23.09.14

El último carmelita asesinado en Hinojosa exigía un perdón positivo de los enemigos


Cuatro son las personas beatificadas que fueron asesinadas el miércoles 23 de septiembre de 1936: la laica Sofía Ximénez, con su hermana María de la Purificación y su hijastra María Josefa de Santa Sofía -ambas monjas vedrunas- en la provincia de Valencia, más el prior de la provincia carmelita de la Bética, en la provincia de Córdoba.

Críspulo Moyano Linares (padre Carmelo María), de 45 años, ingresó en los carmelitas de la antigua observancia en 1907 y fue ordenado sacerdote en 1914 en la basílica de San Juan de Letrán en Roma. Fue provincial de la Bética entre 1926 y 1932. Después del asalto al convento de Hinojosa del Duque (casa provincial de la Bética) el 27 de julio, permaneció arrestado 38 días, hacinado junto con 70 personas más. Fue el sexto y último carmelita de ese convento asesinado y beatificado (en 2013). Los otros cinco lo fueron el 27 de julio -un sacerdote- el 14 de agosto (dos sacerdotes y un postulante) y el 18 (un sacerdote). Según el testigo Juan Jurado Ruiz, «lo sacaban a hacer operaciones de limpieza pública, como barrendero y trabajos pesados, cargar sacos, regar los árboles del parque. Le golpeaban hasta hacerle sangrar. Pidió ser el último en morir para poder absolver de sus pecados a todos sus compañeros de cautiverio. Su conducta en la cárcel fue ejemplar. Y le oí decir a mi hermano que solía exigirles un perdón positivo de los enemigos».

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