ENTREVISTA

Fernando de Haro: “Los medios occidentales tienden a minusvalorar la cuestión de las persecuciones de los cristianos”


 

Fernando de Haro es un reconocido periodista que tuvo una idea, la desarrolló y la hizo realidad. A esa idea la llamó “Walking next to the wall”, un documental sobre la situación de los coptos en Egipto, y estos días se está estrenando en diferentes puntos de España. Actualmente es tertuliano de La Linterna de la cadena COPE y director de Las mañanas en la edición de fin de semana de la misma emisora. A raíz del estreno del documental en Madrid,  ha concedido una entrevista a Agencia SIC en la que  analiza la situación de los coptos en Egipto y las dificultades a las que se enfrentaron en el rodaje.

P. ¿Por qué decides emprender este proyecto, irte a Egipto y realizar este documental?

R. La idea de este documental surgió en enero de 2011. Ese día 21 cristianos fueron asesinados mientras celebraban la entrada del nuevo año en la iglesia de Al Quidisim, en Alejandría. Días después un artículo del diario El País ayudó a concretarla. Bernard Levy es uno de los intelectuales más conocidos de Francia. Al filósofo, que siempre ha dicho ser agnóstico, le había pasado lo mismo que al camarero de Almería. Y se había puesto a escribir. “Este atentado –decía Levy refiriéndose a lo que había sucedido en Alejandría- es la culminación de una serie de ataques que, en Nigeria, Filipinas y otros lugares, han ensangrentado la noche de Navidad”. El no creyente pedía una oración: “Hay que hablar. Hablar cuanto sea necesario. Dar fe. Indignarse. E incluso, los que pueden, rezar”. Tres semanas después  insistía: “¿Permiso para matar cuando se trata de los fieles del Papa alemán? ¿Permiso, en nombre de otra guerra de civilizaciones no menos odiosa que la primera para oprimir, humillar, torturar? Pues  no. Hoy, hay que defender a los cristianos”. “¡Hay que hablar!”. “¡Pobres criaturas!”. Cuando el camarero y el filósofo están de acuerdo conviene hacerles caso. Había que ponerse en marcha. Era necesario dar a conocer  masacres como estas.  Así que me puse a llamar a muchas puertas en busca de dinero. Solo después de meses, con la ayuda de la Fundación Ignacio Larramendi y del Instituto CEU de Estudios Históricos del CEU pude poner en marcha el proyecto.

P. ¿Cómo defines este documental?

R. Inicialmente pensé que  iba a ser un documental de denuncia. Y en gran medida lo es. Los coptos sufren una dura persecución. La revolución de 2011 no ha mejorado las cosas. 100.000 cristianos se han exiliado desde  la caída de Mubarak. Se han sucedido matanzas como las Al Quidisim y las de Maspero. El año de gobierno de los Hermanos Musulmanes fue nefasto. Cuando Morsi salió del poder volvieron a ser atacados. Los incidentes de violencia sectaria son continuos, se suceden los ataques a las iglesias, las acusaciones de blasfemia. Y la gente en Europa no sabe nada de lo que está ocurriendo. Cuando terminamos las presentaciones muchas personas me dicen: “¿por qué yo no sabía nada de esto?”. Pero Walking next to the wall no es solo un documental de denuncia. Durante los días de grabación trabajamos 14 horas. A través de la cámara veíamos los rostros de las viudas que habían perdido a sus maridos por la violencia sectaria, a los que nos contaban los atentados, a los que son discriminados….Me conmovía su fe, su capacidad de perdón, su pasión por el cristianismo. El documental que recoge vidas bonitas. Fui a Egipto a contar una tragedia y me ha salido una historia de esperanza.

 P. Una película de estas características no ha tenido que ser fácil rodarla ¿Qué dificultades se os han presentado durante el rodaje?

R. El Gobierno de Al Sisi está nervioso. Los militares nos han registrado varias veces. Tuvimos que ocultar las cámaras en una mochila bajo la ropa interior usada. Nuestra embajada nos había advertido que seguramente nos estaban siguiendo y que podríamos acabar en una cárcel. En algún momento se nos acercaron miembros de los Hermanos Musulmanes, ahora considerados grupo terrorista, para intimidarnos. Pero no podíamos detenernos ante lo que estábamos viendo.

P. ¿Las persecuciones de los cristianos en el mundo están silenciadas por los medios de comunicación? ¿Hacen falta documentales de este tipo para ser voz de los perseguidos?  

R. Sin duda. Yo no creo que haya una conspiración deliberada de silencio. Es un problema ideológico. A pesar de la contundencia de los datos, la persecución de los cristianos en Oriente Próximo y en otras partes del planeta, a menudo no ocupa páginas en los periódicos, no es objeto de estudio por los analistas internacionales. Los medios occidentales tienden a minusvalorar la cuestión porque lo consideran un problema ideológico,  acaso moral. Si el medio es radicalmente liberal o progresista, a sus editores “lo de los cristianos” les suena a una cuestión de gente de derechas y a esos no conviene darles mucha cancha. Si hablamos de una radio, una televisión o un periódico relativamente independiente, lo cierto es que no saben cómo encajarlo: no es una información fácilmente clasificable. El asunto no encaja fácilmente en el esquema del  choque de civilizaciones. Sin ir más lejos los cristianos de Oriente Próximo son tan árabes como los musulmanes. Así que también acaban por silenciarlo. Según el escritor francés René Guitton, la opinión pública occidental sigue distraída la persecución  de los cristianos que viven más allá del Mediterráneo porque es un tema que no cabe en los esquemas ideológicos habituales del nuevo milenio, no está dentro de las categorías derecha-izquierda, pobres-ricos, y ese largo etcétera que tan bien conocemos. “Hay un doble error. Como se piensa que el cristianismo en mayoritario en Occidente se concluye  que no puede aspirar a ser minoritario en Oriente. Y, así, se tiende a transformar a los cristianos orientales en protegidos de los occidentales, lo que les expone a mayores peligros”.

Yo por eso hago estos documentales, para mostrar que no estamos a un problema ideológico, para ir a las cosas tal como son. Sobre ideología, faltan hechos.

P. Has vivido de primera mano la realidad de los coptos, ¿cómo ves la de los cristianos en Oriente Medio?

R. Ha habido una eliminación sistemática de la presencia cristiana en Oriente Medio. Vivimos un momento decisivo con el proyecto del Estado Islámico. Occidente no puede volverse a equivocar en esta ocasión porque ahora ya no habrá marcha atrás.

Hasta el año 1.000 los cristianos representaban la mayoría de la población en la zona. En el año 1.400 ya sólo eran  el 10 por ciento y en los últimos años la minoría cristiana se ha reducido a pasos agigantados. Según las estimaciones de la Catholic Near East Welfare Association (CNEWA) en este momento los cristianos son el 2 por ciento de la población israelí, el 1,5 por ciento de la población palestina, el 4 por ciento en Jordania, el 25 por ciento en Líbano y el 10 por ciento en Egipto y en Siria. Se trata de una comunidad de 11 o 12 millones de bautizados que, según algunos cálculos, puede quedarse reducida a seis millones en los próximos años. La persecución y la falta de inteligencia de algunas políticas occidentales están acelerando el proceso. Los cristianos de Oriente Próximo son necesarios para que el cristianismo del resto del mundo recuerde siempre que su origen y desarrollo están vinculados a la intervención divina en unas coordenadas de espacio y tiempo que pasan a formar parte del contenido de la fe. Por desgracia el cristianismo abstracto que justificó la Guerra de Iraq había olvidado esto y fue incapaz, además de entender, el papel histórico que juega la minoría caldea. Los caldeos, que ahora  son el elemento clave para garantizar un estado plural. Suponen un freno a los intereses de Arabia Saudí e Irán en la zona. Por eso,  para algunos,  es prioritario eliminarlos. Es lo que no supo ver Bush, ni por supuesto Obama. Los cristianos son perseguidos en Egipto, Iraq, Irán y Pakistán porque representan la libertad real, la que nace de la tradición, no la que se inventan en Washington o en las cancillerías europeas. Son una presencia social que opone resistencia a los proyectos hegemónicos de chiitas y suníes radicales.

Se ha abierto una esperanza con la tragedia de Iraq. El mundo es ahora más consciente de lo que sucede. Y el ámbito musulmán todo la tragedia de lo que ha sucedido en los últimos meses ha servido para que se decanten las cosas. No estamos ante una guerra entre cristianos y musulmanes, estamos ante una guerra entre musulmanes y terroristas de ideología islamista.

P. Desgraciadamente no solo en Egipto los cristianos sufren persecución ¿tienes pensado tratar de alguna manera la situación de otros cristianos perseguidos?

R. La próxima película la vamos a hacer en Líbano y Siria. Es la zona decisiva en este momento.

(Lourdes Artola – Agencia SIC)