23.09.14

 

El pasado 13 de septiembre escribí un post titulado “La Providencia ha actuado con la ley abortista del PP”. Lo que entonces era una posibilidad hoy se ha confirmado. El gobierno del Partido Popular retira la reforma de la ley del aborto. Una reforma que, desde luego, no podía satisfacer a ningún defensor del derecho a vivir. Pero no es hora de discutir sobre si la nueva ley habría dejado las cosas igual, peor o mejor. Ya se ha retirado. Fin a esa discusión.

Los movimientos cívicos han asegurado que van a pedir a los ciudadanos que no voten al Partido Popular. Eso está muy bien, pero no basta. Porque ¿a dónde va a ir ese voto? ¿a la abstención? ¿al resto de partidos del arco parlamentario que son igualmente proabortistas?

No basta con pedir que no se vote al PP. Hay que pedir el voto por opciones políticas verdaderamente provida y profamilia. En estos momentos da igual cuáles sean sus siglas. Da igual el historial de enfrentamientos entre algunas de esas siglas y los movimientos cívicos. Es hora de dejar atrás el pasado y arrimar todos el hombro para que en las próximas elecciones autonómicas y nacionales haya diputados, seguramente pocos, que defiendan de verdad el derecho a nacer y la familia según la ley natural.

La protesta en la calle está muy bien, y es necesaria, pero de nada vale si no tiene una repercusión electoral evidente. Hace falta una lista unitaria provida y profamilia para el año que viene. Y hay que trabajar ya en ello. Ni se puede dejar de lado a los que, con una escasez de medios evidente, llevan elección tras elección recogiendo apenas unos miles de votos, ni ellos pueden pretender que lo que surja a partir de ahora les tenga como el único o máximo referente.

Y, por supuesto, si se consigue crear algo serio, los medios de comunicación de la Iglesia deben servir, como mínimo, para darles la presencia mediática que el resto les va a negar. Fuera caretas, fuera síndrome de Estocolmo con una derecha pagana que lleva secuestrando el voto católico desde hace cuarenta años. Son varios los obispos dispuestos a echar el resto para apoyar, desde una discreción “activa", una plataforma de electores, partido, coalición o como se quiera llamar que pueda recoger el voto cristiano de este país.

La pelota está en el tejado de todos los que defendemos el derecho a vivir y la institución familiar en España. Ninguno de los actuales partidos del sistema nos vale. ¿Aprovecharemos esta oportunidad que la Providencia nos ofrece o seguiremos embarcados en batallas estériles que no sirven para nada?

Una sola reflexión más. Si había alguna duda, desde hoy queda claro que es incompatible la condición de cristiano con la afiliación y el voto al Partido Popular. Quienes diciendo creer en Cristo voten o apoyen a esa formación política, serán cómplices de cada uno de los abortos que se produzcan en este país. Y también cómplices de una ideología incompatible con el evangelio. Ser cristiano no consiste solo en ir a cumplir el precepto dominical. Ser cristiano es algo muy serio. No podemos seguir comportándonos como cristianos en los templos y como paganos a la hora de votar. Si hiciéramos tal cosa, pisotearíamos la sangre de nuestros mártires, que son muchos.

Este fin de semana, un obispo inglés nos ha advertido que nuestros hijos nos preguntarán qué hemos hecho por defender la vida. No puede ser que respondamos: “fui un par de veces a unas manifestaciones en la calle". Se acabó la estrategia de presión al gobierno. Toca trabajar de verdad para que el voto provida de España, sea poco o mucho, llegue al fondo de las urnas.

Luis Fernando Pérez Bustamante

PD: Gallardón ha dimitido. Pero en el gobierno se mantiene, al menos mientras escribo esto, un señor que es de Misa diaria. Se trata del Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, que además pertenece al Opus Dei. Si permanece en ese gobierno será cómplice activo de cada uno de los abortos que se cometan en este país. Y eso no lo soluciona por muchas misas a las que asista.