Opinión

Todas las religiones son iguales: falso, idiota y blasfemo

 

El estudio de otras religiones puede llevarnos al conocimiento de grandes tesoros espirituales, ya que lo verdadero en cada una de las religiones proviene en algún modo de Dios. Ello lleva a mucha gente, tanto más si tenemos en cuenta el relativismo imperante a afirmar que todas las religiones son iguales, y no sólo esto, sino que ésta es la única postura pacífica, tolerante y democrática

01/09/14 7:22 AM | Pedro Trevijano Etcheverria


Mateo 16,13-20 es un trozo muy conocido del evangelio de San Mateo. En él Jesús, tras preguntar a los apóstoles «¿quién dice la gente que soy yo?, tras sus respuestas vuelve a preguntarles: «¿Y vosotros, quién decís que soy yo?» a lo que Pedro contesta: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo», lo que hace que Jesús le diga. «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». Con estas frases fundamenta su Iglesia, la única que Él funda, sobre el fundamento de Pedro y sus sucesores y nos da en el Papado y en la apostolicidad una señal clara para que podamos distinguir la Iglesia fundada por Jesucristo de las demás Iglesias.

Ahora bien el estudio de otras religiones puede llevarnos al conocimiento de grandes tesoros espirituales, ya que lo verdadero en cada una de las religiones proviene en algún modo de Dios. Ello lleva a mucha gente, tanto más si tenemos en cuenta el relativismo imperante a afirmar que todas las religiones son iguales, y no sólo esto, sino que ésta es la única postura pacífica, tolerante y democrática, mientras que los católicos que afirmamos que la Iglesia Católica es la receptora oficial de la Revelación divina y es la única fundada por Jesucristo, somos tan solo un conjunto de fundamentalistas fanáticos.

Pero sin embargo la creencia que todas las religiones son iguales, es falsa, idiota y blasfema, aunque esto último espero sea de manera poco consciente.

Falsa. Voy a hacer una serie de preguntas: ¿Existe Dios, sí o no?, ¿Ese Dios es Creador, sí o no?, Jesucristo es verdadero Dios y Hombre, sí o no?, ¿Ha hablado Dios a los hombres por medio de su Hijo, Jesucristo, sí o no?, ¿La Virgen fue realmente Virgen, sí o no?, ¿Jesús concedió a los apóstoles y sus sucesores, los sacerdotes, el poder de perdonar los pecados, sí o no?, ¿Jesucristo ha resucitado, sí o no?, ¿Está realmente presente en la Eucaristía, sí o no?, ¿Tiene sentido la vida humana, sí o no?, ¿Tiene algo que ver la vida humana y su sentido con el amor, sí o no?, ¿Hay una Verdad objetiva, sí o no?, ¿Existe la Ley Natural, sí o no?, ¿Se puede, en nombre de la Religión, matar a los no creyentes u ofrecer sacrificios humanos, sí o no?, ¿Hay algo más allá de la muerte, sí o no?, ¿Existe la Resurrección, sí o no?, ¿Existen el cielo, el purgatorio, el infierno, sí o no?. Como se puede comprender, se pueden llenar páginas y páginas con preguntas como éstas y desde luego está claro que no da lo mismo contestar sí o no a estas preguntas.

Idiota. Si Jesucristo se ha hecho hombre para redimirnos y ha muerto en la Cruz para salvarnos y abrirnos las puertas del Cielo, tomándose para ello unas molestias terribles, pero resulta que su Palabra vale lo mismo que la de cualquier gurú o santón indio o cualquier chalado occidental u oriental que funda una religión, ¿no os parece que su postura es bastante idiota y que para ese viaje no se necesitan alforjas? Lo que está claro es que hay alguien idiota, o Jesucristo o aquéllos que ponen a cualquier santón a su altura. Como Jesucristo no creo sea idiota, los idiotas son los otros, los que piensan que todas las religiones y creencias son iguales.

Blasfema. Por lo dicho anteriormente. No se puede poner al mismo nivel a Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre. y a un gurú. Además la Sagrada Escritura nos dice: «no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede todo y para el cual somos nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien existe todo y nosotros por medio de él»(1 Cor 8,6). Jesucristo es el Señor, si bien «vino a su casa, y los suyos no le recibieron» (Jn 1,11), «pero a cuantos le recibieron, les dio poder para ser hijos de Dios»(Jn 1,12). Ahora bien, ¿cuál es nuestra, mi elección? En la contestación, puede estar en juego la salvación eterna.

Recordemos, sin embargo, que la salvación está abierta a todos los hombres, pues de lo que se trata es de no separarnos culpablemente de Dios y de su oferta de perdón.

 

P. Pedro Trevijano, sacerdote