29.09.14

Foto para enmarcar. Son ministros y diputados del PP que acudieron a la beatificación de Álvaro del Portillo. ¡Qué sonrientes están! La foto aparece en una información del Confidencial Digital, en la que, entre otras lindezas, se lee esto:

Entre miles de familias corrientes, sacerdotes, religioso, no han sido pocas las autoridades que se han sumado al evento. Entre los políticos, numerosos del PP que, con su presencia, han dejado claros sus principios, del mismo modo que acostumbran a hacer en los medios de comunicación. Dos ministros, un nutrido grupo de diputados, varios exministros y diversos cargos políticos, en la misma semana en la que Rajoy ha guardado en el cajón la ley del aborto con la indignación de buena parte de los votantes católicos.

¿No se le saltan a ustedes las lágrimas? El grado de heroicidad máxima de esos cruzados de la fe católica impresiona. El gobierno y el partido al que pertenecen retira la reforma de la ley del aborto y ¿qué hacen ellos? ¿dimitir? ¡No! ¿salir del partido a toda velocidad? ¡Tampoco! ¿exigir al menos que se vuelva a retomar la reforma o de lo contrario se van a su casa? ¡Ni por un casual! Eso, nunca. A cambio, en un grado máximo de valentía, de coraje cristiano, de sacrificio que roza el martirio, se van todos de la mano a una beatificación y, el colmo de los colmos, se hacen una foto para que quede claro su unidad en la defensa de los principios de la fe católica, como ejemplo máximo de fidelidad a Cristo y a su Iglesia, cual soldados del Rey de Reyes en formación de batalla para combatir contra las huestes de Satanás.

Lástima para ellos que algunos obispos -no muchos, no se vayan a creer- han recordado en los últimos días tres cosas:

1- Mons. Iceta: «En el Congreso hoy ningún partido defiende la vida humana desde su inicio». Eso incluye también al partido de los señores de la foto.

2- Mons. Reig Pla: «los partidos políticos mayoritarios se han constituido en verdaderas estructuras de pecado». Eso incluye también al partido de los señores de la foto.

3- Mons. Munilla: «un católico fiel a la Iglesia no puede votar a los partidos presentes en el Congreso de Diputados». Eso incluye también al partido de los señores de la foto.

De las afirmaciones de esos obispos, que sospecho que no serán los únicos en pronunciarse de esa manera, cabe hacer las siguientes preguntas a esos ministros y diputados del PP:

- ¿Creen ustedes que se puede ser católico y colaborar activamente con una estructura de pecado?

- ¿Creen ustedes que se puede ser católico y formar parte de un partido y un gobierno que no defiende la vida humana?

- ¿Creen ustedes que se puede ser católico y formar parte de un partido al que no se puede siquiera votar si se pretende ser fiel a la Iglesia?

La fidelidad a Cristo tiene a veces consecuencias. Estamos viendo como miles y miles de cristianos prefieren dar su vida y ser degollados antes que renunciar al Señor. El patrón de los políticos católicos, Santo Tomás Moro, vio como su cabeza rodaba igual que la de San Juan Bautista antes que ceder a los deseos de un rey adúltero, cismático y asesino. ¿Y todo lo que hacen esos señores para demostrar que está antes su fe católica que la pertenencia a un partido abortista es ir juntos de la mano a una beatificación para luego hacerse una foto?

Seamos claros. Los sonrientes son cómplices del mal. Los sonrientes son agentes activos de una estructura maligna. Los sonrientes sirven a la cultura de la muerte, aunque con la boca pequeña digan estar a favor de la vida. Por cierto, uno de ellos, el ministro Luis De Guindos, ni siquiera disimula. En marzo del 2013 aseguró estar a favor del matrimonio homosexual y la actual ley del aborto. Lástima que entonces no saliera ningún obispo a decirle que la Iglesia tiene dispuesto que los políticos católicos que se manifiestan así no pueden comulgar, porque incurren en sacrilegio. Hay mucha más culpa en quien dice ser cristiano y apoya una política abortista que en quien hace lo mismo sin pretender ser seguidor de Cristo.

El primer mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas. También sobre el partido. No se puede amar a Dios y servir al pecado. No se puede amar a Dios y colaborar activamente con un gobierno que permite el mayor holocausto que ha conocido nunca la Historia. “No podéis beber el cáliz del Señor y el cáliz de los demonios. No podéis tener parte en la mesa del Señor y en la mesa de los demonios” (1ª Cor 10,20).

Toca rezar para que el Señor conceda a los sonrientes de la foto la gracia de la conversión y así puedan cumplir el mandato del cielo: “Sal de ella, pueblo mío, para que no os contaminéis con sus pecados y para que no os alcance parte de sus plagas” (Ap 18,4)

Luis Fernando Pérez Bustamante