El cardenal Ezzati marca el camino a seguir

 

Raro es el país donde no hay religiosos y/o sacerdotes que aprovechan cada ocasión en que se les pone un micrófono, una cámara o una grabadora delante para arremeter contra una o vairas doctrinas de la Iglesia. Y si de paso pueden criticar a los obispos de la nación, tanto mejor para ellos.

En España tenemos casos así. Las más conocidas, dos monjas cuyos nombres no hace falta que dé. Pero también hay curas de un barrio al sur de Madrid, teólogos que ya han sido amonestados porque su teología chirría por todas partes, etc.

La actitud de algunos pastores suele ser la de mirar para otro lado. Sí, de vez en cuando sacan alguna nota diciendo “¡Hay que ver, qué traviesa es la hermana Pilita, que defiende el derecho a abortar!” o “¡Uy, uy, uy, qué pillín es el P. Perico, que se ofrece en la televisión a bendecir uniones homosexuales!". Fuera de eso, salvo impedir que Pilita y Perico usen un salón parroquial para sus charlas, nada más.

Es por eso que resulta reconfortante para aquellos que amamos la fe de la Iglesia ver a un cardenal dar alegóricamente un puñetazo en la mesa y decir “¡basta!”. Es lo que acaba de hacer el arzobispo de Santiago de Chile, S.E.R Cardenal Ricardo Ezzati, con tres curas chilenos -dos de ellos jesuitas-, que van por la vida choteándose púlbica y notoriamente de las enseñanzas de la Iglesia en temas tan delicados como el aborto y las uniones homosexuales.

Dos de ellos son jesuitas, y por tanto deberían ser corregidos por sus superiores de la Compañía de Jesús, pero eso es como pedirle a un pirómano que se encargue de la limpieza de un bosque. Es por ello que el cardenal chileno ha apelado a Roma. Y lo ha hecho públicamente. Es decir, para que se sepa. Nada de llamadas discretas como hacen otros obispos, que no quieren que se sepa eso de ellos.

El Papa llamó ayer “falsa ciencia separada de Dios” al “secularismo mundano”. Tiene toda la razón. Igualmente, cabe llamar “falsa teología separada de Dios” al “neomodernismo que seculariza la Iglesia”. En el fondo es lo mismo, pero es bastante más peligroso el secularismo dentro del Cuerpo de Cristo que en el mundo.

La pelota está ahora en el tejado de la Santa Sede. Tardará más o tardará menos, pero se pronunciará. Si el expediente está en manos de Doctrina de la Fe, nos imaginamos cuál será la respuesta. Si llega, en el caso de los jesuitas, a la congregación de Vida Consagrada, quizás sea otra. Sea lo que sea, el cardenal Ezzati ha obrado bien. Ojalá otros sigan sus pasos a este lado del Atlántico.

 

Luis Fernando Pérez Bustamante