«Como mediadora, parto de la idea de que todos los problemas tienen solución». Así de optimista se muestra la malagueña Inmaculada Benítez-Piaya, psicóloga experta en resolver conflictos y lograr consensos en las cada vez más frecuentes disputas familiares

-¿Cómo se siente tras recibir, de manos de la ministra Ana Mato, el primer premio nacional de derecho sanitario?

-Muy agradecida. El premio es por la publicación de un manual que se titula “Camino a la mediación sanitaria”, coordinado por el letrado José María Mora, en el que hemos participado varios colaboradores. El Sínodo ha apuntado hacia el individualismo como causante de la debilidad de los matrimonios.

-¿Qué opina desde su experiencia?

-La falta de comunicación afectiva y emotiva es lo que más daña las relaciones interpersonales en general. En concreto, las familiares. La falta de tiempo que hoy en día tenemos para dedicar a las personas queridas, por culpa del trabajo o de las ocupaciones, se vuelve una espiral donde nos sentimos incomprendidos e incapaces de comprender al otro. Eso hace que nos volvamos muy sensibles para con nosotros y muy exigentes para con el otro y es cuando aparece ese individualismo. Las personas se centran en ellas y se posicionan de manera muy extremista en sus deseos, en sus opiniones y en sus necesidades, y no escuchan al otro. Ahí es donde entra en juego el papel del mediador, propiciando un ambiente de diálogo que lleve a las partes a exponer sus puntos de vista sin entrar en un conflicto continuo.

-Los que más sufren, los niños…

-Lo más importante de tu vida son tus hijos. No puedes entrar en un conflicto y atacar a una parte primordial de ellos. Puede que para ti esa persona no signifique ya nada, pero para tu hijo es su padre o su madre. Esto es lo primero que tienes que explicarles como mediador.

-A veces parece como si el divorcio fuera la única solución al conflicto ¿Es así?

-Como mediadora, parto de la idea de que todos los problemas tienen solución. Creo que son pocos los matrimonios que tienen problemas insuperables. Es maravillosa la labor de los grupos parroquiales y los movimientos familiares donde unos matrimonios cuentan con la experiencia de otros que pasan por situaciones parecidas y comparten cómo resuelven sus conflictos.

(Antonio Moreno Ruiz – Diócesis de Málaga)