El jugador del Málaga C.F. Fernando Tissone fue uno de los participantes, junto con su compañero Roque Santa Cruz, en el “Partido por la Paz” auspiciado por el Papa Francisco. Su convalecencia le impidió jugar, pero sí que pudo entregar a Francisco en persona la camiseta del club malagueño

-No sólo ha conocido al Papa, sino que ha compartido partido con leyendas como Maradona…

-Será inolvidable. No todos los días conoce uno al Papa. Entrar al Vaticano rodeado de tantos deportistas, ídolos de mi infancia… Y todos en torno a un motivo tan positivo como es el de ayudar a gente que no lo está pasando bien. Los deportistas somos unos privilegiados y basta un pequeño gesto por nuestra parte como fue participar en este partido para que mucha gente pueda vivir de la mejor manera al menos por un tiempo. El lema que tenemos es que el partido nunca termina. Es decir, que tras el pitido final, nunca hay que dejar de ayudar. Tenemos que estar al lado de la gente que lo necesita.

-El Papa recibió en el Aula Pablo VI a todos los participantes en el partido y estuvo casi toda la tarde con ustedes. Ahí fue cuando pudo entregarle la camiseta. ¿Cómo fue el momento?

-Fue algo raro. Yo me presenté llevando la camiseta, con mucha vergüenza, porque aunque no lo parezca, soy muy tímido. Pero gracias a mi familia que me acompañó, me animé a perder el miedo. Luego, me demostró mucha sencillez y me transmitió tranquilidad. Al final fue como dársela a una persona que conociera de toda la vida. La anécdota es que le dijimos que se sentara porque llevaba ya más de dos horas de pie saludando a todos. Y muy simpático me respondió: “Yo estoy mejor entrenado que todos ustedes, no se preocupen”. Ver a un ser fuera de lo normal que te demuestra esa confianza, que me haya respondido, que me haya agradecido el regalo, que me haya dicho que para él era un gusto tenerla… Eso significó mucho.

-Dicen que la recuperación de su lesión de ligamento cruzado ha sido espectacular. ¿Le ha ayudado la fe a superar el bache?

-Mis padres y sobre todo mi abuela me han inculcado la fe, aunque reconozco que no soy practicante. Cuando te pasa algo negativo, la gente empieza a reprochar y a decir: «¿Por qué me pasa a mí?». Yo digo que los dos primeros días sí fueron difíciles. Pero la fe y lo positivo que me da la familia y Málaga me hace que esté de esta manera.

(Antonio Moreno Ruiz – Diócesis de Málaga. Fotografía: Málaga C.F.)