26.08.14
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
Con el auxilio de Dios
“’No puedo con esa pasión…’
‘Entonces, que desde ahora la vida empiece a contar con un cobarde.”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (632)Decimos, con verdad y acierto, que hay de todo en la viña del Señor. Y pretendemos dar a entender que el ser humano es de muchas formas, que, aunque todos seamos hijos de Dios, cada cual es como es. Eso, además, ha de ser del gusto del Creador que quiso que el don de la libertad nos correspondiera, en el reparto de dones, a todos por igual.
Todos, pues, nos podemos enfrentar a lo que nos pasa de muchas maneras. Cada uno, por tanto, según sea y según entienda que debe actuar.
Por otra parte, a lo largo de nuestra existencia, nos encontramos con multitud de situaciones a las que debemos plantar cara. A unas nos cuesta más esfuerzo responder; a otras… menos, según sea la asechanza a la que nos enfrentemos.
De todas formas, hay muchas a las que el plantar cara ha de ser rotundo y a las que no debemos responder con tibieza. En ello nos va nuestra propia existencia porque es más que probable que las mismas actuen contra nuestra forma de ser o, a lo mejor, fomenten una secreta forma de ser, un ser nuestro algo escondido que salta ante determinada tecla tocada.
Cuando eso pasa es bien cierto que podemos optar por dos formas de respuesta. Decimos, desde ahora mismo, que depende mucho de nuestra fe el que hagamos una cosa o la otra porque no será lo mismo que hagamos una cosa o la otra.
Ante algo que pueda afectar de forma definitiva a nuestra vida nosotros siempre debemos escoger el camino mejor que es el de la creencia en Dios Todopoderoso. A lo mejor alguien puede creer que eso, actuar así, poco tiene que ver con su existencia. Y si piensa así… sin duda alguna su fe es escasa y ha arraigado poco en su corazón.
Quien sabe lo que le conviene está más que seguro que Dios siempre le auxilia y que puede apoyarse en el Creador. Y esto, aunque pudiera parecer estampar aquí mismo una teoría bonita y bien parecida pero, al fin y al cabo, poco efectiva, es exactamente todo lo contrario.
Dios nos auxilia porque, como Padre que es nuestro, Creador nuestro y “mantenedor” de nuestra existencia (pues la sigue manteniendo ahora mismo), siempre se nos ofrece para echarnos una mano. Y, para eso, tenemos su Palabra, con la que guía nuestros pasos con el auxilio, también, del Espíritu Santo, Su Espíritu.
Pero también en Dios podemos apoyarnos. Y tal apoyo no es uno de cualquiera sino de Quien tiene todo poder y de Quien no nos abandona nunca.
Tenemos, por tanto, que saber y conocer que nunca estamos solos ante lo que nos pasa y que Dios, el Único, tiende sus manos de ellas para que nos sirvamos de ellas. Y, así, poder ganar la batalla contra aquello que nos acecha y que pretende separarnos del Creador.
Y eso, se diga lo que se diga y se sostenga lo que se sostenga, es un instrumento más que importante.
Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.
Eleuterio Fernández Guzmán