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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 26 de octubre de 2014

La frase del día domingo 26

El cristiano entra en la iglesia para amar a Dios y sale para amar al prójimo. 
Autor desconocido

 


El papa Francisco

Ángelus: Beata Marchetti, Señor de los Milagros, Virgen de Schoenstatt
El sábado en Brasil fue la beatificación de la italiana escalabriniana. El anda del Cristo Morado llegó en procesión a la plaza de San Pedro. Miles de fieles de Schoenstatt se reunieron después de la misa en la Basílica

Francisco: 'Lograr reconocer a Dios en el rostro del necesitado'
Texto completo de las palabras del Papa antes de la oración del ángelus

Iglesia y Religión

Schoenstatt agradece con una misa en la basí­lica de San Pedro
El cardenal Errazuriz: 'Vivir la alianza con Jesús y Marí­a como alianza apostólica. Celebración en el marco del primer centenario de la fundación del movimiento mariano

Brasil: beatifican a la misionera italiana Asunta Marchetti
En la catedral de San Pablo la ceremonia de beatificación de la cofundadora de las monjas escalabrinianas de San Carlos de Borromeo

Sínodo sobre la Familia: tarea cumplida, misión que continúa
Reflexión del cardenal Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago sobre la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos

Espiritualidad

Beato Bartolomé de Vicenza (o Bartolomé de Bragança) - 27 de octubre
«Dominico, recibió el hábito de manos de su fundador. Gran pacificador y creador de la Milicia de Jesucristo. Mando erigir la iglesia de la Santa Corona en Vicenza, donde se venera la espina de la corona de Cristo»


El papa Francisco


Ángelus: Beata Marchetti, Señor de los Milagros, Virgen de Schoenstatt
El sábado en Brasil fue la beatificación de la italiana escalabriniana. El anda del Cristo Morado llegó en procesión a la plaza de San Pedro. Miles de fieles de Schoenstatt se reunieron después de la misa en la Basílica

Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, 26 de octubre de 2014 (Zenit.org) -  El papa Francisco rezó este domingo la oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico, que da hacia la plaza de San Pedro y se dirigió a los miles de peregrinos allí reunidos, que le recibieron con calurosos aplausos y vivas.

El Santo Padre recordó: “Ayer en San Pablo, Brasil fue proclamada beata la madre Asunta Marchetti, nacida en Italia, cofundadora de las hermanas misioneras de San Carlos Borromeo, Escalabrinianas. Era una monja ejemplar al servicio de los huérfanos de los inmigrantes italianos”. El Papa añadió que “ella veía a Jesús presente en los pobres, en los huérfanos, los enfermos, los inmigrantes”. Por ello el Pontífice invitó: “Demos gracias a Dios por esta mujer modelo incansable de misionera, y de dedicación llena de coraje al servicio de la caridad. Esto es una llamada y sobre todo una confirmación de lo que hemos dicho antes: 'buscar el rostro de Dios' en el hermano y en la hermana necesitados”.

En la plaza de San Pedro se encontraban también algunos miles de fieles peruanos residentes en la Ciudad Eterna, que llegaron cargando el anda del Señor de los Milagros, cuya asociación perteneciente a dicha hermandad, vestía el hábito morado. El Cristo llegó en procesión desde Vía della Conciliazione, en donde no faltaron manifestaciones de piedad popular y de folklor. Presente también con ellos la Pastoral Latinoamericana de Roma.

“Dirijo un pensamiento especial --dijo el papa Francisco-- a la comunidad peruana en Roma, con la sagrada Imagen --que veo-- del Señor de los Milagros”. 

Muchos globos color morado y blanco fueron dejados libres, y se elevaron en este momento entre los aplausos y vivas de los presentes. 

Allí se encontraban además varios miles de peregrinos de Schoenstatt que poco antes habían participado a la misa de agradecimiento presidida por el cardenal Ezzati, con motivo de los cien años de la fundación del movimiento mariano. Ellos estaban con una gigantografía de la Virgen del Santuario situado en Alemania.

“Saludo a los peregrinos de Shoenstatt, estoy viendo desde aquí la imagen de la Madre, agradezco a todos y les agradezco con afecto”, indicó el Santo Padre.

Saludó también “a todos los peregrinos que vienen desde Italia y de los diversos países", iniciando de los devotos de la 'Madonna del Mare'; de Bova Marina; de Lugana in Sirmione; Usini; Portobuffolé; Arteselle; Latina y Guidonia; como a los de Losanna (Suiza), Marsella (Francia).

Y concluyó pidiendo: “Por favor recen por mi, no se olviden. Y les deseo 'una buona doménica e un buon pranzo'”.

Leer las palabras del Papa antes del ángelus: 'Lograr reconocer a Dios en el rostro del necesitado'

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Francisco: 'Lograr reconocer a Dios en el rostro del necesitado'
Texto completo de las palabras del Papa antes de la oración del ángelus

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 26 de octubre de 2014 (Zenit.org) - Ante la multitud reunida en la plaza de San Pedro, el papa Francisco antes de rezar la oración del ángelus dirigió las siguientes palabras.

"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy nos recuerda que toda la Ley divina se resume en el amor a Dios y al prójimo. El evangelista Mateo, cuenta que algunos fariseos se pusieron de acuerdo para poner a Jesús a una prueba. Uno de ellos, un doctor de la Ley le dirigió esta pregunta: '¿Maestro, en la Ley cual es el gran mandamiento?'. Jesús citando el Libro del Deuteronomio respondió: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el grande y primer mandamiento'.

Y podría haberse detenido aquí. En cambio Jesús añade algo que no había sido solicitado por el doctor de la ley: Dice de hecho: 'El segundo, después, es similar a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo'. Tampoco este segundo mandamiento es inventado por Jesús, pero lo toma del Libro del Levítico. La novedad consiste justamente en poner juntos estos dos mandamientos --el amor de Dios y el amor por el prójimo-- revelando que estos son inseparables y complementarios, son dos caras de una misma medalla. No se puede amar a Dios sin amar al prójimo, y no se puede amar al prójimo sin amar a Dios.

El papa Benedicto nos ha dejado un hermoso comentario sobre esto en su primera encíclica Deus Caritas Est.

De hecho el signo visible que el cristiano puede mostrar para dar testimonio al mundo y a los otros y a su familia, es el amor de Dios y el amor a los hermanos. El mandamiento del amor a Dios y al prójimo es el primero, no porque está encima de la lista de los mandamientos. Jesús no lo pone encima, pero en el centro, porque del corazón todo tiene que partir y al cual todo tiene que retornar y hacer referencia.

Ya en el Antiguo Testamento, la exigencia de ser santos, a imagen de Dios que es santo, incluía también el deber de tomarse cuidado de las personas más débiles, como el extranjero, el huérfano, la viuda. Jesús lleva a cumplimiento esta ley de alianza, Él que une en sí, en su carne, la divinidad y la humanidad, en un mismo misterio de amor.

Así, a la luz de esta palabra de Jesús, el amor es la medida de la fe, y la fe es el alma del amor. No podemos separar más la vida religiosa, la vida de piedad del servicio a los hermanos, a aquellos hermanos concretos que encontramos.

No podemos más dividir la oración y el encuentro con Dios en los sacramentos, de escuchar al otro, de la proximidad a su vida, especialmente de sus heridas. Acuérdense de esto: el amor es la medida de la fe. ¿Cuánto me amas tu? Y cada uno se de la respuesta. ¿Cómo es tu fe? Mi fe es como yo amo. Y la fe es el alma del amor.

En medio a la densa selva de preceptos y prescripciones --a los legalismos de hoy-- Jesús opera una división que permite de ver dos rostros: el rostro del Padre y el del hermano. No entrega dos fórmulas o dos preceptos: no son preceptos ni fórmulas. Nos entrega dos rostros, más aún, un sólo rostro, el de Dios que se refleja en tantos rostros, porque en el rostro de cada hermano, especialmente en el más pequeño, frágil, indefenso y necesitado, está presente la imagen misma de Dios.

Y deberíamos preguntarnos, cuando encontramos a uno de estos hermanos si estamos en condición de reconocer en él el rostro de ¿Dios: somos capaces de esto?

De este modo Jesús ofrece a cada hombre el criterio fundamental sobre el cual impostar la propia vida. Pero sobretodo Él que nos ha donado el Espíritu Santo, que nos permite amar a Dios y al prójimo como a Él.

Por intercesión de María nuestra Madre, abrámonos para recibir este don del amor, para caminar siempre en esta ley de los dos rostros que son uno sólo: la ley del amor”.

A continuación el Santo Padre rezó el ángelus.

Concluida la oración saludó a los peregrinos presentes, recordó que este sábado en Brasil fue la beatificación de monja Asunta Marchetti, saludó a la procesión de peruanos que traía en andas a la imagen del Señor de los Milagros, y a los fieles del movimiento Schoenstat, que peregrinaron a Roma por el centenario de su fundación. Y también a los peregrinos italianos, franceses y de todo el mundo allí presentes.

Leer los saludos del Papa a estas personas y movimientos

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Iglesia y Religión


Schoenstatt agradece con una misa en la basí­lica de San Pedro
El cardenal Errazuriz: 'Vivir la alianza con Jesús y Marí­a como alianza apostólica. Celebración en el marco del primer centenario de la fundación del movimiento mariano

Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, 26 de octubre de 2014 (Zenit.org) - Miles de peregrinos del Movimiento de Schoenstatt, presentes en Roma por el centenario de su fundación, participaron este domingo en la Basílica de San Pedro, a la misa presidida por el cardenal Francisco Javier Errazuriz.

Ayer sábado fue el encuentro en el Aula Pablo VI, de poco más de una hora y media, del movimiento con el Santo Padre, durante el cual respondió a cinco preguntas: la familia y el sacramento del matrimonio; María como modelo de educadora; los jóvenes y la misión; los problemas de la sociedad de hoy; y la Iglesia. El Papa también confió a los miles de fieles allí presentes, tener en su mesa de luz una imagen de la Virgen María bajo la invocación de Schoenstatt, que le regaló un sacerdote del movimiento, y que todos los días cuando se levanta la toca y le reza.

En su homilía en la Basílica de San Pedro, el cardenal Errazuriz indicó: “Llegamos a esta grandiosa basílica que es nuestra casa, después de haber vivido jornadas inolvidables. Hemos celebrado simultáneamente los cien años del santuario original; cien años de alianza con la Madre tres veces admirable de Schoenstatt; cien años de nuestra familia; cien años de la espiritualidad que nos une y que alimenta nuestro encuentro con Cristo, con el Padre de los cielos, con el Espíritu Santo y entre nosotros, como nuestra fidelidad a la familia de Dios y nuestra vocación misionera. También hemos celebrados cien años del paso audaz del siervo de Dios, padre josé Kentenich, que lo convirtió en nuestro padre y fundador”.

El purpurado chileno recordó también que el Papa Francisco manifestó su gran esperanza en que sean “un movimiento de renovación que irradia la alegría del evangelio y que acepta la invitación de Jesús a salir hacia todas las periferias para que los pueblos y todas las personas sean sus discípulos”.

“La alianza con Jesús y con María -concluyó el cardenal- nos une, nos transforma y nos envía. Siempre imploramos en el Santuario la gracia de vivirla como alianza apostólica”.

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Brasil: beatifican a la misionera italiana Asunta Marchetti
En la catedral de San Pablo la ceremonia de beatificación de la cofundadora de las monjas escalabrinianas de San Carlos de Borromeo

Por Redacción

ROMA, 26 de octubre de 2014 (Zenit.org) - Sor Asunta Marchetti, misionera italiana en Brasil de las monjas de San Carlos Borromeo, escalabrinianas, ha sido beatificada este sábado en la catedral de San Paolo, con una misa presidida por el cardenal Odilo Scherer, y el rito de beatificación por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.

Este domingo se realizó una misa en honor de la beata Marchetti,en el santuario de Aparecida, y el 9 de noviembre se podrá la primera piedra para la construcción de una capilla dedicada ella en la localidad de Mirassol.

“Esta dedicación suya fue para muchos huérfanos el recuerdo más dulce de su infancia, porque habían encontrado en Madre Asunta la mamá que habían perdido. Un testimonio cuenta que con frecuencia los niños llegaban al orfanato en condiciones pésimas, pero las atenciones de madre Asunta los hacía reflorecer”.

Y recordó que como suele suceder “la vocación de Madre Asunta había madurado en su infancia, en el interior de una familia muy devota. Fue justamente su hermano, padre Giuseppe Marchetti, que tiene causa de beatificación abierta, quien la quiso consigo en Brasil, donde vivirá hasta su muerte en 1948”.

“La caridad de la madre -concluyó el cardenal- no era ostentación, pero un servicio humilde, sacrificado y paciente. Esta es la herencia que la beata nos deja no solamente a sus hermanas pero a todos nosotros. Su invitación a la caridad incluye la exhortación a la humildad, a la pobreza y a la alegría”.

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Sínodo sobre la Familia: tarea cumplida, misión que continúa
Reflexión del cardenal Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago sobre la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 26 de octubre de 2014 (Zenit.org) - "La diversidad es un don que ha sido parte de la vida de la Iglesia desde sus comienzos" El Cardenal Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago y Pdte. de la Conferencia Episcopal de Chile, compartió sus impresiones tras el término de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de Obispos, convocada por el Papa Francisco. A continuación el texto del Cardenal:


Sínodo sobre la Familia: Tarea Cumplida, Misión que Continúa

El domingo recién pasado, con la solemne Eucaristía en la Plaza de San Pedro rebosante de gente, se ha concluido la primera etapa del Sínodo sobre la Familia, la III Asamblea Extraordinaria convocada por el Papa Francisco. En esta misma instancia, el Santo Padre ha beatificado al Papa Paulo VI, quien fuera gestor del primer Sínodo, autor de la encíclica Humanae Vitae y bajo cuyo pontificado se llevó a cabo el Concilio Vaticano II. Ha sido, por tanto, una jornada cargada de simbolismo y de gran júbilo para toda la Iglesia.

En estas semanas de intenso trabajo, los participantes del Sínodo hemos podido vivir una hermosa experiencia de "sinodalidad", es decir, de escucha humilde de la voz del Señor, expresada en el idioma de los padres sinodales provenientes de realidades diferentes, con sensibilidades diferentes y con experiencias pastorales diferentes, así como con el hermoso aporte de los matrimonios invitados por el Papa a entregar sus testimonios y con la asistencia de los diversos expertos también convocados. La diversidad es un don que ha sido parte de la vida de la Iglesia desde sus comienzos, sin embargo, las diferencias convergen por acción del Espíritu en una unidad admirable que se hace "sinfónica" para anunciar y testimoniar la ternura de Dios hacia todas y todos. En esta primera etapa nos ha animado un gran afecto colegial y una enorme libertad y respeto a la diversidad. El Oriente y el Occidente, el Norte y el Sur del mundo y de la Iglesia, está viviendo junto al Papa Francisco, la realidad de la comunión y la conciencia de la misión frente a un tema tan crucial como la familia. El documento final de esta etapa así lo refleja y lo que nos toca como Iglesia en este tiempo, es ofrecer nuestro servicio pastoral para acompañar, comprender y estar cerca de todas las familias, y en particular aquellas que siguen a Cristo, que es camino verdad y vida, como hemos afirmado en el mensaje conclusivo de la Asamblea Extraordinaria.

Pero el camino del Sínodo no ha terminado. En octubre del próximo año se realizará la segunda parte de esta reflexión en la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, bajo el tema: "La vocación y misión de la Familia en la Iglesia y en el mundo". Las conclusiones votadas en esta etapa que ha concluido, constituyen  las Lineamenta, es decir, son el documento preparatorio para la próxima reunión del Sínodo en octubre de 2015. Nos queda a todos, por tanto, una tarea de estudio,  profundización y discernimiento pastoral sobre la enseñanza de la Iglesia, y en particular sobre los puntos que, habiendo recibido un amplio apoyo, no han obtenido la mayoría de votos cualificados para su aprobación. La invitación que hacemos es a leer el documento que el Papa Francisco ha querido que fuera público (la Relatio Synodi), a reflexionar sobre el mismo y a colaborar para que la próxima sesión de la Asamblea sinodal, pueda contar con el aporte de toda la comunidad eclesial. A eso nos hemos comprometido todos y estoy seguro que, como sucedió ya en esta primera etapa, el aporte de nuestra comunidad eclesial de Santiago y de Chile, será abundante y muy positivo.

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Espiritualidad


Beato Bartolomé de Vicenza (o Bartolomé de Bragança) - 27 de octubre
«Dominico, recibió el hábito de manos de su fundador. Gran pacificador y creador de la Milicia de Jesucristo. Mando erigir la iglesia de la Santa Corona en Vicenza, donde se venera la espina de la corona de Cristo»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 26 de octubre de 2014 (Zenit.org) - Nació hacia el año 1200 en la ciudad italiana de Vicenza. Integrante de la familia de los condes de Bragança, fue formado en consonancia con su alcurnia. Estudió en Padua y tuvo la fortuna de conocer en plena juventud a santo Domingo de Guzmán, quien acababa de fundar en Vicenza. Tenía alrededor de 20 años cuando él le impuso personalmente el hábito dominico. Después de haber sido ordenado sacerdote, a Bartolomé le encomendaron sucesivas e importantes misiones. Una de sus cualidades destacadas era la predicación. Hábil y certero en sus argumentos, salía victorioso en su lucha contra los herejes. Por eso, aunque inicialmente había impartido Sagradas Escrituras, conociendo su inteligencia y virtud fue enviado a diversos lugares.

Celoso defensor de la paz y artífice de reconciliación, que ya había instaurado en zonas habitadas por la discordia, como las regiones italianas de Lombardía y Emilia, aún dio un paso más. Y en 1233, mientras predicaba junto al padre Juan de Vicenza en Bolonia, fundó la Milicia de Jesucristo (conocida también como «fratres gaudentes») con el objetivo de restaurar la paz y defender la fe y libertad eclesiales. Inspirada en ella, hacia mediados de siglo un grupo de laicos pertenecientes a la aristocracia, que procedían de las ciudades de Parma, Bolonia, Reggio Emilia y Modena, ante la urgente necesidad detectada de contrarrestar el empuje de movimientos como la Congregación de los Devotos (flagelantes), revitalizaron la Milicia retomándola con el nombre de Orden de los Caballeros de Santa María Gloriosa. Fue confirmada por Urbano IV en 1261 a través de una bula, y suprimida por Sixto V en 1559. En ella se integraron los miembros de la Milicia. Es decir que Bartolomé fue artífice indirecto de esta Orden. Él fue quien redactó los estatutos de esta fundación que fue aprobada por Gregorio IX en 1234 y se escindió en torno a 1260. El beato fue maestro regente de teología y consejero de este pontífice.

En 1235, dos años despuésde haber fundado la Milicia, el capítulo general de la Orden efectuado en Bolonia lo designó Maestro del Sacro Palacio como sucesor de Domingo de Guzmán. Fue prior en distintos conventos que dirigió con sabiduría y prudencia.Al igual que había hecho Gregorio IX, el papa Inocencio IV también contó con él, eligiéndole para acompañarle como teólogo al Concilio de Lyon en 1245.En 1248, siendo en esos momentos confesor del rey san Luís IX de Francia, este Santo Padre lo nombró obispo de Nicosia, Chipre, juzgando esencial su presencia de hombre virtuoso allí, dado el conflicto existente en los Santos Lugares. Precisamente en esa época, el monarca francés encabezaba una expedición para combatir a los opositores de la fe en defensa de Tierra Santa, y Bartolomé le visitó en Palestina. Regresó con la invitación del rey para volver a verse en Francia.

En 1254 el pontífice Alejandro IV lo designó prelado de Vicenza. Pero a causa de la persecución antirreligiosa impulsada por el violento Ezzelino III da Romano –que lideraba el movimiento gibelino pro imperial del norte de Italia, contrario al papa–, no pudo asumir la misión plenamente ya que, por defender a los aterrados ciudadanos frente a este sanguinario dictador, tuvo que dejar la ciudad. A finales de ese año viajó a Inglaterra como legado pontificio. Reinaba entonces Enrique III que tenía la sede en Aquitania, y Bartolomé le acompañó a él y a la reina, en su viaje a París; entonces visitaron al rey Luís. En el transcurso de este encuentro, el santo monarca obsequió al beato con una preciadísima reliquia: una espina de la corona del Salvador. En 1256 Alejandro IV volvió a encomendarle la sede de Vicenza. Pero Ezzelino continuaba su particular cruzada en contra de la Iglesia, y aunque Bartolomé se incorporó a la diócesis, el jefe de los gibelinos le obligó a abandonarla. A finales de 1259 murió Ezzelino, y unos meses más tarde, entrado ya el año 1260, pudo regresar a su sede.

Con redoblados bríos ejerció su misión pastoral. Restituyó la paz en la región del Véneto, levantó las iglesias que habían sido destruidas y confirmó a todos en la fe. En ese tiempo mandó erigir la conocida iglesia de la Santa Corona, donde se venera la espina de la corona de Cristo que le regaló el monarca francés. En medio de tanto quehacer, Bartolomé escribió varios textos entre los cuales se conservan Expositio Cantici Canticorum y De venatione divini amoris, que tiene como trasfondo el pensamiento del Pseudo-Dionisio. Tuvo la gracia de participar en la segunda traslación de los restos de santo Domingo, que se produjo en 1267, dedicándole un panegírico. Y unos cuatro años más tarde de la misma, a finales de 1270 o a mediados de 1271, falleció en Vicenza con fama de santidad. Pío VI confirmó su culto el 11 de septiembre de 1793.

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