19.08.14

 

Anda bastante movidito el mundo de la blogosfera católica de EE.UU (ejemplo) a cuenta de la reciente asamblea nacional de la LCWR (Leadership Conference of Women Religious), organización que agrupa a la mayoría de las religiosas de ese país, con la particularidad de que su edad media supera los 75 años y llevan mucho tiempo pasando por una sequía vocacional irremediable. Existe otra organización de religiosas, la CMSWR (Council of Major Superiors of Women Religious), minoritaria pero creciente. Su edad media es varias décadas inferior a las mayoritarias y sus noviciados gozan de muy buena salud. No hace falta que les expliqué dónde está el futuro de la vida religiosa en ese país. Vean ustedes ambas webs y saquen sus propias conclusiones.

El caso es que las religiosas de la LCWR no tuvieron mejor idea para este año que invitar como ponente principal a Elisabeth Johnson, una teóloga que ha sido reconvenida por los obispos de EE.UU a causa de sus errores doctrinales. La teóloga replicó a las tesis de los prelados y estos le dejaron bien clarito que su teología es heterodoxa. A Mons. Sartain, delegado apostólico del Papa para supervisar la organización, le informaron cuando ya habían hecho la elección. Ello les valió una reprimenda histórica por parte del cardenal Müller, Prefecto a la Congregación para la Doctrina de la Fe. Como cabía esperar, no aceptaron de buen grado dicho rapapolvo vaticano.

El caso es que Johnson, como cabía esperar, ha usado su intervención en la asamblea de la LCWR para reivindicarse. Ha dicho que le acusan de algo que ella no ha escrito -típica excusa de multitud de herejes-, que las religiosas estadounidenses han comprendido mejor el Concilio Vaticano II (sic) que la Santa Sede y que, para más inri, las ventas de sus libros se han disparado desde que la han puesto en el ojo de mira.

Y ha añadido algo más:

“En un momento en que la autoridad moral de la Jerarquía se está desangrando debido a los escándalos financieros y a que muchos obispos han estado ocultando los abusos sexuales del clero a los niños, y que a día de hoy todavía siguen siendo tapados en varios lugares, provocando que miles de personas se estén marchando de la Iglesia, es incuestionable que toda esta investigación es una pérdida de tiempo".

Su intervención provocó el aplauso entusiasta de las ochocientas religiosas asistentes.

Bien, es claro que:

1- Esas religiosas se pitorrean de la autoridad de la Iglesia.

2- Esas religiosas promueven errores doctrinales de grueso calibre (ver de nuevo el post del cardenal Müller).

3- Esas religiosas gustan de enfrentarse de forma clara y abierta a la mismísima Santa Sede.

4- Esas religiosas no tienen la menor intención de rectificar.

A eso se le añade que intentan escudarse detrás de la mala actuación de muchos obispos en temas de escándalos sexuales y financieros para que a ellas no se les pueda decir nada sobre su teología.

Ciertamente Johnson tiene razón en una cosa. Es una pérdida de tiempo investigarlas o intentar reconducirlas, por las buenas, a la recta senda de la fe católica. No quieren. No lo van a hacer. Van a seguir plantando cara. Van a seguir haciendo de su capa un sayo.

¿Qué hará la Santa Sede? No lo sé. ¿Qué debe hacer? No me corresponde a mí decirlo, pero creo que no hace falta ser un lince para discernir el siguiente paso a tomar.

Luis Fernando Pérez Bustamante