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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 13 de septiembre de 2014

LA FRASE DEL SÁBADO 13 DE SEPTIEMBRE

Los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes. (Isaac Newton)

 


El papa Francisco

El Santo Padre: la guerra es una locura
Texto completo de la homilí­a del Santo Padre en Redipuglia, invita a pasar del "¿a mí­ que me importa" al llanto

Francisco reza por los caídos en las guerras
El Santo Padre ha viajado hasta Redipuglia para conmemorar el primer centenario de la Primera Guerra Mundial

Santa Sede

Albania: "El ejemplo que desmiente a quien usa la religión para alimentar conflictos"
Ante el viaje de Francisco del 21 de septiembre, el cardenal Parolin interviene en el Congreso de Roma sobre tolerancia religiosa en la nación albana

Rome Reports

Francisco convoca multitudinario encuentro de oración por el Sínodo de la Familia (Vídeo)
Será el sábado 4 de octubre en la plaza de San Pedro

Francisco visitará Albania, un país diferente del que recibió a Juan Pablo II en 1993 (Vídeo)
El ex director de Cáritas Albania explica los desafíos del viaje

Una aplicación para conectar con tu parroquia (Vídeo)
One Parish proporciona los horarios de Misa de las iglesias más cercanas a tu posición

SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA

San Juan Crisóstomo
«Padre de la Iglesia, un hombre de excelsa virtud y gran talento. Elocuente orador; por ello fue denominado boca de oro. Pío X lo proclamó patrón de los predicadores y Juan XXIII patrono del Concilio Vaticano II»


El papa Francisco


El Santo Padre: la guerra es una locura
Texto completo de la homilí­a del Santo Padre en Redipuglia, invita a pasar del "¿a mí­ que me importa" al llanto

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 13 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Viendo la belleza del paisaje de esta zona, en la que hombres y mujeres trabajan para sacar adelante a sus familias, donde los niños juegan y los ancianos sueñan... aquí, en este lugar, cerca del cementerio solamente acierto a decir: la guerra es una locura.

Mientras Dios lleva adelante su creación y nosotros los hombres estamos llamados a colaborar en su obra, la guerra destruye. Destruye también lo más hermoso que Dios ha creado: el ser humano. La guerra trastorna todo, incluso la relación entre hermanos. La guerra es una locura; su programa de desarrollo es la destrucción: ¡crecer destruyendo!

La avaricia, la intolerancia, la ambición de poder... son motivos que alimentan el espíritu bélico, y estos motivos a menudo encuentran justificación en una ideología; pero antes está la pasión, el impulso desordenado. La ideología es una justificación, y cuando no es la ideología, está la respuesta de Caín: “¿A mí qué me importa?”, «¿Soy yo el guardián de mi hermano?». La guerra no se detiene ante nada ni ante nadie: ancianos, niños, madres, padres... “¿A mí qué me importa?”.

Sobre la entrada a este cementerio, se alza el lema desvergonzado de la guerra: “¿A mí qué me importa?”. Todas estas personas, cuyos restos reposan aquí, tenían sus proyectos, sus sueños... pero sus vidas quedaron truncadas. ¿Por qué? La humanidad dijo: “¿A mí qué me importa?”.

Hoy, tras el segundo fracaso de una guerra mundial, quizás se puede hablar de una tercera guerra combatida “por partes”, con crímenes, masacres, destrucciones...

Para ser honestos, la primera página de los periódicos debería llevar el titular: “¿A mí qué me importa?”. En palabras de Caín: «¿Soy yo el guardián de mi hermano?».

Esta actitud es justamente lo contrario de lo que Jesús nos pide en el Evangelio. Lo hemos escuchado: Él está en el más pequeño de los hermanos: Él, el Rey, el Juez del mundo, es el hambriento, el sediento, el forastero, el encarcelado... Quien se ocupa del hermano entra en el gozo del Señor; en cambio, quien no lo hace, quien, con sus omisiones, dice: “¿A mí qué me importa?”, queda fuera.

Aquí hay muchas víctimas. Hoy las recordamos. Hay lágrimas, hay dolor. Y desde aquí recordamos a todas las víctimas de todas las guerras.

También hoy hay muchas víctimas... ¿Cómo es posible? Es posible porque también hoy, en la sombra, hay intereses, estrategias geopolíticas, codicia de dinero y de poder, y está la industria armamentista, que parece ser tan importante.

Y estos planificadores del terror, estos organizadores del desencuentro, así como los fabricantes de armas, llevan escrito en el corazón: “¿A mí qué me importa?”.

Es de sabios reconocer los propios errores, sentir dolor, arrepentirse, pedir perdón y llorar.

Con ese “¿A mí qué me importa?”, que llevan en el corazón los que especulan con la guerra, quizás ganan mucho, pero su corazón corrompido ha perdido la capacidad de llorar.. Caín no lloró. No ha podido llorar. La sombra de Caín nos cubre hoy aquí, en este cementerio. Se ve aquí. Se ve en la historia que va de 1914 hasta nuestros días. Y se ve también en nuestros días.

Con corazón de hijo, de hermano, de padre, pido a todos ustedes y para todos nosotros la conversión del corazón: pasar de ese “¿A mí qué me importa?” al llanto... por todos los caídos de la “masacre inútil”, por todas las víctimas de la locura de la guerra de todos los tiempos. El llanto. Hermanos, la humanidad tiene necesidad de llorar, y esta es la hora del llanto.

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Francisco reza por los caídos en las guerras
El Santo Padre ha viajado hasta Redipuglia para conmemorar el primer centenario de la Primera Guerra Mundial

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 13 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha rezado esta mañana por las víctimas de la guerra. Al cumplirse el primer centenario de la Primera Guerra Mundial, el Papa ha acudido esta mañana hasta Redipuglia, al norte de Italia. Allí ha visitado el cementerio austrohustrohúngaro, donde permanecen enterrados 14 mil soldados del Eje Central, muchos de ellos sin identificar. A continuación se ha dirigido al cementerio militar de Redipuglia, un complejo funerario en el que se encuentran 100 mil soldados italianos, más de la mitad sin identificar.

Una visita de apenas unas horas de duración, ya que el Santo Padre ha dejado el Vaticano a las 7.30 y el regreso está previsto para las 12.50. Además, para mantener el ambiente de recogimiento, Francisco ha querido trasladarse de un lugar a otro en coche cubierto en vez de usar el papamóvil.

En el cementerio militar, el Santo Padre celebra la misa a las 10 de la mañana. Al menos 10 mil fieles han querido estar presentes y participar en la celebración eucarística con el Obispo de Roma. A pesar del mal tiempo, los fieles, protegidos de la lluvia con paraguas, aguardaban la llegada de Francisco. Asimismo, la banda musical comenzó a tocar minutos antes de comenzar la eucaristía.

Han estado presentes los cardenales Christoph Schönborn, arzobispo de Viena y Josip Bozanić, arzobispo de Zagreb así como numerosos obipos procedentes de Eslovenia, Austria, Hungría y Croacia y de las diócesis de Friuli, Venecia, Giulia, además de los obispos ordinarios militares y capellanes militares.

Al finalizar, el Papa entrega a los obispos la "luz de San Francisco", una pequeña lámpara de cristal donada por el monasterio de Asís. En la vela aparece grabado "donde haya tinieblas, ponga yo luz" y el propósito es que esté encendida en todas las conmemoraciones de la Primera Guerra Mundial que los obispos celebren en sus diócesis.

Tras 22 años, un Pontífice visita de nuevo Redipuglia como peregrino. Ya san Juan Pablo II, la tarde del 3 de mayo de 1992, recordó el sacrificio y el sufrimiento de miles de jóvenes víctimas de la Gran Guerra.

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Santa Sede


Albania: "El ejemplo que desmiente a quien usa la religión para alimentar conflictos"
Ante el viaje de Francisco del 21 de septiembre, el cardenal Parolin interviene en el Congreso de Roma sobre tolerancia religiosa en la nación albana

Por Redacción

ROMA, 13 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - El cardenal secretario de Estado Pietro Parolin fue el invitado de honor en el congreso sobre tolerancia religiosa en Albania, que se celebró ayer en Roma. En vista del viaje del papa Francisco a dicho país el próximo 21 de septiembre, el purpurado profundizó sobre el tema de la convivencia interreligiosa que -dijo- "tan querido para el Papa, es particularmente importante en esta situación histórica".

En concreto, Parolin recordó los años de opresión del pueblo albano a causa del comunismo. Presión que, aún así, no sofocó la religiosidad natural ni el testimonio de amor de católicos albanos. "La Iglesia católica en Albania -destacó el cardenal- ha contribuido con el martirio y el sufrimiento y sería difícil concebir el nacimiento de la Albania moderna sin la cooperación de las distintas realidades religiosas que conviven pacíficamente: cristianos, ortodoxos, musulmanes sunitas y musulmanes bektashi".

Por tanto, "la historia ha dado la razón" a los padres fundadores, los cuales -recordó Parolin - "habían apostado sobre la posibilidad de construir una sociedad multirreligiosa. Además, tal reconciliación entre pueblos, personas y religiones es realmente sólida porque está fundada "en el perdón y no solo en categorías de la justicia humana".

En este sentido, Albania es un fuerte testimonio para el mundo de hoy: "es el ejemplo que desmiente a quienes usan la religión para alimentar los conflictos". Y por esto el papa Francisco ha querido visitarla: la presencia del Pontífice en el país será una forma de "decir a todos los pueblos del mundo que se puede trabajar juntos".

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Rome Reports


Francisco convoca multitudinario encuentro de oración por el Sínodo de la Familia (Vídeo)
Será el sábado 4 de octubre en la plaza de San Pedro

Por Redacción

ROMA, 13 de septiembre de 2014 (Rome Reports) - Para ver el vídeo hacer click aquí.

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Francisco visitará Albania, un país diferente del que recibió a Juan Pablo II en 1993 (Vídeo)
El ex director de Cáritas Albania explica los desafíos del viaje

Por Redacción

ROMA, 13 de septiembre de 2014 (Rome Reports) - Para ver el vídeo hacer click aquí.

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Una aplicación para conectar con tu parroquia (Vídeo)
One Parish proporciona los horarios de Misa de las iglesias más cercanas a tu posición

Por Redacción

ROMA, 13 de septiembre de 2014 (Rome Reports) - Para ver el vídeo hacer click aquí.

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SANTOS Y BEATOS: EPOPEYAS DE AMOR. EJEMPLO DEL DÍA


San Juan Crisóstomo
«Padre de la Iglesia, un hombre de excelsa virtud y gran talento. Elocuente orador; por ello fue denominado boca de oro. Pío X lo proclamó patrón de los predicadores y Juan XXIII patrono del Concilio Vaticano II»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 13 de septiembre de 2014 (Zenit.org) - Es uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia católica, aclamado por los ortodoxos como uno de los más insignes teólogos junto a san Basilio y a san Gregorio. Crisóstomo significa «boca de oro», sobrenombre que recibió por su excelsa forma de predicar, y que siglos más tarde indujo a san Pío X a proclamarle «patrón de los predicadores». Era originario de Antioquia de Siria donde nació hacia mediados del siglo IV. Su padre, oficial del ejército imperial, murió al poco de su nacimiento, y fue su piadosa madre Antusa la que se ocupó de educarle a él y a otra hija mayor. Andragatio y también Libanio, que ya era un prestigioso orador, le introdujeron en el conocimiento de la filosofía y de la retórica. Su elocuencia, que sin duda era un don natural, le hacía apto para aspirar a una exitosa carrera como abogado o político. Así lo consideró Libanio reconociendo que su formidable alumno le había aventajado. Pero Juan siguió otro camino invirtiendo esa gracia que Dios le había otorgado precisamente para darle la mayor gloria.

El año 368 recibió el bautismo de manos del obispo Melecio, conocido suyo, que influyó decisivamente en su vida. Él le nombró lector y se ocupó de instruirle dejándole preparado para el sacerdocio. Entretanto, el santo recibía clases del afamado Diodoro de Tarso, un brillante exégeta que impartía clases a un selecto grupo de jóvenes en Antioquía; algunos de ellos fueron prelados. En el 374, fallecida ya Antusa, Juan emprendió una experiencia eremítica en el monte Silpio, al sur de Antioquia. Fueron intensos años comunitarios, y uno de estricta soledad, acumulando vivencias de incalculable valor, acostumbrado a escuchar la voz de Dios en el silencio, empapándose de la Escritura, particularmente atrapado por las cartas paulinas. Entonces se hallaba en el ecuador de su vida. Por razones de salud sólo pudo soportar este tiempo de severa ascesis y penitencias. Era providencial. El veto que le impuso su organismo obligándole a abandonar la montaña el año 381 le abrió las puertas de su verdadera vocación. Poco tiempo después, Melecio le ordenó diácono. Y el año 386 recibió el sacramento del sacerdocio de manos del prelado Flaviano quien le designó predicador, misión que desempeñó admirablemente durante doce años.

Su rigurosa preparación y vasta cultura, unidas a su fe y entrega, impregnaban sus profundos comentarios a través de los cuales inducía a los fieles a vivir en conformidad con el Evangelio, lejos de la depravación y vicios morales. Muchos de ellos están recogidos en las Homilías;algunas las dedicó a los que derribaron las esculturas imperiales como medida de fuerza contra los gobernantes que no les dejaban respirar con abusivos impuestos. También es autor de numerosos tratados y cartas. El año 397, a la muerte de Nectario, patriarca de Constantinopla, fue proclamado sucesor suyo aún en contra de su voluntad. Tanto sintió su marcha Antioquia que tuvo que partir escoltado para evitar el tumulto de las gentes. Este virtuoso de la elocuencia se ganó al pueblo llano con sus encendidas exhortaciones a vivir la virtud. Luchó con denuedo contra los arrianos. Muchos pecadores y herejes se convertían al sentirse retratados en sus palabras con las que advertía de la gravedad de los vicios y errores en los que incurrían. Las dos horas largas que de ordinario duraban las homilías parecían un santiamén; en ellas exigía y denunciaba a la par que instruía. A las personas que no tenían doblez y mostraban disposición al arrepentimiento les decía: «Si habéis caído en el pecado más de una vez, y aún mil veces, venid a mí y yo os curaré». No seguía el mismo criterio con los impenitentes.

Tenía alma monástica; conocía los peligros de una contemplación puramente teórica cuando de lo que se trata es de encarnar a Cristo. Se preocupó de la formación de personas de todas las edades, denunció los abusos del clero y reformó sus costumbres. Apuntaba certero al corazón y alentaba la vida espiritual de la gente, especialmente de los pobres, a quienes ayudaba a paliar sus carencias materiales. Fundó hospitales, promovió comunidades entre mujeres de fe y también impulsó la evangelización de otras ciudades. Vivía la oración continua: «Nada hay mejor que la oración y coloquio con Dios... Me refiero, claro está, a aquella oración que no se hace por rutina, sino de corazón, que no queda circunscrita a unos determinados momentos, sino que se prolonga sin cesar día y noche». Estaba abrazado a la cruz. Su vibrante defensa de la verdad y abiertas críticas a la ostentación y a otros desmanes que detectaba en una parte del clero y en ciertos núcleos de poder le deparó muchos problemas.

La diplomacia no era uno de sus fuertes. Franco y directo se ganó opositores que albergaban intereses dispares a los evangélicos, huyendo de la exigencia que predicaba. En particular Teófilo, el patriarca de Alejandría, y la emperatriz Eudoxia, esposa de Arcadio, levantaron malévolas acusaciones de traición contra él, que no eran más que una burda venganza por las consecuencias de sus sermones que no les beneficiaban. El Sínodo de la Encina convocado el año 403 sancionó su caso, y un grupo de obispos capitaneados por Teófilo y la connivencia de Eudoxia acordaron su destierro. Tras su pronta reposición en la sede de Constantinopla por Arcadio, nuevamente sus advertencias pastorales a la emperatriz atrajeron su ira y fue enviado a Cucusa, cerca de Armenia. Desde allí continuó redactando valiosas cartas pastorales. El papa Inocencio I lo consoló y medió para que fuera restituido, pero sus gestiones no tuvieron eco. Juan nunca llegó a Pitionte que hubiera sido el final de su trayecto. En el transcurso del viaje que emprendió en Cucusa, hallándose en Comana, región del Ponto, falleció el 14 de septiembre del año 407, festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, musitando: «Gloria a Dios por todo».

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