La importancia de la Palabra de Dios y de la exegesis bíblica para los creyentes se afianza en el diálogo con el Señor. Y «la fe para resplandecer, para no quedar sofocada, debe ser alimentada constantemente por la Palabra de Dios». El Papa Bergoglio reiteró «en continuidad con el Magisterio de la Iglesia, la importancia para el Pueblo de Dios de la exegesis bíblica, que cumple en la Iglesia y en el mundo una tarea indispensable».

En el marco de las celebraciones del 50 aniversario de la Constitución Dogmática del Concilio Vaticano II sobre la Divina Revelación Dei Verbum, el Obispo de Roma destacó que tenemos que estar agradecidos por las aperturas que nos ofreció el Concilio, así como por la abundancia y facilidad de acceso a las Sagradas Escrituras -que «el cristiano necesita hoy más que nunca- ante las contrastantes provocaciones culturales que se presentan».

Al recibir este viernes a los participantes en la XLIII Semana Bíblica Nacional, de la Asociación Bíblica Italiana, el Papa Bergoglio evocó a San Juan Pablo II y alentó con aprecio y gratitud a los docentes y estudiosos de la Biblia:

«San Juan Pablo II recordó que ‘para respetar la coherencia de la fe de la Iglesia y de la inspiración de la Escritura, la exegesis católica debe estar atenta a no atenerse a los aspectos humanos de los textos bíblicos. Es necesario que – también y sobre todo – ayude al pueblo cristiano a percibir de forma más nítida la palabra de Dios en estos textos, para acogerla mejor, para vivir plenamente en comunión con Dios’. Con este fin, es necesario naturalmente que el mismo exegeta sepa percibir en los textos la Palabra divina. Y ello es posible sólo si su vida espiritual es ferviente, rica de diálogo con el Señor; de otro modo la investigación exegética queda incompleta, pierde de vista su principal objetivo».

Con el Documento de la Pontificia Comisión Bíblica, titulado La interpretación de la Biblia en la Iglesia, en cuya conclusión señala que «la exégesis católica no tiene el derecho de asemejarse a una corriente de agua que se pierde en la arena de un análisis hipercrítico», el Papa Bergoglio hizo hincapié en que «junto con la competencia académica, el exegeta católico necesita también y sobre todo la fe, recibida y compartida con todo el pueblo creyente» y recordó una vez más al Papa Wojtyla, y el modelo de la Virgen María, que nos enseña a recibir plenamente la Palabra de Dios en nuestra vida:
«Me refiero de nuevo a las palabras de San Juan Pablo II: ‘para llegar a una interpretación plenamente válida de las palabras inspiradas por el Espíritu Santo, es necesario que el Espíritu Santo nos guíe; y para esto, es necesario orar, orar mucho, pedir en la oración la luz interior del Espíritu y aceptar dócilmente esta luz, pedir el amor, única realidad que nos hace capaces de comprender el lenguaje de Dios, que “es amor” (1 Jn 4, 8.16). «El modelo es la Virgen María, de quien San Lucas nos dice que meditaba en su corazón las palabras y los hechos que concernían a su Hijo Jesús (cf. 2:19). La Virgen nos enseña a aceptar plenamente la Palabra de Dios, no sólo a través de la investigación intelectual, sino en toda nuestra vida».

(CdM – RV)