23.09.14

El tribunal de las urnas y el Tribunal de Dios

A las 3:34 PM, por Joan Antoni
Categorías : General

El tribunal de las urnas y el Tribunal de Dios

Me dicen que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha confirmado este martes la retirada del anteproyecto de Ley Orgánica de Protección del Concebido y los Derechos de la Embarazada redactado por el Ministerio de Justicia. Alega que no ha encontrado el consenso suficiente para sacar la reforma adelante y habrá pensado que de llevarlo a cabo lo pagaría ante el tribunal de las urnas. Es posible.

A mi parecer éste es un día trágico para ser recordado. Si yo fuera uno de los miembros de este Gobierno que se consideran católicos estaría sobrecogido ante la posibilidad de comparecer de improvisto ante el Tribunal de Dios sin haber podido confesarme, enmendarme y satisfacer debidamente. ¡Qué responsabilidad tan terrible! ¡Haber podido cancelar una ley que contradice abiertamente la ley natural y la Ley divina y no haberlo hecho! ¿Qué alegar al comparecer ante el Juez Supremo valedor de la vida de los más débiles e inocentes?

Del mismo modo que las matanzas de Egipto clamaban ante la justicia divina, hoy, el nefando crimen del aborto, en expresión del Concilio Vaticano II, clama ante Dios. Ciertamente, yo no estaría nada tranquilo. Dice D. Mariano Rajoy: «Creo que he tomado la decisión más sensata». Dios me guarde de cierta sensatez. Muy triste, muy penoso.

Hace muy poco nuestros Obispos nos recordaban una palabras muy realistas y oportunas del Papa Francisco: “entre los débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana (…) quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo (…). No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana”.

Y también nos recordaban que es tarea de todos responder a esas situaciones por el camino de la vida y no por el de la muerte de un ser inocente, porque un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo.

Después de esta gran decepción nos queda mucho trabajo: rezar mucho, reparar mucho, ayudar mucho, formar e informar mucho para que muchos abran los ojos a la verdad. Y, por supuesto, replantearnos muchas cosas en órdenes muy diversos. Intelligenti pauca.

Post Scriptum: Unas horas después de escribir este post veo que Gallardón ha dimitido. Bien por él. ha preferido quedar bien con Dios antes que con los hombres. ¿Imitarán otros su valiente decisión?