26.08.14

Salvó a la señora que la refugiaba, diciendo: dejadla, la única monja soy yo

A las 12:04 AM, por Santiago Mata
Categorías : Meses: 08. Agosto

Siete de los muertos violentamente el miércoles 26 de agosto de 1936 han sido beatificados: tres lasalianos del buque Río Segre en Tarragona; en Madrid, una religiosa celadora del culto eucarístico, un marista -el hermano Luis Alfonso- y un capuchino -fray Saturnino de Bilbao-, más en Barcelona el salesiano Félix Vivet.

La monja que salvó a la mujer que la acogía

Tomé esta foto en la capilla del Corpus Christi, sita en la madrileña calle de Blanca de Navarra, y la mártir a la que representa (no se dice si está enterrada en la capilla, la web de la Conferencia Episcopal dice que lo está en el “Convento Celadoras del Culto Eucarístico"). Ángela Benita Sebastiana Margarita Ginard Martí (sor María de los Ángeles), nacida el 3 de abril en Llucmayor (Mallorca, el pueblo de Ramon Llull), fue asesinada el 26 de agosto de 1936 en la madrileña Dehesa de la Villa (contaba 42 años) y beatificada en 2005 (con ella fueron beatificados siete sacerdotes diocesanos de Urgel.

Tras haber ayudado durante años a sus padres con su trabajo, ingresó en el postulantado de las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico de Palma de Mallorca en 1921, pasando después de los cuatro años de profesión temporal a Madrid, Barcelona y de nuevo Madrid como administradora del convento. Ya antes de la guerra, según la biografía publicada por el Vaticano, ofrecía, si esa era la voluntad de Dios, su vida en martirio por el triunfo de Cristo. El 20 de julio de 1936, cuando las religiosas tuvieron que salir del convento vestidas de seglares, sor María de los Ángeles con serenidad las tranquilizaba a la vez que les decía: “Todo lo que nos pueden hacer a nosotras es matarnos, pero esto”, indicando que lamentaba más la persecución y destrucción de lo religioso que el que la matasen. Se refugió con una familia en la calle Monte Esquinza número 24. Desde allí vio el saqueo de la iglesia y del convento, y la destrucción de imágenes y objetos de culto. El 25 de agosto por la tarde, milicianos anarquistas, por acusación del portero, que era de ellos, fueron a detenerla. Apresaron a doña Amparo, hermana de la dueña de la casa, y sor María de los Ángeles dijo a los milicianos: “esta señora no es monja, dejadla, la única monja soy yo”. Así salvó la vida a esta señora. La llevaron a la checa de Bellas Artes y el 26 al anochecer le dieron el “paseo” a la Dehesa de la Villa donde la asesinaron.

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