9.09.14

Un libro que escenifica la matanza del Tren de la Muerte

A las 12:03 AM, por Santiago Mata
Categorías : Lugares: Madrid, Meses: 09. Septiembre, Lugares: Valencia, Lugares: Burgos

Dos son las personas asesinadas el miércoles 9 de septiembre de 1936 que han sido beatificadas: el seminarista salesiano Teódulo González Fernández en Madrid y el laico Ismael Escrihuela Esteve en Valencia.

Como ya están biografiados los mártires del día, aprovecho este día para reseñar la novela La ciudad doliente, de Guillermo García-Mauriño, que reconstruye en las páginas 389-441 del capítulo IX la matanza del Tren de la Muerte. Sigue para ello con bastante rigor la documentación de la Causa general a la que me he referido en mi libro y, con aún mayor detalle, en bastantes artículos en la web. El protagonista de esa escena es uno que se salva por enseñar un carné de la CNT y que va acompañando a un sacerdote, cuya actitud ante la muerte relata. El del carné es Antonio Trapero, de Vilches, a cuya hija, por cierto, entrevisté en Getafe (después de escribir el libro), testimonio que grabamos en televisión pero que se perdió en medio de la debacle de la cadena para la que lo hice.

El autor es nieto de Carlos García-Mauriño, cuya obra Memoria de 27 días sobre la revolución en Ronda ya reseñé.
El libro puede adquirirse por 17 euros más envío en papel o por 3,09 en versión electrónica. Al verlo en Amazon me ha sorprendido que tiene 11 valoraciones, todas menos una de 5 puntos, lo cual es señal de que ha gustado a los lectores, y por tanto no hace falta elogiar su indudable buen estilo y creatividad, en general compatible con el rigor histórico. Sin embargo, tengo que anotar algunas pegas, digamos tres, una pequeña, otra mediana y otra grande.

La pega pequeña no tiene más valor que el de dar verosimilitud a alguna parte del relato que entra dentro de lo que legítimamente se imagina el autor: lógicamente hay muchas cosas que me gustan de lo imaginado, pero tengo que referirme a alguna que no, en concreto, el protagonista va hacia el cementerio de Vallecas a enterrar a las víctimas y en un momento dado se santigua. Dado el ambiente, inverosímil en una persona que está simulando ser de la CNT para escaparse. Comprendo que es difícil hacerse cargo del odio que había en 1936, en concreto entre la gente víctima de la propaganda frentepopulista, pero haberlo lo había, aunque cueste creerlo.

En esa línea va otra pega, referida al momento previo a la salida del tren de Jaén, cuando el cura cuenta al chaval un episodio del que fue casi testigo, según el cual un terrateniente se habría vengado de alguien que le robó, matando a sangre fría a su mujer e hija, y echando al hombre y su hijo en un pozo, donde el segundo murió y el primero se salvó gracias al cura, que se enteró de lo sucedido. Lo grave es que la matanza habría sido ejecutada por guardias civiles. Mi comentario es semejante al anterior, pero sensu contrario: desde luego el odio brutal frentepopulista se apoyaba en abusos de los pudientes, y desde luego que la Guardia Civil estaba -a grandes rasgos- del lado del orden y por tanto de los pudientes… Pero de eso a suponer que se cometían impunemente y por medio de guardias civiles, que hasta van de tricornio al cometerlos, es un disparate, pienso que basado precisamente en la suposición de que ese odio frentepopulista tenía que ser reacción a algo semejante; suposición infundada.

El tercer punto no tiene que ver con la guerra civil, y por tanto podría obviar el comentario, pero me parece un asunto grave: se supone de la madre Patrocinio que era una farsante y degenerada -por no decir lo que se supone de su confesor, por contraste con Olózaga, que sí era un abusador en la realidad, y a quien se supone un bendito-, suposiciones que se dirían sacadas de un pasquín anticlerical de la época. Para contrastar esa falsificación recomiendo escuchar lo que dice el catedrático Javier Paredes en este entretenido vídeo, y dado que hablamos de la vidente de una de las pocas apariciones marianas aprobadas por la Santa Sede (ocurrida en 1831), recomiendo también escuchar el testimonio de Isabel II de que sor Patrocinio fue santa, por cierto un testimonio que dice también mucho de la religiosidad de esta reina, difamada también de demasía.

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