Sínodo: empeñados en dar que hablar

 

No pensaba volver a escribir del asunto, pero es que no me queda más remedio. Ya conocen mi visión sobre el Sínodo de la Familia: una mezcla de ambigüedad y cosas raras de cuyo conjunto uno saca la impresión de un cierto manejo, manipulación o mano negra, y que ha dado como fruto en la Santa Sede un poco o más bien mucho de episcopal enojo de los pies a la cabeza.

Hace días recibí un correo desde Roma en el que alguien me decía que estaba completamente equivocado, que todo era buen rollito, que perfecto y que de dónde sacaba que hubiera cosas extrañas. Si no es extraño que la primera relatio tuviera traducción a cuatro idiomas casi instantánea y la definitiva aún nada, pues eso, que venga quien tenga que venir y lo vea.

Pero bueno, pasó y pasó, y a esperar al año que viene. Ya. Eso me creía yo. Hasta que ayer aparece en toda la prensa, al menos en portales de información religiosa, una entrevista nada menos que con monseñor Fernández, rector de la UCA de Buenos Aires, cercanísimo al papa Francisco y uno de los principales redactores tanto del mensaje final como de la “Relatio”.

Pues para ir todo tan bien, el señor arzobispo Fernández se muestra con un enfado de esos de órdago a la grande, chica, pares y juego. Porque hace falta estar muy de los nervios para tratar a colegas suyos, de igual o superior rango, nada menos que de fanáticos y de utilizar un tono en ocasiones “agresivo, irritado y amenazante”. Leche cómo deben andar las cosas.

Tan de los nervios está monseñor que de repente me llega hace un rato un correo suyo dirigido a otra persona y aclarando algo que todos tenemos claro a poco de moral que hayamos estudiado, y que vaya usted a saber por qué en el momento de mandarlo se le ha colado mi dirección. Algo hay que no le deja sosegar.

Y mientras, esta mañana, leo unas declaraciones de monseñor Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana en las que afirma que todo paz, armonía y gozo en el Espíritu Santo. Literalmente dice “no hubo una diatriba violenta: se llevó de manera muy pausada, con gran serenidad, con cordialidad. Cada cual expuso sus argumentos y con gran respeto fueron todos aceptados". Pues parece que Fernández y Padrón han estado en dos sitios distintos.

Raro, extraño todo, nervios, que si todo bien, que si fanáticos y agresivos. De momento el más atacado de los nervios parece Fernández, lo que no sé es la razón. ¿Contaba con otros resultados? ¿Esperaba poder ofrecer algo que finalmente no fue posible? ¿Tal vez fallaron quién sabe si algunas previsiones?

La solución… la tendremos. Posiblemente pronto. Esto parece un culebrón.