23.09.14

Cardenal Dolan

La vuelta del verano ha lanzado al cardenal Dolan, arzobispo de Nueva York, al ojo del huracán. Se iniciaba septiembre con la noticia de que la beatificación de Monseñor Fulton J. Sheen se detenía debido a una disputa por sus restos mortales entre la diócesis de Peoria y la de Nueva York, donde está enterrado. Aunque algunos de los argumentos sean razonables (por ejemplo, evitar que su cuerpo sea descuartizado para hacer reliquias del mismo), lo cierto es que el espectáculo de dos obispos peleándose por un cadáver no es precisamente edificante.

Pero esta disputa ha resultado ser una mera anécdota en comparación con el terremoto causado por la aceptación por parte del cardenal Dolan de que desfile un grupo homosexualista en el próximo desfile del Día de san Patricio.

La marcha del Día de san Patricio se remonta al 17 de marzo de 1762, catorce años antes de la Declaración de Independencia, y tiene como fin original honrar al santo patrón de Irlanda y de Nueva York. Desde entonces ha sido organizado anualmente por una organización de neoyorquinos de origen irlandés, la Orden de los Hibernians, y desde mediados de los 90 por una organización sin ánimo de lucro, el Saint Patrick’s Day Parade Commitee. No se trata estrictamente de un acto organizado por la archidiócesis, pero ésta siempre ha dado su bendición al desfile, que se detiene ante la catedral para recibirla del arzobispo de Nueva York.

Las tensiones en torno al desfile se remontan a 1983, cuando los organizadores eligieron al terrorista del IRA Michael Flannery como “Grand Marshal", gran maestre, del desfile. El entonces obispo de Nueva York, el cardenal Terence Cooke, calificó las acciones del IRA como inmorales y afirmó que la elección de Flannery se apartaba del sentido religioso y familiar de la celebración. Cuando el comité organizador rechazó la petición de Cooke de rescindir la invitación a Flannery, el obispo decidió mantener cerradas las puertas de bronce de la catedral de San Patricio al paso de la Marcha y no bendecir con su presencia el desfile de ese año.

Diez años más tarde aparecen las primeras presiones para incluir a grupos homosexualistas en el desfile (resulta evidente que siempre han podido los homosexuales desfilar en la marcha, lo que se discute aquí es si pueden hacerlo tras una pancarta que promueva como algo positivo el estilo de vida y las prácticas homosexuales, al estilo del “orgullo gay").Fue entonces cuando, a instancias del cardenal O’Connor, la Orden de los Hibernians llevó el caso a los tribunales, donde se dictaminó que el desfile de san Patricio tenía carácter religioso y que, en consecuencia, los organizadores del mismo podían excluir a los grupos que defendían visiones contrarias a las de la Iglesia. El papel de O’Connor fue decisivo, al declarar ante el juez a favor de ese carácter y por sus declaraciones públicas, como aquella, que se hizo famosa, en la que afirmó que “ni la respetabilidad, ni la corrección política merecen cambiar una coma del Credo de los Apóstoles“. Tampoco tuvo O’Connor pelos en la lengua cuando dijo que “los católicos irlandeses han sido perseguidos por la única razón de que rechazaron ceder en las enseñanzas de la Iglesia. Lo que otros llaman fanatismo, los católicos irlandeses lo llaman principios“.

Y así llegamos hasta nuestros días, donde las presiones han continuado, esta vez por parte de algunos de los principales sponsors del evento (Guiness y Heineken se retiraron el año pasado y este año Ford ha amenazado con no patrocinar el evento si no se daba entrada a los grupos homosexualistas) y de la cadena televisiva NBC, propietaria de los derechos de retransmisión del desfile. De hecho, el grupo admitido en el desfile, Out@NBCUniversal, está formado por empleados homosexuales de la cadena.

La reacción del cardenal Dolan a la aceptación de este grupo en el desfile ha dejado confundidos a innumerables católicos. Primero, en rueda de prensa, declaró

la decisión no me causa ningún problema. Pienso que es una sabia decisiónn comunicado, Dolan afirma que “El St. Patrick’s Day Committe continúa contando con mi confianza y apoyo.Ni mis predecesores como arzobispos de Nueva York ni yo hemos determinado nunca quien marcha y quién no en este desfile (ni en ninguna de los otros desfiles que marchan por la Quinta Avenida), sino que hemos siempre apreciado la cooperación de los organizadores del desfile para mantener el desfile cercano a su legado católico. Mis predecesores y yo hemos siempre dejado las decisiones sobre quién marcha en el desfile a los organizadores. Tal y como hago cada año, espero celebrar la santa misa en honor de san Patricio, santo patrón de Irlanda y de esta archidiócesis, para empezar así la fiesta y rezar para que el desfile continúe siendo fuente de unidad para todos nosotros“.

Las reacciones no se han hecho esperar: por un lado los grupos homosexualistas, que han remarcado que se trata de una gran victoria y que la actitud de la jerarquía de la Iglesia católica ha cambiado, por otro la de muchos católicos que han señalado que la declaración del cardenal Dolan no es del todo fiel a la verdad: si bien es cierto que son los organizadores quienes aceptan o no a los grupos, no es verdad que los arzobispos de Nueva York nunca se hayan inmiscuido en esta decisión: ya hemos visto cómo el predecesor de Dolan, O’Connor sí lo hizo. Por si fuera poco, el papel del cardenal Dolan este año no será solamente dar la bendición a la marcha, sino que ha aceptado ser el Gran Marshal, es decir, que será quien encabezará el desfile.

Por otra parte, miles de católicos están añadiendo su firma a una carta, escrita por Mary Anne Hackett, presidenta de Catholic Citizens of Illinois, y dirigida al cardenal Dolan, en la que se pueden leer las siguientes palabras:

Quedamos consternados y desanimados al leer que el desfile del Día de San Patricio en Nueva York incluirá ahora a organizaciones que se oponen abiertamente a las enseñanzas de la Iglesia respecto a la sexualidad humana… Adicionalmente, nos disgusta que usted haya aceptado ser el Grand Marshal del desfile. Somos plenamente conscientes de que hay personas buenas y santas con inclinaciones homosexuales que se esfuerzan por vivir unas vidas castas de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia católica, tal y como todos somos llamados a hacer. No obstante, nadie puede engañarse sobre que las organizaciones homosexualistas están luchando por el reconocimiento de ese estilo de vida. Basta mirar a los desfiles del orgullo gay y ver los desnudos y la simulación de actos sexuales que tienen lugar en ellos para saber que representan la demanda de que tales actos sean normalizados y reciban nuestra aprobación… Le imploramos que renuncie a ser Grand Marshal del desfile por la alta probabilidad de malentendidos, confusión y escándalo entre los fieles. Es probable que muchos crean que la Iglesia ha cambiado sus enseñanzas sobre que los actos homosexuales son “desordenados” y “no pueden nunca ser aprobados", o incluso peor, pueden entender que usted apoya tales actos. ¿Es que las palabras de Jesús sobre aquellos que escandalizan ya no son de aplicación?“.

La cuestión simbólica es enorme. Como también lo es el que el motivo de ceder a las presiones homosexualistas haya sido básicamente un asunto de dinero. Como escribe Ricardo Cascioli,

una cosa es participar como pecador (lo somos todos) que desea la conversión, y otra es un grupo organizado que reivindica el pecado como camino maestro. Avalar por pragmatismo o por un erróneo sentido de inclusión esta confusión es gravísimo. La Iglesia no juzga al pecador, pero al pecado sí“.

En definitiva, la decisión de Dolan plantea muchos interrogantes: ¿hasta qué punto sigue siendo un desfile como éste un acto con un carácter religioso o es más bien un evento puramente secular? ¿Tiene sentido que un cardenal haga pasar, con su presencia, como religioso algo que no lo es? (Charles Pope ha escrito que es hora de acabar con esas tradiciones “católicas” que han sido secuestradas por el mundo) ¿En este mundo de imágenes y mensajes breves, de verdad el Cardenal no prevé el uso que se hará de su participación?

Como ven, la cuestión tiene enjundia. La respuesta a las cuestiones planteadas, el próximo 17 de marzo, día de San Patricio.