SANTA SEDE

“Nadie se hace cristiano a sí mismo: nacemos y crecemos en la fe dentro del pueblo de Dios”


 

Con la petición de que los fieles invoquen la intercesión de María, para “aprender de ella esa ternura que nos permite ser testigos de la maternidad de la Iglesia” el Obispo de Roma concluyó su catequesis de este miércoles 3 de septiembre en la que afirmó que “Nadie se hace cristiano a sí mismo: nacemos y crecemos en la fe dentro del pueblo de Dios. Por eso decimos que la Iglesia es Madre, porque nos da vida en Cristo y nos hace vivir junto a otros hermanos en la comunión del Espíritu Santo”.

Francisco se refirió a la Iglesia tomando la imagen de María: “El nacimiento de Jesús en el seno de María como primogénito de muchos hermanos es como el preludio de la vida nueva que reciben los cristianos en el bautismo. La Iglesia también es madre porque nos cuida como hijos y nos indica el camino de la salvación. Nos alimenta y nos sostiene con los sacramentos; nos ilumina con la luz del Evangelio, orientándonos al bien y animándonos en los momentos de oscuridad y nos defiende de las asechanzas del maligno, exhortándonos a la vigilancia para no sucumbir a sus seducciones”.

Así la Iglesia, expresó el Papa, es una madre tierna que, como la Virgen María, tiene en el corazón el bien de sus hijos. Exhortando: “Queridos hermanos, no olvidemos que la Iglesia somos todos los bautizados, y que su maternidad se expresa también en nuestra capacidad de acoger, de perdonar, de infundir ánimo y esperanza”.

Jesuita Guillermo Ortiz –Radio Vaticana

Texto completo del resumen de la catequesis del Papa 

Queridos hermanos y hermanas:

Nadie se hace cristiano a sí mismo: nacemos y crecemos en la fe dentro del pueblo de Dios. Por eso decimos que la Iglesia es Madre, porque nos da vida en Cristo y nos hace vivir junto a otros hermanos en la comunión del Espíritu Santo.
El modelo de la maternidad de la Iglesia es la Virgen Madre. El nacimiento de Jesús en el seno de María como primogénito de muchos hermanos es como el preludio de la vida nueva que reciben los cristianos en el bautismo.

La Iglesia también es madre porque nos cuida como hijos y nos indica el camino de la salvación. Nos alimenta y nos sostiene con los sacramentos; nos ilumina con la luz del Evangelio, orientándonos al bien y animándonos en los momentos de oscuridad y nos defiende de las asechanzas del maligno, exhortándonos a la vigilancia para no sucumbir a sus seducciones.

Queridos hermanos, no olvidemos que la Iglesia somos todos los bautizados, y que su maternidad se expresa también en nuestra capacidad de acoger, de perdonar, de infundir ánimo y esperanza.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, México, Cuba, Costa Rica, Guatemala, Colombia, Argentina y otros países latinoamericanos. Invito a todos a invocar la intercesión maternal de María y aprender de ella esa ternura que nos permite ser testigos de la maternidad de la Iglesia. Muchas gracias.