado algo que la primera vez que leí me sorprendió por lo sorprendente del caso. Y es que no es para menos. Y es esto:

“El mahometanismo fue una herejía: ése es el punto esencial a comprender antes de seguir adelante. Comenzó como una herejía y no como una nueva religión. No fue un contraste pagano a la Iglesia; no fue un enemigo foráneo. Fue una perversión de la doctrina cristiana. Su vitalidad y su perdurabilidad pronto le dieron la apariencia de una nueva religión, pero aquellos que fueron contemporáneos de su surgimiento lo vieron tal cual fue: no una negación sino una adaptación y un abuso del fenómeno cristiano. Difirió de la mayoría de las herejías (y no de todas) en que no surgió dentro del contexto de la Iglesia Cristiana. Para empezar, el jefe heresiarca, Mahoma mismo, no fue – como la mayoría de los otros heresiarcas – un hombre de cuna y doctrina católicas. Provenía de los paganos. Pero lo que enseñó fue en lo esencial una doctrina católica sobre-simplificada. Lo que inspiró sus convicciones fue el gran mundo católico – sobre cuyas fronteras vivió, cuya influencia lo rodeaba y cuyos territorios conoció por sus viajes. Provino y se mezcló con los idólatras retrógrados de los desiertos árabes a quienes los romanos nunca creyeron que valdría la pena conquistar.”

¡Ahí queda eso! Y es que, al fin y al cabo, se trata de hermanos descarriados. Aunque vaya usted y dígales tal verdad.

Eleuterio Fernández Guzmán