ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 07 de noviembre de 2014

La frase del día viernes 7

Ayudar al débil es caridad; pretender ayudar al poderoso es orgullo. 
San Gregorio Magno


 

 


El papa Francisco

El Papa: "Frente a la globalización de la indiferencia, globalización de la solidaridad"
Los participantes del Congreso ecuménico de los obispos amigos de los Focolares visitan al Santo Padre al finalizar su encuentro

Francisco en Sta. Marta: 'Hay cristianos paganos enemigos de la Cruz'
En la homilí­a de este viernes, el Santo Padre ha invitado a preguntarse si somos ciudadanos del mundo o de los cielos

El Santo Padre: es mejor acabar a puños que el terrorismo del chisme
Francisco se reúne con los participantes de la Asamblea nacional de la Conferencia Italiana de Superiores Mayores

Santa Sede

La Santa Sede en la ONU: la migración y la cultura, desafíos de la globalización
Intervención del arzobispo Bernardito Aúza en la LXIX Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas

Cristianos y Sikh: juntos para promover el servicio de la caridad
Mensaje del dicasterio para el Diálogo Interreligioso con ocasión de la fiesta de Prakash Diwas

Mirada al mundo

La pared que separó dos mundos
El 9 de noviembre se cumplen 25 años de la caída del Muro de Berlí­n

Patriarca Tawadros II: 'los extremistas son un producto de Occidente'
El primado de la Iglesia Copta Ortodoxa afirma que el objetivo es configurar un nuevo equilibrio de poder en la región. Las comunidades cristianas tendrán que abandonar Oriente Medio

España: Felipe VI se reúne con el nuevo arzobispo de Madrid
El Rey recibió en audiencia a Mons. Carlos Osoro con motivo de su reciente nombramiento

Rome Reports

Francisco da las claves para descubrir si uno es un cristiano pagano (Vídeo)
"Algunos cristianos son enemigos de la Cruz de Cristo", dijo en Misa en Casa Santa Marta.

Monje skater canta conmovedor Salve Regina (Vídeo)
Recorre los skateparks de Australia acercando a las personas a Dios

Lista Forbes 2014: Franciso de nuevo en el 'top 5' (Vídeo)
Repite en el 4º puesto por delante de Angela Merkel o Bill Gates. Putin es el primero

Espiritualidad

Beato Juan Duns Scoto - 8 de noviembre
«Excelso franciscano, virtuoso y brillante teólogo, aclamado como doctor subtilis, es también conocido como doctor mariano y doctor del Verbo Encarnado por su encendida defensa de la Inmaculada Concepción»

Documentación

La 'Relatio Synodi' en español
Texto completo de la relación final del Sínodo de los Obispos sobre la familia


El papa Francisco


El Papa: "Frente a la globalización de la indiferencia, globalización de la solidaridad"
Los participantes del Congreso ecuménico de los obispos amigos de los Focolares visitan al Santo Padre al finalizar su encuentro

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha recibido en audiencia a los participantes del Congreso ecuménico de los obispos amigos del Movimiento de los Focolares. El encuentro ha tratado el tema "La Eucaristía, misterio de comunión" y se ha celebrado en Grottaferrata del 3 al 6 de noviembre.

Francisco ha afirmado en su discurso que este encuentro anual en el que se reúnen personas de distintos países, iglesias y comunidades eclesiales "es una expresión, un fruto de lo que produce el amor a la Palabra de Dios y la voluntad de conformar la existencia al Evangelio". Asimismo ha indicado que "estas actitudes suscitadas y acompañadas por la gracia del Espíritu Santo hacen germinar muchas iniciativas, hacen florecer amistades sólidas y momentos fuertes de fraternidad y de compartir".

Por eso, Francisco les ha invitado a "hacer tesoro" de esta experiencia rica y a proseguir con valentía, siempre atentos a los signos de los tiempos y pidiendo al Señor el don de la escucha recíproca y la docilidad a su voluntad. De este modo, el Santo Padre se ha detenido en su discurso en un aspecto en particular: "la aguda conciencia del valor, en nuestro mundo turbulento, de un claro testimonio de unidad entre los cristianos y de una declaración explícita de estima, de respeto, y más precisamente, de fraternidad entre nosotros". Esta fraternidad -ha afirmado- es un signo luminoso y atractivo de nuestra fe en Cristo resucitado.

A propósito, el Papa ha observado que si pretendemos responder, como cristianos, a las muchas problemáticas y dramas de nuestro tiempo, "es necesario hablar y actuar como hermanos, y de tal forma que todos lo puedan reconocer fácilmente".

Según ha afirmado el Pontífice, este es un modo -quizá para nosotros el primero- de responder a la globalización de la indiferencia con una globalización de la solidaridad y de la fraternidad, que entre los bautizados deberá resplandecer de forma aún más nítida.

De este modo, ha enumerado una serie de realidades que interpelan "nuestra conciencia de cristianos y de pastores": la falta de libertad para manifestar públicamente la religión y de vivir abiertamente según las exigencias de la ética cristiana en algunos países, las persecuciones de los cristianos y de otras minorías, el triste fenómeno del terrorismo, el drama de los prófugos causado por las guerras y otras razones, los desafíos del fundamentalismo o el secularismo exagerado.

El Pontífice ha observado que estos desafíos son un llamamiento a buscar con compromiso renovado, con constancia y paciencia, "los caminos que conducen hacia la unidad" y "para que nosotros los primeros podamos ser colmados de confianza y de valentía". Y entre estos caminos, el Santo Padre ha señalado uno que es un camino maestro, "la Eucaristía como misterio de comunión".

Asimismo, el Santo Padre ha querido recordar que el apóstol Pablo, desde su primera Carta a los Corintios, indica claramente la Cena del Señor como momento central en la vida de la comunidad, "momento de la verdad".

"Allí se verifica en la máxima medida el encuentro entre la gracia de Cristo y nuestra responsabilidad. Allí, en la Eucaristía, nosotros sentimos claramente que la unidad es don, y que el mismo tiempo es responsabilidad, responsabilidad grave", ha explicado.

Por eso, al finalizar, el Papa ha deseado que el congreso "traiga frutos abundantes de crecimiento en la comunión y en el testimonio de la fraternidad". De este modo, ha concluido el discurso con su tradicional pedido de que recen por él.

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Francisco en Sta. Marta: 'Hay cristianos paganos enemigos de la Cruz'
En la homilí­a de este viernes, el Santo Padre ha invitado a preguntarse si somos ciudadanos del mundo o de los cielos

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco ha advertido que también hoy hay cristianos paganos que se comportan como enemigos de la Cruz de Cristo. Lo ha hecho durante la homilía de la misa celebrada en Santa Marta esta mañana. Por eso, el Papa ha señalado que es necesario cuidarse de las tentaciones de la mundanidad que nos llevan a la ruina.

Cristianos que van adelante en la fe y cristianos que se "comportan como enemigos de la Cruz de Cristo". Haciendo referencia a las palabras de san Pablo a los Filipenses, el Pontífice ha hablado de dos grupos de cristianos, presentes hoy de la misma forma que en los primeros tiempos de la Iglesia. "Los dos grupos estaban en la Iglesia, todos juntos, iban a misa los domingos, alababan al Señor, se llamaban cristianos", ha observado. Entonces, ¿cuál era la diferencia? Los del segundo grupo "¡se comportan como enemigos de la Cruz de Cristo! Cristianos enemigos de la Cruz de Cristo". Francisco ha observando que son "cristianos mundanos, cristianos de nombre, con dos o tres cosas de cristianos, pero nada más. ¡Cristianos paganos! El nombre cristiano, pero la vida pagana". Por decirlo de otra manera, ha aclarado, "paganos con dos trazos de pintura de cristianismo, así aparecen como cristianos, pero son paganos".

El Pontífice ha precisado que "¡también hoy hay muchos! También nosotros debemos estar atentos y no resbalar hacia ese camino de cristianos paganos, cristianos en la apariencia. Y la tentación de acostumbrarse a la mediocridad, la mediocridad de los cristianos, de estos cristianos, es precisamente su ruina, porque el corazón se enfría, se hacen tibios. Y a los tibios el Señor les dice una palabra fuerte: 'Porque eres tibio, te vomitaré de mi boca' ¡Es muy fuerte! Son enemigos de la Cruz de Cristo. Toman el nombre, pero no siguen las exigencias de la vida cristiana".

San Pablo habla de la "ciudadanía" de los cristianos tal y como ha señalado hoy Francisco en su homilía. "Nuestra ciudadanía está en los cielos. Esa de ellos es terrena. Son ciudadanos del mundo, no de los cielos", ha señalado. Asimismo, ha advertido: "Ciudadanos del mundo. ¡Y el apellido es mundano! Cuidaos de estos".

El Papa ha invitado a preguntarse "¿pero yo tendré algo de estos? ¿tendré algo de la mundanidad dentro de mí? ¿Algo del paganismo?" Y ha propuesto más preguntas: "¿me gusta presumir? ¿me gusta el dinero? ¿me gusta el orgullo, la soberbia? ¿Dónde tengo mis raíces, es decir, de dónde soy ciudadano? ¿Del cielo o de la tierra? ¿En el mundo o en el espíritu mundano? Nuestra ciudadanía está en los cielos y allí esperamos, como Salvador, al Señor Jesucristo. Francisco ha continuado preguntándose: "¿y la de ellos? ¡Su suerte final será la perdición! Estos cristianos pintados terminarán mal... Pero mirad al final: ¿dónde te lleva esta ciudadanía que tú tienes en tu corazón? Esa mundana a la ruina, la de la Cruz de Cristo al encuentro con Él".

Al respecto, el Pontífice ha aportado algunos signos "en el corazón" que muestran que se está "resbalando hacia la mundanidad". "Si tú amas y si tú estás unido al dinero, a la vanidad y al orgullo vas por ese camino malo". Si, sin embargo, "buscas amar a Dios, servir a los demás, si tú eres manso, si tú eres humilde, si tú eres servidor de los otros, vas por el buen camino. Tu carta de ciudadanía es buena: ¡es del cielo!", ha exclamado. Por eso ha observado, que el otro camino "es una ciudadanía que te llevará al mal". Asimismo, ha recordado que Jesús pedía mucho al Padre que salvara a sus discípulos "del espíritu del mundo, de esta mundanidad, que lleva a la perdición ".

Y al hacer referencia al Evangelio de hoy, la parábola del administrador de bienes que engaña a su señor, el Obispo de Roma ha preguntado: "¿cómo ha llegado este administrador del Evangelio a este punto de engañar, de robar a su señor? ¿Cómo ha llegado, de un día para otro? ¡No! Un día una propina aquí, otro un soborno allá y así poco a poco se llega a la corrupción". El camino de la mundanidad de estos enemigos de la Cruz de Cristo es así -ha explicado-, te lleva a la corrupción. "¿Y como termina este hombre? Robando abiertamente...", ha observado el Papa.

Finalmente, el Santo Padre ha retomado las palabras de Pablo que pide permanecer "firmes en el Señor" sin permitir que el corazón se debilite y "termine en la nada, en la corrupción".

Por eso ha afirmado que es una gracia bella pedir permanecer firmes en el Señor. "Firmes en el Señor y en el ejemplo de Cristo: humildad, pobreza, mansedumbre, servicio a los otros, adoración, oración".  

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El Santo Padre: es mejor acabar a puños que el terrorismo del chisme
Francisco se reúne con los participantes de la Asamblea nacional de la Conferencia Italiana de Superiores Mayores

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - En repetidas ocasiones el papa Francisco ha advertido sobre el daño y el mal que hacen los chismorreos, el hablar a las espaldas de los demás. Esta mañana lo ha subrayado de nuevo añadiendo que es mejor acabar a puños que caer en el terrorismo de los chismorreos.

Así lo ha indicado el Santo Padre durante una audiencia con los participantes de la 54ª Asamblea nacional de la Conferencia Italiana de Superiores Mayores sobre el tema "misión de la Iglesia y vida consagrada a la luz de la Evangelii gaudium". Durante su discurso, el Pontífice ha compartido con los presentes algunos puntos de referencia "para el camino": atracción y no proselitismo, descentrarse para poner en el centro a Cristo y vida fraterna.

En primer lugar, el Papa ha destacado que "la vida religiosa ayuda, pero ayuda principalmente la Iglesia a realizar esa 'atracción' que hace crecer, porque delante del testimonio de un hermano o de una hermana que vive verdaderamente la vida religiosa, la gente se pregunta '¿qué hay aquí?' '¿qué empuja a esta persona más allá del horizonte mundano?'". Según Francisco, esta es la primer cosa: "ayudar a la Iglesia a crecer por el camino de atracción. Sin preocuparse de hacer proselitismo: ¡atracción!"

Recordando el Evangelio de este miércoles, el Santo Padre ha señalado que renunciar a las posesiones para ser discípulo de Jesús es una decisión, en distintos modos, que se pide a todo cristiano. "Pero nosotros los religiosos somos llamados a dar un testimonio de profecía. El testimonio de una vida evangélica es lo que distingue al discípulo misionero y en particular quien sigue al Señor en el camino de la vida consagrada. Y el testimonio profético coincide con la santidad", ha explicado el Pontífice.

Pero, ha precisado que "la verdadera profecía no es nunca ideológica, no es un enfrentamiento con la institución: es institución". "¡La profecía es institucional!", ha exclamado. A propósito ha señalado que, la verdadera profecía no es ideología, no está a la moda, sino que siempre es un signo de contradicción según el Evangelio, así como lo era Jesús. "Jesús, por ejemplo, fue un signo de contradicción para las autoridades religiosas de su tiempo: jefes de los fariseos y de los saduceos, doctores de la ley. Y lo fue también para otras opciones y propuestas: esenios, celotes, etc. Signo de contradicción", ha recordado.

Por otro lado, el Papa también ha retomado unas palabras del presidente de la Conferencia Italiana de religiosos -pronunciadas al incio del encuentro- en las que ha dicho que "no queremos combatir batallas en la retaguardia, en la defensa, sino mezclarnos entre la gente" en la certeza de la fe que Dios siempre hace germinar y madurar su Reino. El Pontífice ha observado que esto no es fácil ni se da por descontado, "requiere conversión, requiere sobre todo oración y adoración". Y requiere conversión -ha añadido- con el pueblo santo de Dios que vive en las periferias de la historia. Al respecto ha indicado que "cada carisma, para vivir y ser fecundo, está llamado a descentrarse, para que al centro está solo Jesucristo". 

Además, el Santo Padre ha señalado que un signo claro que la vida religiosa está llamada a dar hoy es la vida fraterna. Por eso, el Papa ha pedido a los presentes que entre ellos "no haya el terrorismo del chismorreo". Así, ha propuesto que cuando tienes algo contra un hermano, hay que decirlo a la cara. "Algunas veces terminarás a puños, no es un problema: es mejor esto que el terrorismo del chismorreo", ha observado Francisco.

También ha querido recordar que hoy la cultura dominante es individualista, centrada en los derechos subjetivos. "Es una cultura que corroe la sociedad a partir de su célula primaria que es la familia", ha afirmado. Por eso el Papa ha señalado que "la vida consagrada puede ayudar a la Iglesia y a toda la sociedad dando testimonio de fraternidad, que es posible vivir juntos como hermanos en la diversidad". Y es que -como ha recordado el Santo Padre- en la comunidad no se elige antes, se encuentran personas diferentes por carácter, edad, formación, sensibilidad... y aún así se trata de vivir como hermanos. "Muchas veces uno se equivoca, porque todos somos pecadores, pero si reconoce haberse equivocado, se pide perdón y se ofrece el perdón". Este gesto hace bien a la Iglesia porque hace circular en el cuerpo de la Iglesia la savia de la fraternidad, ha subrayado el Pontífice.

Esta fraternidad, ha advertido, presupone la paternidad de Dios y la maternidad de la Iglesia y de la Madre, la Virgen María. A propósito, Fracisco ha recomendado oración, eucaristía, adoración y rosario para meternos de nuevo cada día en esta relación. Y así se renueva cada día nuestro "estar" con Cristo y en Cristo, y nos metemos en la relación auténtica con el Padre, con la Madre Iglesia y la Madre María. "Si nuestra vida se coloca siempre nuevamente en estas relaciones fundamentales, entonces somos capaces de realizar una fraternidad auténtica, una fraternidad testimonial, que atrae", ha concluido el Papa.

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Santa Sede


La Santa Sede en la ONU: la migración y la cultura, desafíos de la globalización
Intervención del arzobispo Bernardito Aúza en la LXIX Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas

Por Redacción

ROMA, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El Observador Permanente de la Santa Sede ante la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, el arzobispo Bernardito Aúza, intervino el pasado 27 de octubre en la LXIX Sesión de la Asamblea General sobre ''Globalización e interdependencia''.

En su mensaje, según informó hoy la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Mons. Aúza mencionó dos cuestiones de particular importancia: la migración y la cultura. Sobre la migración, el arzobispo destacó que se trata de un fenómeno que involucra a todos ''no sólo por su dimensión, sino también por los problemas sociales, económicos, políticos, culturales y religiosos que comporta'' y añadió que ''la Santa Sede quiere poner de relieve los casos, especialmente preocupantes, de la trata de personas y las formas de esclavitud contemporánea generada por la migración... Estas formas modernas de esclavitud -añadió- son lo contrario de una globalización impulsada por la cultura del encuentro y los valores de la solidaridad y la justicia''.

''Es necesario ver siempre el rostro humano de la migración, ver al emigrante como otro ser humano, con nuestra misma dignidad y nuestros mismos derechos. Sólo entonces podremos responder a la globalización de la migración con la globalización de la solidaridad y la cooperación. Además, la solidaridad con los emigrantes no es suficiente si no va acompañada de esfuerzos por llevar la paz a las zonas atormentadas por conflictos y lograr un orden económico mundial más equitativo. Dado que la globalización ha hecho más pequeño el mundo transformándolo en una aldea -explicó- podemos llegar a ser buenos vecinos''. 

Con respecto al ámbito de la cultura, el prelado filipino dijo que "es un vehículo esencial para expresar y compartir nuestra humanidad común. Es de vital importancia si el objetivo final de la actividad económica y del desarrollo es la verdadera prosperidad humana". "Considerando todos los beneficios y valores de la cultura -prosiguió-, no debemos reducirla a la lógica del intercambio de mercado... La cultura de una comunidad es su aportación al bien común global porque es una expresión de su humanidad; y a través de ella podemos entrar en un diálogo auténtico, ya que habla a nuestra humanidad común''.

Además, el Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU habló de los beneficios y las desigualdades que la globalización puede ofrecer. ''Cuando la globalización une a las personas como iguales produce resultados de beneficio mutuo, una colaboración ventajosa para todos. De lo contrario, genera desigualdades más grandes, marginación, explotación e injusticia. De hecho, como la mayoría de las actividades humanas, la globalización funciona para bien o para mal, dependiendo de la ética y las políticas subyacentes que guían el proceso''.

''El desafío central de la agenda de desarrollo post-2015 es asegurar que la globalización ofrezca beneficios para todos... se necesita fortalecer el multilateralismo para ayudar a lograr este objetivo y para gestionar los diversos riesgos y desafíos relacionados con la globalización'', concluyó.

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Cristianos y Sikh: juntos para promover el servicio de la caridad
Mensaje del dicasterio para el Diálogo Interreligioso con ocasión de la fiesta de Prakash Diwas

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - “Cristianos y Sikh: juntos para promover el servicio de la caridad". Este es el título del Mensaje del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, publicado con ocasión de la fiesta de Prakash Diwas que celebra al fundador de la religión Sikh, el Gurú Nanak (1469-1539). El mensaje está firmado por el cardenal Jean-Louis Tauran y el padre Miguel Ángel Ayuso Guixot, presidente y secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.

En el mensaje enviado por el dicasterio, se señala que "el servicio de la caridad se encuentra en el corazón de toda gran religión. Para nosotros cristianos, encuentra su perfecta expresión en la persona misma de Jesús. Su descripción más elocuente en la Sagrada Biblia se encuentra en la parábola del 'Buen samaritano'". Asimismo observa que también para los sikh la compasión y el servicio desinteresado son conceptos fundamentales. "En los textos sagrados de esta religión se lee, entre otras cosas: 'las manos y los pies que huyen del servicio son despreciables, las acciones distintas del servicio son inútiles'", recuerda el dicasterio vaticano.

Por otro lado, se subraya que "cumplir el servicio de la caridad significa entrar en contacto con los pobres, necesitados, enfermos, ancianos, discapacitados, inmigrantes, refugiados, explotados o perseguidos". Es un servicio que trasciende toda barrera y pide renunciar a los propios intereses en la conciencia de que los últimos son "nuestros hermanos y hermanas y son parte de nuestra única gran familia humana", se lee en el texto. "Se trata de una experiencia gratificante tanto para quien dona como para quien recibe", afirma.

Además, se recuerda que "las crecientes tendencias materialistas, consumistas e individualistas en el mundo de hoy, lamentablemente están haciendo seres humanos cada vez más egoístas, insensibles e indiferentes a las necesidades y a los sufrimientos de los otros". Por eso, el dicasterio para el Diálogo Interreligioso indica que al denunciar estas tendencias preocupantes el papa Francisco exhorta a promover una cultura en la que cada uno se sienta amado, querido y cuidado, para que "nadie sea considerado inútil, fuera de lugar o descartado".

Al finalizar el mensaje se desea que "cristianos y sikh puedan redescubrir la importancia del servicio de la caridad en la vida personal y social, inspirando y animando también las otras formas de promover la felicidad, la armonía y la paz en todo el mundo, para que sea mejor, más justo y fraterno".

Los sikh -que significa discípulo- son unos 19 millones y viven en su mayoría en la región india del Punjab. Fuera de la India viven casi un millón de sikh, sobre todo en Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos.

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Mirada al mundo


La pared que separó dos mundos
El 9 de noviembre se cumplen 25 años de la caída del Muro de Berlí­n

Por Iván de Vargas

MADRID, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El 9 de Noviembre de 1989 caía todo un símbolo en Berlín. Lo que la opinión pública occidental había llamado "el muro de la vergüenza" desaparecía al fin, después de 28 años dividiendo una ciudad que, desde la construcción del Telón de Acero en 1961, se había convertido en el símbolo más tangible de la división entre dos maneras de entender el mundo.

La ciudad de Berlín, Alemania, y Europa celebran estos días el 25 aniversario de la caída del Muro. Con motivo de este acontecimiento la metrópoli alemana llevará a cabo diferentes actividades este domingo para recordar a los más de cuatro centenares de personas que perecieron intentando huir a la República Federal. 

Desde Bornholmer Strasse hasta la Puerta de Brandemburgo y Checkpoint Charlie, unos 8 mil globos serán el epicentro visual de los eventos conmemorativos. Sin embargo, el tema que inspira la celebración, "Mut zur Freiheit" ("El coraje de buscar la libertad") recordará a aquellos que hicieron que la revolución pacífica de 1989 fuera posible. Con este propósito, la institución Robert-Havemann Gesellschaft dispondrá 100 pantallas informativas a lo largo de la instalación de luz que relatarán las historias de los que fueron separados por el Muro de Berlín y los que murieron tratando de cruzarlo.

También se ofrecerán numerosas visitas guiadas, empezando por Mauerpark, Checkpoint Charlie y la East Side Gallery. Los recorridos ilustrarán historias de división, huida y una ciudad cicatrizando sus heridas. También los voluntarios de la iniciativa de apoyo turístico Service in the City compartirán sus propios recuerdos sobre la época del Muro.

Finalmente, el festival del 9 de noviembre frente a la Puerta de Brandemburgo ofrecerá conciertos, así como entrevistas con testigos contemporáneos. A las 19 horas, punto destacado del aniversario, sonará la "Oda a la Alegría" de Ludwig van Beethoven. Luego se soltarán los globos, que se elevarán en el cielo nocturno de Berlín.

La historia del Muro 

Tras el fin de la II Guerra Mundial (1939-1945), las potencias vencedoras deciden dividirse Alemania en áreas de influencia: Estados Unidos, Reino Unido y Francia gestionarían la parte Oeste de Alemania, mientras que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se encargaría de la parte Este. Por su lado, Berlín, que había sido la capital del III Reich, queda dividida de la misma manera.

Hay que tener en cuenta que, potencias con intereses tan contrapuestos como los aliados occidentales (EEUU, Reino Unido y Francia) y la Unión Soviética (URSS), se habían puesto de acuerdo para vencer a un enemigo común, pero seguían manteniendo sus diferencias insalvables. Mientras en Occidente las democracias decimonónicas daban paso a los nuevos estados sociales y de derecho, la Unión Soviética mantenía una “dictadura del proletariado”.

El final de la guerra terminó con el espejismo de colaboración y definió los dos bloques que se enfrentarían desde 1949: las democracias occidentales y los regímenes comunistas del Este. La construcción del muro del Berlín supuso la exteriorización de este enfrentamiento y fue la reacción inmediata a la continua emigración que se producía desde el Berlín Este al Berlín Oeste. Las autoridades soviéticas decidieron aislar a los ciudadanos berlineses, pero también a los del resto de Alemania, construyendo una frontera física entre la República Federal de Alemania (RFA) y la República Democrática de Alemania (RDA), y a los de otros países de Europa. De la noche a la mañana, dieciséis años después del fin de la guerra, se desplegaba sobre Europa lo que se conoció como el “telón de acero”: la división del continente entre países asociados a los Estados Unidos y los países cercanos a la órbita de la URSS. En este momento surgirían organizaciones como la OTAN y el Pacto de Varsovia. Además, la división de Europa trajo la denominada “guerra fría”, un conflicto mundial tácito que se desarrollaba entre los Estados Unidos y la URSS a través de guerras regionales en países sobre todo asiáticos. También fue la época de la proliferación de armas nucleares.

La división de Europa tuvo como consecuencia la evolución de las sociedades que estaban a un lado o al otro del muro de forma diferente. Aquellas que mantenían democracias activas desarollaron una economía capitalista. Por contra, los que se encontraban en la parte soviética o bajo regímenes comunistas, con economías centralizadas, sufrieron años de retraso y pobreza. En 1957, algunos países de la Europa occidental crearon la Comunidad Económica Europea, el embrión de la actual Unión Europea.

La vida en el Berlín comunista fue hasta la caída del Muro una permanente aproximación a la esquizofrenia colectiva. Se vivía en la penuria constante, comprando lo que fuera aunque no se necesitase cuando se encontraba, porque en la escasez cualquier cosa podía ser canjeada oportunamente. Y al mismo tiempo, se sabía que desde el punto de vista de suministros de todo tipo se vivía en la capital de la República Democrática Alemana infinitamente mejor que en el resto del país.

Pero en cuanto llegaba gente del otro Berlín o de la República Federal de Alemania, se veía también que al otro lado del Muro existía una opulencia insultante. Las divisas alemanas occidentales se cambiaban 4 a 1 en el mercado negro. Este mercado secundario con una moneda fuerte les evidenciaba a los berlineses orientales las deficiencias económicas del sistema de una forma rayana en lo ofensivo.

En 1989, con la presión de las democracias occidentales, las ansias de libertades políticas y sociales de los pueblos bajo sistemas comunistas, y una economía decadente, el final de la URSS como potencia mundial se vislumbraba cercano. En cualquier caso, los alemanes decidieron tomar las riendas de su destino y, la noche del 9 de noviembre, se concentraron en la Puerta de Brandenburgo, y otros lugares de Berlín, para derribar el muro y hacer desaparecer una cicatriz artificial creada por los políticos en el corazón de un pueblo.

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Patriarca Tawadros II: 'los extremistas son un producto de Occidente'
El primado de la Iglesia Copta Ortodoxa afirma que el objetivo es configurar un nuevo equilibrio de poder en la región. Las comunidades cristianas tendrán que abandonar Oriente Medio

Por Redacción

MADRID, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - Los grupos extremistas, con su ofensiva a gran escala que están alterando los escenarios geo-políticos de Oriente Medio, son también un producto de estrategias equivocadas perseguidas en Occidente. Así lo ha denunciado este martes el patriarca copto ortodoxo Tawadros II, en una entrevista retransmitida por la red de televisión Al Hayat y recogida por la Agencia Fides, con motivo de su visita a Rusia.

Respondiendo a las preguntas del entrevistador, el primado de la Iglesia Copta Ortodoxa ha hecho referencia explícita a la complicidad occidental con los grupos fanáticos extremistas, con el objetivo de configurar un nuevo equilibrio de poder en la región. Un proyecto que, según el papa Tawadros, incluye la evacuación total de las comunidades cristianas autóctonas en esa zona del mundo.

En esta perspectiva, el patriarca ha definido como mal dirigida la confianza de aquellos que esperan de Occidente una ayuda a las comunidades cristianas de los países árabes y de Oriente Medio. También en Egipto, viendo las reacciones mediáticas desencadenadas cuando se quemaba la puerta de una iglesia, ha recordado el papa Tawadros, "algunos han pensado que América podría protegernos". Pero luego, cuando en agosto de 2013 fueron asaltadas y destruidas decenas de iglesias y escuelas por los islamitas, "no se movió nadie".

Durante la entrevista, el primado de la Iglesia Copta Ortodoxa ha indicado también que en las próximas elecciones políticas no apoyarán ninguna lista en particular, y que los candidatos cristianos se inserirán en todas las listas, según cuanto establece la nueva Constitución.

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España: Felipe VI se reúne con el nuevo arzobispo de Madrid
El Rey recibió en audiencia a Mons. Carlos Osoro con motivo de su reciente nombramiento

Por Iván de Vargas

MADRID, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - El rey Felipe VI ha recibido este viernes al nuevo arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), monseñor Carlos Osoro, en el Palacio de la Zarzuela. Este primer encuentro oficial entre ambos dignatarios ha sido la última de las tres reuniones que el monarca ha celebrado a lo largo de la mañana, después de las de los patronos de la Fundación Iberoamericana y del nuevo presidente de RTVE, José Antonio Sánchez.

Sonriente, don Felipe ha saludado a Mons. Osoro en el Salón de Audiencias de La Zarzuela, y le ha dado la bienvenida al tiempo que le estrechaba la mano, para posar ambos para los medios gráficos; después ambos se han dirigido al despacho oficial del Rey.

La audiencia del vicepresidente del episcopado con el monarca español ha tenido lugar con motivo de su reciente nombramiento. Mons. Carlos Osoro fue designado el pasado 28 de agosto como arzobispo titular de Madrid por el papa Francisco, y tomó posesión de la sede episcopal el pasado 25 de octubre en la catedral de La Almudena. Sustituyó en el gobierno pastoral de la archidiócesis al cardenal Antonio María Rouco Varela, tras su renuncia por razones de edad.

Aparte de las normales exigencias del protocolo, esta visita del prelado al monarca tiene que ver con las especiales vinculaciones de la archidiócesis de Madrid, capital de España, con la Casa Real. Cabe recordar que el entonces arzobispo de Madrid, el cardenal Rouco Varela, ofició el matrimonio del príncipe Felipe con doña Letizia Ortiz en la catedral de La Almudena. Y que el purpurado bautizó a las dos hijas de los actuales reyes, la princesa Leonor y la infanta Sofía, en el Palacio de la Zarzuela.

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Rome Reports


Francisco da las claves para descubrir si uno es un cristiano pagano (Vídeo)
"Algunos cristianos son enemigos de la Cruz de Cristo", dijo en Misa en Casa Santa Marta.

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ROMA, 07 de noviembre de 2014 (Rome Reports) - Para ver el vídeo hacer click aquí.

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Monje skater canta conmovedor Salve Regina (Vídeo)
Recorre los skateparks de Australia acercando a las personas a Dios

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Lista Forbes 2014: Franciso de nuevo en el 'top 5' (Vídeo)
Repite en el 4º puesto por delante de Angela Merkel o Bill Gates. Putin es el primero

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Espiritualidad


Beato Juan Duns Scoto - 8 de noviembre
«Excelso franciscano, virtuoso y brillante teólogo, aclamado como doctor subtilis, es también conocido como doctor mariano y doctor del Verbo Encarnado por su encendida defensa de la Inmaculada Concepción»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - Eminente filósofo y teólogo del medioevo, uno de los máximos exponentes de la escuela escolástica, inteligentísimo y ardiente defensor de María, reconocido como Doctor subtilis («Doctor sutil») pudo nacer en la localidad escocesa de Duns, condado de Berwick hacia 1266. En su familia, dedicada al pastoreo, estaba intensamente afianzada la espiritualidad franciscana. De hecho, un hermano de su padre era vicario del convento que los frailes menores tenían en Dumfries. Parece que aunque rondó por su cabeza la idea de convertirse en soldado, renunciaría a este futuro movido por el alto ideal de consagrar su vida a Dios, que percibió cuando despuntaba su juventud, y no dudó en ofrecérsela a Él. Así cuando dos avezados apóstoles franciscanos de aquélla comunidad pasaron por su ciudad natal y repararon en su sensibilidad espiritual, apreciando su valía, le invitaron a seguir a Cristo. Hacia 1280, sin rastro de nubes en su horizonte existencial que lo impidiera, secundó a los religiosos. 

Después de ser ordenado en 1291 en Northampton le encomendaron la delicada tarea de confesar, misión muy reputada en la época que se ofrecía a personas de probada virtud, hasta que llegó el momento de iniciar estudios de teología en los prestigiosos paraninfos universitarios de Cambridge y Oxford. Sus dotes intelectuales eran tan excepcionales que en 1293 fue enviado a completar su formación en la célebre universidad de París, aunque en esta decisión pesaron de forma singular sus cualidades espirituales. En él vieron sus superiores los rasgos de un gran franciscano cuya convivencia, por su virtud, era sin duda ejemplar. Y es que Juan era un hombre de oración, obediente, humilde, sencillo, abnegado, devotísimo de la Eucaristía y de María, fiel a la Iglesia. Un místico y contemplativo, pero no teórico; lo que escribía y decía estaba encarnado en su amor y entrega a Cristo. Bebía de la tradición de la Iglesia nutriendo con ella las enseñanzas filosófico-teológicas.

Se convirtió no sólo en un reputado profesor universitario, aclamado en Cambridge y en París, ciudades donde ejerció la docencia, sino en un apóstol singular que defendía la verdad y actuaba coherentemente en todo instante. Por su testimonio muchos de sus discípulos se sintieron alentados a emprender el camino de la santidad, y su influjo no ha cesado en todos estos siglos. Durante el curso 1297-98, las Sentencias de Pedro Lombardo fueron uno de los textos fundamentales que alumbraron su reflexión intelectual; constituyeron la base de su Lectura I, II y III, y materia para su labor académica en Cambridge. Por cierto, que estos trabajos, que en realidad pretendían ser apuntes sobre las Sentencias de Lombardo, revelaron sus altas cualidades para la teología, disciplina que enseñó en París, Oxford y Colonia. 

En sus clases ya se ponía de manifiesto su espíritu religioso puesto que daba inicio a las mismas con una oración que incluía después en sus obras. En 1302 se hallaba en París por segunda vez, pero la estancia fue breve. Se produjo un gravísimo enfrentamiento entre el papa Bonifacio VIII y el monarca francés Felipe IV, y Juan se negó a firmar una apelación promovida por éste contra el pontífice, por lo cual tuvo que abandonar la capital gala. En 1305 regresó por tercera y última vez a París como profesor de filosofía y de teología, en calidad de Magíster regens. Hallándose en esta ciudad, impulsó la disputa en torno a la Inmaculada Concepción. 

La situación planteada era compleja, especialmente por el peso de cierta tradición al respecto sosteniendo que la Virgen no había sido «concebida inmaculada» desde el principio. Pero Juan se encomendó a María: «Te alabaré, oh Virgen sacrosanta; dame valor contra tus enemigos». Poseía una inteligencia excepcional, gran agudeza y sentido crítico. Sin duda, sus cualidades intelectuales, vinculadas a las espirituales, hicieron de él la persona idónea para defender a la Inmaculada. Fue capaz de memorizar doscientos argumentos contrarios a esta doctrina y refutarlos sistemáticamente y por el mismo orden que fueron expuestos, uno por uno. Es bien conocido el axioma de Eadmer inspirado en San Anselmo: «Potuit, decuit, ergo fecit (Podía, convenía, luego lo hizo)», que Scoto desarrolló dejando claro que la Madre de Dios había sido preservada del pecado original desde el mismo instante de su concepción. Ella fue agraciada por la redención de Cristo antes de ver la luz del mundo. 

El argumento del beato fue tenido en cuenta por Pío IX para definir este dogma mariano proclamado el 8 de diciembre de 1854 en la Constitución Ineffabilis Deus. La encendida defensa de María y de la Encarnación efectuada por Scoto le han merecido el título de «doctor mariano» y «doctor del Verbo encarnado». Su devoción por la Madre del cielo rubricaba el genuino espíritu franciscano al que se había abrazado.

En 1307 sus superiores le destinaron a Colonia para impartir clases en el Studium teológico franciscano. Y allí murió el 8 de noviembre de 1308. Estaba en el esplendor de su madurez; tenía 43 años. Su excepcional legado intelectual comprende obras de gran envergadura como Ordinatio (Opus oxoniense) y Reportata parisiensa (Opus parisiense), así como el Tratado del Primer Principio. Había inducido a sus numerosos alumnos, algunos de ellos insignes, así como a los incontables que le siguieron, a transitar por el camino de la perfección. Juan Pablo II lo beatificó el 20 de marzo de 1993, aunque ya había confirmado su culto ab inmemorabili tempore el 6 de julio de 1991. Al elevar a Scoto a los altares, el pontífice lo denominó «cantor del Verbo encarnado y defensor de la Inmaculada Concepción».

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Documentación


La 'Relatio Synodi' en español
Texto completo de la relación final del Sínodo de los Obispos sobre la familia

Por Redacción

MADRID, 07 de noviembre de 2014 (Zenit.org) - La revista ECCLESIA -que pertenece a la Conferencia Episcopal Española (CEE)- ha traducido y publicado este viernes la Relatio Synodi de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos en español. El documento, fue votado y aprobado por los Padres sinodales en la tarde del sábado 18 de octubre, y servirá para seguir trabajando durante este año en preparación del Sínodo Ordinario de 2015 sobre la familia. Por su interés, reproducimos el texto íntegro de la relación final.

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«Relatio Synodi» de la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos 

INTRODUCCIÓN

1. El Sínodo de los Obispos, reunido alrededor del Papa, dirige su pensamiento a todas las familias del mundo, con sus alegrías, sus fatigas, sus esperanzas. Siente, en especial, la necesidad de dar gracias al Señor por la generosa fidelidad con que tantas familias cristianas responden a su vocación y misión. Lo hacen con alegría y con fe incluso cuando el camino familiar las sitúa ante obstáculos, incomprensiones y sufrimientos. A dichas familias va el aprecio, el agradecimiento y el aliento de toda la Iglesia y de este Sínodo. Durante la vigilia de oración celebrada en la plaza de San Pedro el sábado 4 de octubre de 2014 como preparación al Sínodo sobre la Familia, el Papa Francisco evocó de manera sencilla y concreta la centralidad de la experiencia familiar en la vida de todos, expresándose así: «Cae ya la tarde sobre nuestra asamblea. Es la hora en que todos regresan gustosamente a casa para volver a reunirse alrededor de la misma mesa, en la consistencia de los afectos, del bien realizado y recibido, de los encuentros que enardecen el corazón y lo hacen crecer: vino bueno que anticipa, en los días del hombre, la fiesta sin ocaso. Es también la hora más gravosa para quien se encuentra cara a cara con la propia soledad, en el crepúsculo amargo de sueños y de proyectos rotos: ¡cuántas personas arrastran sus días por el callejón sin salida de la resignación, del abandono, cuando no del rencor!; ¡en cuántas casas se ha agotado el vino de la alegría y, con él, el sabor —la sabiduría misma— de la vida...! De unos y de otros esta tarde nos hacemos voz con nuestra oración, una oración por todos».

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2. Regazo de alegrías y de tribulaciones, de afectos pro- fundos y de relaciones en ocasiones heridas, la familia es realmente «escuela del más rico humanismo» (cf. Gaudium et spes, n. 52), cuya necesidad se siente poderosamente. Pese a las numerosas señales de crisis de la institución familiar en los diversos contextos de la «aldea global», el deseo de familia permanece vivo, particularmente entre los jóvenes, y motiva a la Iglesia, exper- ta en humanidad y fiel a su misión, para anunciar sin cesar y con convicción profunda el «Evangelio de la familia» que le fue encomendado mediante la revelación del amor de Dios en Jesucristo e ininterrumpidamente enseñado por los Padres, por los maestros de es- piritualidad y por el magisterio de la Iglesia. La familia adquiere, para la Iglesia, una importancia absolutamente es- pecial, y en el momento en que todos los creyentes están invitados a salir de sí mismos es necesario que la familia se redescubra como sujeto imprescindible para la evangelización. Nuestro pensamiento va al testimonio misionero de tantas familias.

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3. Sobre la realidad de la familia, decisiva y preciosa, el Obispo de Roma ha llamado a reflexionar al Sínodo de los Obispos en su Asamblea General Extraordinaria de octubre de 2014, para profundizar después la reflexión en la Asamblea General Ordinaria que se celebrará en el otoño de 2015, así como durante todo el año que mediará entre estos dos acontecimientos sinodales. «El “convenire in unum” alrededor del Obispo de Roma es ya un acontecimiento de gracia en el que la colegialidad episcopal se manifiesta en un camino de discernimiento espiritual y pastoral»: así ha descrito el Papa Francisco la experiencia sinodal, señalando como sus cometidos la doble escucha de los signos de Dios y de la historia de los hombres y la doble y única fidelidad que de ella dimana.

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4. A la luz de este mismo discurso, hemos recopilado los resultados de nuestras reflexiones y de nuestros diálogos en las tres partes siguientes: la escucha, para contemplar la realidad de la familia hoy, en la complejidad de sus luces y de sus sombras; la mirada puesta en Jesús, para reconsiderar con frescura y entusiasmo renovados lo que la Revelación, transmitida a través de la fe de la Iglesia, nos dice sobre la belleza, sobre la misión y sobre la dignidad de la familia; la confrontación bajo la luz del Señor Jesús, para discernir los caminos por los que renovar la Iglesia y la sociedad en su compromiso por la familia basada en el matrimonio entre hombre y mujer.

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PRIMERA PARTE

LA ESCUCHA: EL CONTEXTO Y LOS DESAFÍOS PARA LA FAMILIA 

El contexto sociocultural

5. Fieles a la enseñanza de Cristo, contemplamos la realidad de la familia actual en toda su complejidad, con sus luces y con sus sombras. Pensamos en los padres, en los abuelos, en los hermanos y en las hermanas, en los parientes cercanos y lejanos, y en ese vínculo entre dos familias que todo matrimonio teje. El cambio antropológico-cultural influye hoy en día en todos los aspectos de la vida, y exige un enfoque analítico y diversificado. Hay que subrayar, ante todo, los aspectos positivos: una mayor libertad de expresión y un mejor reconocimiento de los derechos de la mujer y de los niños, por lo menos en algunas regiones. Por otra parte, sin embargo, hay que considerar también el peligro creciente constituido por un individualismo exasperado que desnaturaliza los lazos familiares y acaba considerando a cada miembro de la familia como una isla, haciendo que prevalezca, en determinados casos, la idea de un sujeto que se construye de acuerdo con sus propios deseos, considerados como un absoluto. A ello se añade también la crisis de fe que ha afectado a tantos católicos, y que frecuentemente está en el origen de las crisis del matrimonio y de la familia.

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6. Una de las mayores pobrezas de la cultura actual es la soledad, fruto de la ausencia de Dios en la vida de las personas y de la fragilidad de las relaciones. Existe también una sensación general de impotencia ante una situación socioeconómica que a menudo acaba aplastando a las familias. Ello se debe a la pobreza y a la precariedad laboral crecientes, que se viven a veces como una auténtica pesadilla, o a una fiscalidad demasiado gravosa que, ciertamente, no impulsa a los jóvenes al matrimonio. Con frecuencia, las familias se sienten abandonadas por el desinterés y la poca atención que les prestan las instituciones. Las consecuencias negativas desde el punto de vista de la organización social resultan evidentes: desde la crisis demográfica hasta las dificultades educativas, desde la dificultad para acoger la vida naciente hasta la percepción de la presencia de los ancianos como un peso y la difusión de un malestar afectivo que, en ocasiones, llega a la violencia. Es responsabilidad del Estado crear las condiciones legislativas y laborales para garantizar el porvenir de los jóvenes y ayudarlos a realizar su proyecto de fundar una familia.

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7. Hay contextos culturales y religiosos que plantean desafíos especiales. En algunas sociedades aún está vigente la práctica de la poligamia, y en algunos ambientes tradicionales la costumbre del «matrimonio por etapas». En otros ambientes, persiste la práctica de los matrimonios concertados. En los países en los que la presencia de la Iglesia católica es minoritaria, son numerosos los matrimonios mixtos y de disparidad de culto, con todas las dificultades que estos acarrean en relación con la configuración jurídica, con el bautismo y con la educación de los hijos y el respeto recíproco desde el punto de vista de la diversidad de la fe. En estos matrimonios puede darse el peligro del relativismo o de la indiferencia, pero también la posibilidad de favorecer el espíritu ecuménico y el diálogo interreligioso a través de una convivencia armoniosa de comunidades que habitan en el mismo lugar. En muchos ambientes —y no solo occidentales— se va extendiendo ampliamente la praxis de la convivencia que precede al matrimonio, o incluso la de convivencias no encaminadas a adoptar la forma de un vínculo institucional. A ello se añade a menudo una legislación civil que pone en peligro el matrimonio y la familia. Debido a la secularización, en muchas partes del mundo la referencia a Dios se ha reducido considerablemente, y la fe ya no es compartida socialmente.

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8. Son muchos los niños que nacen fuera del matrimonio, particularmente en algunos países, y numerosos los que crecen después con uno solo de sus progenitores o en un ambiente familiar ampliado o reconstituido. Aumenta el número de divorcios, y no es raro el caso de decisiones determinadas únicamente por factores de carácter económico. A menudo los niños son objeto de disputa entre los padres, y los hijos son las verdaderas víctimas de los desgarros familiares. Los progenitores masculinos están a menudo ausentes, no solo por cuestiones económicas, mientras, por el contrario, se siente la necesidad de que asuman con más claridad su responsabilidad en relación con los hijos y con la familia. La dignidad de la mujer necesita aún ser defendida y fomentada. Y es que hoy, en muchos ambientes, ser mujer es objeto de discriminación, e incluso el don de la maternidad se penaliza con frecuencia, en vez de presentarse como valor. Tampoco cabe olvidar los fenómenos crecientes de violencia de los que las mujeres son víctimas —a veces, por desgracia, también en el seno de las familias—, ni la grave y extendida mutilación genital de la mujer practicada en algunas culturas. Asimismo, la explotación sexual de la infancia constituye uno de los fenómenos más escandalosos y perversos de la sociedad actual. También las sociedades azotadas por la violencia debida a la guerra, al terrorismo o a la presencia de la criminalidad organizada, atraviesan por situaciones familiares deterioradas, y sobre todo en las grandes metrópolis y en sus periferias crece el fenómeno de los así llamados «niños de la calle». Las migraciones constituyen, además, otro signo de los tiempos que hay que afrontar y comprender, con toda su carga de consecuencias para la vida familiar.

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La importancia de la vida

9. Ante el contexto social que queda trazado, se detecta en muchas partes del mundo, en los individuos, una mayor necesidad de ocuparse de su propia persona, de conocerse interiormente, de vivir en mayor sintonía con sus propias emociones y con sus propios sentimientos, de buscar relaciones afectivas de calidad; tan justa aspiración puede abrir al deseo de comprometerse en la construcción de relaciones de entrega y de reciprocidad creativas, responsabilizadoras y solidarias como las familiares. El peligro individualista y el riesgo de vivir en clave egoísta resultan considerables. El desafío para la Iglesia estriba en ayudar a las parejas a madurar su dimensión emocional y su desarrollo afectivo fomentando el diálogo, la virtud y la confianza en el amor misericordioso de Dios. El compromiso pleno que exige el magisterio cristiano puede constituir un fuerte antídoto contra la tentación de un individualismo egoísta.

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10. En el mundo actual no faltan tendencias culturales que parecen imponer una afectividad sin límites, de la que se quieren explorar todas las vertientes, incluso las más complejas. De hecho, la cuestión de la fragilidad afectiva es de gran actualidad: una afectividad narcisista, inestable y cambiante que no ayuda siempre a los individuos a alcanzar una madurez mayor. Preocupa cierta difusión de la pornografía y de la comercialización del cuerpo, favorecida también por un empleo distorsionado de Internet, y hay que denunciar la situación de aquellas personas que se ven obligadas a ejercer la prostitución. En este contexto, las parejas están a menudo perplejas, titubean y les cuesta encontrar la forma de crecer. Son muchos los que tienden a permanecer en las etapas primarias de la vida emocional y sexual. La crisis de la pareja desestabiliza a la familia, y, a través de las separaciones y de los divorcios, puede llegar a acarrear graves consecuencias a los adultos, a los hijos y a la sociedad, debilitando al individuo y los lazos sociales. También el declive demográfico, debido a una mentalidad antinatalista y fomentado por las políticas mundiales de salud reproductiva, no solo determina una situación en la que no se asegura ya la sucesión de las generaciones, sino que amenaza con conducir, con el paso del tiempo, a un empobrecimiento económico y a una pérdida de esperanza en el porvenir. También el desarrollo de las biotecnologías ha ejercido un gran impacto en la natalidad.

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El desafío para la pastoral

11. En este contexto, la Iglesia siente la necesidad de decir una palabra de verdad y de esperanza. Hay que partir de la convicción de que el hombre procede de Dios y que, por consiguiente, una reflexión capaz de replantear las grandes preguntas sobre el significado del ser humano puede hallar un terreno fértil en las expectativas más profundas de la humanidad. Los grandes valores del matrimonio y de la familia cristiana se corresponden con la búsqueda que caracteriza a la existencia humana, incluso en un tiempo marcado por el individualismo y por el hedonismo. Es preciso acoger a las personas con su existencia concreta, saber sustentar su búsqueda, alentar el deseo de Dios y la voluntad de sentirse plenamente parte de la Iglesia incluso en quien ha experimentado el fracaso o se encuentra en las situaciones más diversas. El mensaje cristiano lleva siempre en sí la realidad y el dinamismo de la misericordia y de la verdad, que convergen en Cristo.

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SEGUNDA PARTE

LA MIRADA FIJA EN CRISTO: EL EVANGELIO DE LA FAMILIA

La mirada fija en Jesús y la pedagogía divina en la historia de la salvación

12. Para «comprobar nuestro paso por el terreno de los desafíos contemporáneos, la condición decisiva es mantener fija la mirada en Jesucristo, permanecer en la contemplación y en la adoración de su rostro. [...] Y es que cada vez que volvemos a la fuente de la experiencia cristiana se abren nuevos caminos y posibilidades impensadas» (Papa Francisco, Discurso del 4-10-2014). Jesús miró con amor y ternura a las mujeres y a los hombres con los que se encontró, acompañando sus pasos con verdad, paciencia y misericordia al anunciar las exigencias del Reino de Dios.

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13. Dado que el orden de la creación está determinado por su orientación hacia Cristo, hay que distinguir, sin separarlos, los diferentes grados con los que Dios comunica a la humanidad la gracia de la alianza. En virtud de la pedagogía divina, según la cual el orden de la creación evoluciona hacia el de la redención mediante etapas sucesivas, es preciso comprender la novedad del sacramento nupcial cristiano en continuidad con el matrimonio natural de los orígenes. Así se entiende aquí la forma de actuar salvífica de Dios, tanto en la creación como en la vida cristiana. En la creación: como todo fue creado por Cristo y para él (cf. Col 1, 16), los cristianos descubren «con gozo y respeto las semillas de la Palabra que en ella laten» y atienden, al propio tiempo, «a la profunda transformación que se realiza entre las gentes» (Ad gentes, n. 11). En la vida cristiana: ya que con el bautismo el creyente queda insertado en la Iglesia mediante esa Iglesia doméstica que es su familia, él mismo emprende ese «proceso dinámico, que avanza gradualmente con la progresiva integración de los dones de Dios» (Familiaris consortio, n. 9), por medio de la conversión continua al amor que salva del pecado y da plenitud de vida.

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14. Jesús mismo, refiriéndose al designio primigenio sobre la pareja humana, reafirma la unión indisoluble entre el hombre y la mujer, aun diciendo que «por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así» (Mt 19, 8). La indisolubilidad del matrimonio («Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre», Mt 19, 6) no ha de entenderse, ante todo, como «yugo» impuesto a los hombres, sino como «don» hecho a las personas unidas en matrimonio. De esta manera, Jesús muestra cómo la condescendencia divina acompaña siempre el camino humano, sana y transforma con su gracia el corazón endurecido, orientándolo hacia su principio, a través del camino de la cruz. En los Evangelios surge claramente el ejemplo de Jesús, que resulta paradigmático para la Iglesia. Y es que Jesús asumió una familia, dio inicio a sus signos durante la fiesta nupcial en Caná, anunció el mensaje concerniente al significado del matrimonio como plenitud de la Revelación que recupera el proyecto originario de Dios (Mt 19, 3). Pero, al mismo tiempo, puso en práctica la doctrina enseñada, manifestando así el verdadero significado de la misericordia. Ello aparece claramente en sus encuentros con la samaritana (Jn 4, 1-30) y con la adúltera (Jn 8, 1-11), en los que Jesús, con una actitud de amor hacia la persona pecadora, la induce al arrepentimiento y a la conversión («Anda, y en adelante no peques más»), condición para el perdón.

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La familia en el designio salvífico de Dios 

15. Las palabras de vida eterna que Jesús dejó a sus discípulos incluían la enseñanza sobre el matrimonio y la familia. Dicha enseñanza de Jesús nos permite distinguir en tres etapas fundamentales el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia. Al principio, está la familia de los orígenes, cuando Dios creador instituyó el matrimonio primordial entre Adán y Eva como fundamento sólido de la familia. Dios no solo creó al ser humano varón y mujer (Gén 1, 27), sino que también los bendijo para que fueran fecundos y se multiplicaran (Gén 1, 28). Por eso «abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne» (Gén 2, 24). Esta unión quedó dañada por el pecado y se convirtió en la forma histórica de matrimonio en el Pueblo de Dios, al que Moisés brindó la posibilidad de expedir un acta de divorcio (cf. Dt 24, 1ss). Dicha forma era la que predominaba en tiempos de Jesús. Con su advenimiento y con la reconciliación del mundo caído gracias a la redención por él realizada, terminó la era inaugurada por Moisés.

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16. Jesús, que reconcilió en sí todas las cosas, recondujo el matrimonio y la familia a su forma original (cf. Mc 10, 1- 12). La familia y el matrimonio fueron redimidos por Cristo (cf. Ef 5, 21-32), restaurados a imagen de la Santísima Trinidad, misterio del que todo amor verdadero dimana. La alianza nupcial, inaugurada en la creación y revelada en la historia de la salvación, recibe su plena revelación de su significado en Cristo y en su Iglesia. De Cristo a través de la Iglesia, el matrimonio y la familia reciben la gracia necesaria para testimoniar el amor de Dios y vivir la vida de comunión. El Evangelio de la familia atraviesa la historia del mundo desde la creación del hombre a imagen y semejanza de Dios (cf. Gén 1, 26-27) hasta la culminación del misterio de la Alianza en Cristo al final de los siglos con las bodas del Cordero (cf. Ap 19, 9; Juan Pablo II, Catequesis sobre el amor humano).

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La familia en los documentos de la Iglesia 

17. «A lo largo de los siglos, la Iglesia no ha dejado de ofrecer su enseñanza constante sobre el matrimonio y la familia. Una de las expresiones más altas de este magisterio la propuso el Concilio Ecuménico Vaticano II, en la Constitución pastoral Gaudium et spes, que dedica un capítulo entero a la promoción de la dignidad del matrimonio y la familia (cf. Gaudium et spes, nn. 47-52). Define el matrimonio como comunidad de vida y de amor (cf. Gaudium et spes, n. 48), situando al amor en el centro de la familia, mostrando, al mismo tiempo, la verdad de ese amor ante las diversas formas de reduccionismo presentes en la cultura contemporánea. El “verdadero amor entre marido y mujer” (Gaudium et spes, n. 49) implica la entrega mutua, incluye e integra la dimensión sexual y la afectividad, conformemente al designio divino (cf. Gaudium et spes, nn. 48-49). Además, Gaudium et spes 48 subraya el arraigo en Cristo de los esposos: Cristo Señor “sale al encuentro de los esposos cristianos en el sacramento del matrimonio”, y permanece con ellos. En la Encarnación, él asume el amor humano, lo purifica, lo lleva a plenitud, y dona a los esposos, con su Espíritu, la capacidad de vivirlo, impregnando toda su vida de fe, esperanza y caridad. De este modo, los esposos son consagrados y, mediante una gracia propia, edifican el Cuerpo de Cristo y constituyen una Iglesia doméstica (cf. Lumen gentium, n. 11), de manera que la Iglesia, para comprender plenamente su misterio, mira a la familia cristiana, que lo manifiesta de modo genuino» (Instrumentum laboris, n. 4).

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18. «Siguiendo las huellas del Concilio Vaticano II, el magisterio pontificio ha ido profundizando la doctrina sobre el matrimonio y la familia. En particular Pablo VI, con la Encíclica Humanæ vitæ, puso de relieve el vínculo íntimo entre amor conyugal y engendramiento de la vida. San Juan Pablo II dedicó especial atención a la familia mediante sus catequesis sobre el amor humano, la Carta a las familias (Gratissimam sane) y sobre todo con la exhortación apostólica Familiaris consortio. En esos documentos, el Pontífice definió a la familia “vía de la Iglesia”; ofreció una visión de conjunto sobre la vocación al amor del hombre y la mujer; propuso las líneas fundamentales para la pastoral de la familia y para la presencia de la familia en la sociedad. En particular, tratando de la caridad conyugal (cf. Familiaris consortio, n. 13), describió el modo como los cónyuges, en su mutuo amor, reciben el don del Espíritu de Cristo y viven su llamada a la santidad» (Instrumentum laboris, n. 5).

[Placet: 175 - Non placet: 5]

19. «Benedicto XVI, en la encíclica Deus caritas est, retomó el tema de la verdad del amor entre hombre y mujer, que se ilumina plenamente solo a la luz del amor de Cristo crucificado (cf. Deus caritas est, n. 2). Él recalca que: “El matrimonio basado en un amor exclusivo y definitivo se convierte en el icono de la relación de Dios con su pueblo y, viceversa, el modo de amar de Dios se convierte en la medida del amor humano” (Deus caritas est, n. 11). Además, en la encíclica Caritas in veritate, pone de relieve la importancia del amor como principio de vida en la sociedad (cf. Caritas in veritate, n. 44), lugar en el que se aprende la experiencia del bien común» (Instrumentum laboris, n. 6).

[Placet: 176 - Non placet: 5]

20. «El Papa Francisco, en la encíclica Lumen fidei, al afrontar el vínculo entre la familia y la fe, escribe: “El encuentro con Cristo, el dejarse aferrar y guiar por su amor, amplía el horizonte de la existencia, le da una esperanza sólida que no defrauda. La fe no es un refugio para gente pusilánime, sino que ensancha la vida. Hace descubrir una gran llamada, la vocación al amor, y asegura que este amor es digno de fe, que vale la pena ponerse en sus manos, porque está fundado en la fidelidad de Dios, más fuerte que todas nuestras debilidades” (Lumen fidei, n. 53)» (Instrumentum laboris, n. 7).

[Placet: 178 - Non placet: 3]

La indisolubilidad del matrimonio y la alegría de vivir juntos

21. La entrega recíproca constitutiva del matrimonio sacramental está enraizada en la gracia del bautismo, que establece la alianza fundamental de cada persona con Cristo en la Iglesia. En la acogida recíproca y con la gracia de Cristo, los novios se prometen entrega total, fidelidad y apertura a la vida; reconocen como elementos constitutivos del matrimonio los dones que Dios les ofrece, tomando en serio su compromiso mutuo, en su nombre y ante la Iglesia. Ahora bien: en la fe, resulta posible asumir los bienes del matrimonio como compromisos que pueden cumplirse mejor mediante la ayuda de la gracia del sacramento. Dios consagra el amor de los esposos y confirma su indisolubilidad ayudándolos a vivir la fidelidad, la integridad recíproca y a la apertura a la vida. Por lo tanto, la mirada de la Iglesia se vuelve a los esposos como al corazón de la familia entera, que a su vez fija también su mirada en Jesús.

[Placet: 181 - Non placet: 1]

22. En esta misma perspectiva, haciendo nuestra la enseñanza del Apóstol según la cual toda la creación fue concebida en Cristo y con vistas a él (cf. Col 1, 16), el Concilio Vaticano II quiso expresar aprecio por el matrimonio natural y por los elementos válidos presentes en las demás religiones (cf. Nostra ætate, n. 2) y en las culturas, pese a sus límites e insuficiencias (cf. Redemptoris missio, n. 55). La presencia de las «semina Verbi» en las culturas (cf. Ad gentes, n. 11) podría aplicarse, en algunos aspectos, también a la realidad matrimonial y familiar de tantas culturas y de personas no cristianas. Existen, pues, elementos válidos también en algunas formas ajenas al matrimonio cristiano —basado, en cualquier caso, en la relación estable y verdadera entre un hombre y una mujer—, que en todo caso consideramos que están orientadas hacia él. Con la mirada puesta en la sabiduría humana de los pueblos y de las culturas, la Iglesia reconoce también esa familia como célula básica necesaria y fecunda de la convivencia humana.

[Placet: 160 - Non placet: 22] 

Verdad y belleza de la familia y misericordia hacia las familias heridas y frágiles

23. Con íntima alegría y profunda consolación, la Iglesia mira a las familias que permanecen fieles a las enseñanzas del Evangelio, dándoles las gracias y alentándolas por el testimonio que ofrecen. Y es que gracias a ellas resulta creíble la belleza del matrimonio indisoluble y fiel para siempre. En la familia, «especie de Iglesia doméstica» (Lumen gentium, n. 11), madura la primera experiencia eclesial de la comunión entre personas, en la que se refleja, por gracia, el misterio de la Santa Trinidad. «Aquí se aprende la paciencia y el gozo del trabajo, el amor fraterno, el perdón generoso, incluso reiterado, y sobre todo el culto divino por medio de la oración y la ofrenda de la propia vida» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1657). La Sagrada Familia de Nazaret es su modelo admirable, y «aquí, en esta escuela, se comprende la necesidad de tener una disciplina espiritual, si se quiere llegar a ser alumnos del Evangelio y discípulos de Cristo» (Pablo VI, Discurso en Nazaret, 5-1-1964). El Evangelio de la familia alimenta también las semillas aún pendientes de madurar, y ha de curar los árboles que se han secado y que precisan que no se los desatienda.

[Placet: 169 - Non placet: 10]

24. La Iglesia, como maestra segura y madre solícita, aun reconociendo que para los bautizados no hay más vínculo nupcial que el sacramental, y que toda ruptura de este va contra la voluntad de Dios, es consciente también de la fragilidad de muchos de sus hijos, a los que les cuesta recorrer el camino de la fe. «Por lo tanto, sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día. [...] Un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades. A todos debe llegar el consuelo y el estímulo del amor salvífico de Dios, que obra misteriosamente en cada persona, más allá de sus defectos y caídas» (Evangelii gaudium, n. 44).

[Placet: 170 - Non placet: 11]

25. Con vistas a un acercamiento pastoral a las personas que han contraído matrimonio civil, a las que están divorciadas y se han vuelto a casar, o a las que simplemente conviven, corresponde a la Iglesia revelarles la divina pedagogía de la gracia en sus vidas y ayudarlas a alcanzar la plenitud del plan de Dios en ellas. Siguiendo la mirada de Cristo, cuya luz alumbra a todo hombre (cf. Jn 1, 9; Gaudium et spes, n. 22), la Iglesia se vuelve con amor hacia quienes participan en su vida de manera incompleta, reconociendo que la gracia de Dios actúa también en sus vidas, dándoles el valor necesario para hacer el bien, para cuidar con amor uno de otro y para estar al servicio de la comunidad en la que viven y trabajan.

[Placet: 140 - Non placet: 39]

26. La Iglesia contempla aprensión la desconfianza de muchos jóvenes hacia el compromiso conyugal y sufre por la precipitación con la que muchos fieles deciden poner fin al vínculo contraído, instaurando otro. Estos fieles, que forman parte de la Iglesia, necesitan una atención pastoral misericordiosa y alentadora, que distinga adecuadamente las situaciones. Hay que animar a los jóvenes bautizados a no titubear ante la riqueza que aporta a sus proyectos de amor el sacramento del matrimonio, junto con la fuerza del apoyo que reciben de la gracia de Cristo y de la posibilidad de participar plenamente en la vida de la Iglesia.

[Placet: 166 - Non placet: 14] 

27. En este sentido, una dimensión nueva de la pastoral familiar actual consiste en prestar atención al fenómeno de los matrimonios civiles entre hombre y mujer, a los matrimonios tradicionales, y, con las debidas diferencias, también a las convivencias. Cuando la unión alcanza una estabilidad considerable a través de un vínculo público y se caracteriza por un afecto profundo, por su responsabilidad para con la prole y por su capacidad de superar las pruebas, puede considerarse como una ocasión a la que hay que acompañar en su camino hacia el sacramento del matrimonio. Muchas veces, por el contrario, se establece la convivencia no con vistas a un posible matrimonio, sino sin ninguna intención de establecer una relación institucional.

[Placet: 147 - Non placet: 34] 

28. Conforme a la mirada misericordiosa de Jesús, la Iglesia debe acompañar con atención y solicitud a sus hijos más frágiles, marcados por el amor herido y extraviado, devolviendo confianza y esperanza, como la luz del faro de un puerto o la de una antorcha llevada entre la gente para alumbrar a quienes han perdido el rumbo o se encuentran en medio de la tormenta. Conscientes de que la misericordia más grande consiste en decir la verdad con amor, vayamos más allá de la compasión. El amor misericordioso, tal como atrae y une, así transforma y eleva. Invita a la conversión. Así, de esta misma manera, concebimos la actitud del Señor, que no condena a la mujer adúltera, pero que le pide que no peque más (cf. Jn 8, 1-11).

[Placet: 152 - Non placet: 27]

TERCERA PARTE 

LA CONFRONTACIÓN: PERSPECTIVAS PASTORALES 

Anunciar el Evangelio de la familia hoy, en los diferentes contextos

29. El diálogo sinodal ha examinado algunas instancias pastorales más urgentes, a encomendar a la concreción de cada Iglesia local, en la comunión «cum Petro et sub Petro». El anuncio del Evangelio de la familia constituye una urgencia para la nueva evangelización. La Iglesia está llamada a llevarlo a cabo con ternura de madre y claridad de maestra (cf. Ef 4, 15), en fidelidad a la kénosis misericordiosa de Cristo. La verdad se encarna en la fragilidad humana no para condenarla, sino para salvarla (cf. Jn 3, 16-17).

[Placet: 176 - Non placet: 7] 

30. Evangelizar es responsabilidad de todo el Pueblo de Dios, según el propio ministerio y carisma de cada uno de sus miembros. Sin el testimonio gozoso de los cónyuges y de las familias, Iglesias domésticas, el anuncio, aun siendo correcto, corre el peligro de ser incomprendido o de quedar ahogado en ese mar de palabras que caracteriza a nuestra sociedad (cf. Novo millennio ineunte, n. 50). Los Padres sinodales han subrayado en varias ocasiones que las familias católicas, en virtud de la gracia del sacramento nupcial, están llamadas a ser ellas mismas sujetos activos de la pastoral familiar.

[Placet: 178 - Non placet: 2]

31. Resultará decisivo poner de relieve la primacía de la gracia, y, por consiguiente, las posibilidades que el Espíritu da en el sacramento. Se trata de dar a experimentar que el Evangelio de la familia es alegría que «llena el corazón y la vida entera», porque en Cristo somos «liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento» (Evangelii gaudium, n. 1). A la luz de la parábola del sembrador (cf. Mt 13, 3), nuestra tarea consiste en cooperar en la siembra: lo restante, es obra de Dios. Tampoco hay que olvidar que la Iglesia que predica sobre la familia es signo de contradicción.

[Placet: 175 - Non placet: 4]

32. Para ello se requiere, de parte de toda la Iglesia, una conversión misionera: es preciso no quedarse en un anuncio meramente teórico y desconectado de los problemas reales de las personas. No hay que olvidar jamás que la crisis de la fe ha acarreado una crisis del matrimonio y de la familia, y que, por consiguiente, a menudo ha quedado interrumpida la transmisión de la propia fe de padres a hijos. Ante una fe fuerte, la imposición de algunas perspectivas culturales que debilitan el matrimonio y la familia no tiene incidencia.

[Placet: 176 - Non placet: 5]

33. La conversión afecta también al lenguaje, para que este resulte efectivamente significativo. El anuncio debe dar a experimentar que el Evangelio de la familia es respuesta a las expectativas más profundas de la persona humana: a su dignidad y a su realización plena en la reciprocidad, en la comunión y en la fecundidad. No se trata tan solo de presentar una normativa, sino de proponer valores, respondiendo a la necesidad de estos que se detecta hoy en día, incluso en los países más secularizados.

[Placet: 175 - Non placet: 7]

34. La Palabra de Dios es fuente de vida y de espiritualidad para la familia. Toda la pastoral familiar deberá dejarse plasmar interiormente y formar a los miembros de la Iglesia doméstica mediante la lectura orante y eclesial de la Sagrada Escritura. La Palabra de Dios no es solo una buena nueva para la vida privada de las personas, sino también un criterio de juicio y una luz para el discernimiento de los diferentes desafíos a los que se enfrentan los cónyuges y las familias.

[Placet: 180 - Non placet: 1]

35. Al mismo tiempo, muchos Padres sinodales han insistido en un acercamiento más positivo a las riquezas de las diferentes experiencias religiosas, sin silenciar sus dificultades. En esas diferentes realidades religiosas y en la gran diversidad cultural que caracteriza a las naciones, resulta oportuno apreciar en un primer momento sus posibilidades positivas y, a la luz de estas, valorar sus limitaciones y carencias.

[Placet: 164 - Non placet: 17]

36. El matrimonio cristiano es una vocación que se acoge mediante una preparación adecuada en un itinerario de fe, con un discernimiento maduro, y no ha de considerarse tan solo una tradición cultural o una exigencia social o jurídica. Hay que realizar, pues, recorridos que acompañen a la persona y a la pareja de manera que a la comunicación de los contenidos de la fe se una la experiencia de vida que ofrece toda la comunidad eclesial.

[Placet: 177 - Non placet: 1]

37. Se ha recordado repetidamente la necesidad de una renovación radical de la praxis pastoral a la luz del Evangelio de la familia, superando las visiones individualistas que aún la caracterizan. Por eso se ha insistido en varias ocasiones en la renovación de la formación de los presbíteros, de los diáconos, de los catequistas y de los demás agentes pastorales, mediante una mayor implicación de las propias familias.

[Placet: 175 - Non placet: 2]

38. Se ha subrayado, asimismo, la necesidad de una evangelización que denuncie con franqueza los condicionamientos culturales, sociales, políticos y económicos —como el excesivo espacio dado a la lógica del mercado— que impiden una vida auténticamente familiar, determinando discriminaciones, pobrezas, exclusiones, violencia. Para ello hay que emprender un diálogo y una cooperación con las estructuras sociales, y hay que alentar y apoyar a los laicos que se comprometen, como cristianos, en los ámbitos cultural y sociopolítico.

[Placet: 178 - Non placet: 1] 

Guiar a los novios por el camino de preparación al matrimonio

39. La compleja situación social y los desafíos que hoy en día la familia está llamada a afrontar requieren un mayor compromiso de toda la comunidad cristiana en la preparación de los novios al matrimonio. Es preciso recordar la importancia de las virtudes. Entre estas, la castidad resulta condición muy valiosa para un crecimiento genuino del amor interpersonal. Respecto a esta necesidad, los Padres sinodales han sido concordes en subrayar la exigencia de una mayor implicación de toda la comunidad que privilegie el testimonio de las propias familias, amén de la de una radicación de la preparación al matrimonio en el camino de iniciación cristiana, subrayando el nexo del matrimonio con el bautismo y con los demás sacramentos. Asimismo, se ha puesto de relieve la necesidad de programas específicos para la preparación próxima al matrimonio que constituyan una experiencia auténtica de participación en la vida eclesial y ahonden en los diferentes aspectos de la vida familiar.

[Placet: 176 - Non placet: 4] 

Acompañar los primeros años de la vida matrimonial 

40. Los primeros años de matrimonio son un período vital y delicado durante el cual las parejas crecen en la toma de conciencia de los desafíos y del significado del matrimonio. De ahí la exigencia de un acompañamiento pastoral que prosiga después de la celebración del sacramento (cf. Familiaris consortio, III parte). En esta pastoral, resulta de gran importancia la presencia de parejas de esposos con experiencia. La parroquia es considerada el lugar en el que parejas expertas pueden ponerse a disposición de las más jóvenes, con la participación eventual de asociaciones, movimientos eclesiales y nuevas comunidades. Hay que animar a los esposos con vistas a que asuman una actitud fundamental de acogida del gran don de los hijos. Hay que subrayar la importancia de la espiritualidad familiar, de la oración y de la participación en la eucaristía dominical, impulsando a las parejas a reunirse con regularidad para fomentar el crecimiento de la vida espiritual y la solidaridad en las exigencias concretas de la vida. Liturgias, prácticas devocionales y eucaristías celebradas para las familias, particularmente en el aniversario del matrimonio, han sido mencionadas como vitales para favorecer la evangelización a través de la familia.

[Placet: 179 - Non placet: 1]

Atención pastoral a quienes viven en el matrimonio civil o en convivencias

41. Al tiempo que sigue anunciando y promoviendo el matrimonio cristiano, el Sínodo alienta también el discernimiento pastoral de las situaciones de tantos que no viven ya esta realidad. Importa entablar un diálogo pastoral con estas personas, con el fin de poner de relieve los elementos de su vida que puedan conducir a una mayor apertura al Evangelio del matrimonio en su plenitud. Los pastores han de identificar elementos que puedan favorecer la evangelización y el crecimiento humano y espiritual. Una sensibilidad nueva de la pastoral actual consiste en captar los elementos positivos presentes en los matrimonios civiles y, con las debidas diferencias, en las convivencias. Es preciso que en la propuesta cristiana, aun afirmando con claridad el mensaje cristiano, señalemos también elementos constructivos en aquellas situaciones que no se corresponden aún o ya con él.

[Placet: 125 - Non placet: 54]

42. Se ha advertido, también, que, en muchos países, un «número creciente de parejas [...] conviven ad experimentum, sin matrimonio ni canónico ni civil» (Instrumentum laboris, n. 81). En algunos países, esto sucede especialmente en el matrimonio tradicional, concertado entre familias y celebrado a menudo en diferentes etapas. En otros países, en cambio, crece continuamente el número de quienes, tras vivir juntos durante largo tiempo, piden la celebración del matrimonio en la iglesia. A menudo se opta por la simple convivencia, debido a una mentalidad general contraria a las instituciones y a los compromisos definitivos, pero también a la espera de una seguridad existencial (trabajo y sueldo fijo). Por último, en otros países las uniones de hecho son muy numerosas, no solo por el rechazo de los valores de la familia y del matrimonio, sino, sobre todo, por el hecho de que casarse es percibido como un lujo, debido a los condicionamientos sociales, por lo que la miseria material impulsa a vivir uniones de hecho.

[Placet: 143 - Non placet: 37]

43. Todas estas situaciones han de afrontarse de manera constructiva, intentando transformarlas en oportunidad de camino hacia la plenitud del matrimonio y de la familia a la luz del Evangelio. Se trata de acogerlas y de acompañarlas con paciencia y delicadeza. Para ello resulta importante el testimonio atractivo de auténticas familias cristianas como sujetos de la evangelización de la familia.

[Placet: 162 - Non placet: 14] 

Curar las familias heridas (separados, divorciados no casados de nuevo, divorciados casados de nuevo, familias monoparentales)

44. Cuando los esposos sufren problemas en sus relaciones, han de poder contar con la ayuda y con el acompañamiento de la Iglesia. La pastoral de la caridad y la misericordia tienden a recuperar a las personas y las relaciones. La experiencia enseña que, con una ayuda adecuada y con la acción de reconciliación de la gracia, un gran porcentaje de crisis matrimoniales se superan de manera satisfactoria. Saber perdonar y sentirse perdonado constituyen una experiencia fundamental en la vida familiar. El perdón entre los esposos permite experimentar un amor que es para siempre y que no pasa nunca (cf. 1 Cor 13, 8). Con todo, a quien ha recibido el perdón de Dios le resulta a veces difícil tener la fuerza necesaria para ofrecer un perdón auténtico que regenere a la persona.

[Placet: 171 - Non placet: 7]

45. En el Sínodo ha resonado con claridad la necesidad de tomar decisiones pastorales valientes. Confirmando una vez más con fuerza la fidelidad al Evangelio de la familia y reconociendo que separación y divorcio son siempre una herida que provoca profundos sufrimientos a los cónyuges que los viven y a sus hijos, los Padres sinodales han percibido la urgencia de caminos pastorales nuevos que partan desde la realidad efectiva de las fragilidades familiares, sabiendo que estas, a menudo, son más «soportadas» con sufrimiento que escogidas en plena libertad. Se trata de situaciones que difieren tanto en factores personales como en culturales y socioeconómicos. Es precisa una mirada diferenciada, tal como sugería San Juan Pablo II (cf. Familiaris consortio, n. 84).

[Placet: 165 - Non placet: 15]

46. En primer lugar, hemos de escuchar a toda familia con respeto y amor, haciéndonos compañeros de camino como Cristo con los discípulos en el camino de Emaús. Valen de especial manera para estas situaciones las palabras del Papa Francisco: «La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos —sacerdotes, religiosos y laicos— en este “arte del acompañamiento”, para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Éx 3, 5). Tenemos que darle a nuestro camino el ritmo sanador de la projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana» (Evangelii gaudium, n. 169).

[Placet: 171 - Non placet: 8]

47. Un discernimiento especial resulta indispensable para acompañar pastoralmente a los separados, a los divorciados, a los abandonados. Hay que acoger y que valorizar, sobre todo, el sufrimiento de quienes han sufrido injustamente la separación, el divorcio o el abandono, o bien se han visto obligados por los malos tratos del cónyuge a romper la convivencia. El perdón de la injusticia sufrida no es fácil, pero es un camino que la gracia hace posible. De ahí la necesidad de una pastoral de la reconciliación y de la mediación, también a través de centros especializados a establecer en las diócesis. Análogamente, hay que subrayar siempre que resulta indispensable hacerse cargo de manera leal y constructiva de las consecuencias de la separación o del divorcio para los hijos, en cualquier caso víctimas inocentes de la situación. Estos no pueden ser un «objeto» de litigio, y hay que buscar las formas mejores para que puedan superar el trauma de la escisión familiar y crecer de la manera más serena posible. En todo caso, la Iglesia deberá poner siempre de relieve la injusticia que con mucha frecuencia se deriva de la situación de divorcio. Particular atención hay que prestar al acompañamiento de las familias monoparentales; hay que ayudar de manera especial a las mujeres que deben hacerse cargo solas de la responsabilidad del hogar y de la educación de sus hijos.

[Placet: 164 - Non placet: 12]

48. Un gran número de Padres ha subrayado la necesidad de hacer más accesibles y ágiles —y, a ser posible, totalmente gratuitos— los procedimientos para el reconocimiento de los casos de nulidad. Entre las diferentes propuestas se han indicado: la superación de la necesidad de la doble sentencia conforme; la posibilidad de determinar una vía administrativa bajo la responsabilidad del obispo diocesano; un procedimiento sumario en los casos de nulidad notoria. Algunos Padres, sin embargo, se declaran contrarios a estas propuestas porque no garantizarían un juicio fiable. Hay que reiterar que en todos estos casos se trata de la comprobación de la verdad acerca de la validez del vínculo. Según otras propuestas, habría que considerar también la posibilidad de dar relieve a la función de la fe de los novios con vistas a la validez del sacramento del matrimonio, sin perjuicio de que entre los bautizados todos los matrimonios válidos sean sacramento.

[Placet: 143 - Non placet: 35] 

49. Respecto a las causas matrimoniales, la agilización del procedimiento, que muchos solicitan, exige, amén de la preparación de suficientes agentes, clérigos y laicos, con dedicación prioritaria, subrayar la responsabilidad del obispo diocesano, quien, en su diócesis, podría nombrar a asesores debidamente preparados que puedan aconsejar gratuitamente a las partes acerca de la validez de su matrimonio. Dicha función puede ser ejercida por un servicio o por personas cualificadas (cf. Dignitas connubii, art. 133, § 1).

[Placet: 154 - Non placet: 23]

50. Las personas divorciadas y no casadas de nuevo, que con frecuencia son testigos de la fidelidad matrimonial, han de ser alentadas a hallar en la eucaristía el alimento que las sostenga en su estado. La comunidad local y los pastores deben acompañar a estas personas de manera solícita, sobre todo cuando hay hijos o cuando es grave su situación de pobreza.

[Placet: 169 - Non placet: 8] 

51. También las situaciones de los divorciados casados de nuevo exigen un discernimiento atento y un acompañamiento muy respetuoso, debiéndose evitar todo lenguaje y toda actitud que hagan que se sienten discriminados y fomentar su participación en la vida de la comunidad. Cuidar de ellos no supone para la comunidad cristiana una debilitación de su fe y de su testimonio acerca de la indisolubilidad matrimonial; antes al contrario, precisamente con ese desvelo expresa la misma su caridad.

[Placet: 155 - Non placet: 19]

52. Se ha reflexionado sobre la posibilidad de que los divorciados y casados de nuevo accedan a los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía. Varios Padres sinodales han insistido a favor de la disciplina actual, en virtud de la relación constitutiva entre la participación en la eucaristía y la comunión con la Iglesia y con su enseñanza sobre el matrimonio indisoluble. Otros se han expresado a favor de una acogida no generalizada en el banquete eucarístico, en algunas situaciones particulares y bajo condiciones muy precisas, sobre todo cuando se trata de casos irreversibles y relacionados con obligaciones morales para con los hijos, que acabarían padeciendo sufrimientos injustos. El acceso eventual a los sacramentos debería ir precedido de un itinerario penitencial bajo la responsabilidad del obispo diocesano. Hay que profundizar aún en esta cuestión, teniendo muy presente la distinción entre situación objetiva de pecado y circunstancias atenuantes, dado que «la imputabilidad y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas» debido a diferentes «factores psíquicos o sociales» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1735).

[Placet: 104 - Non placet: 74]

53. Algunos Padres han sostenido que las personas divorciadas y casadas de nuevo o convivientes pueden recurrir provechosamente a la comunión espiritual. Otros Padres se han preguntado por qué, entonces, no pueden acceder a la sacramental. Se solicita, por lo tanto, una profundización en esta temática que sea capaz de poner de relieve la peculiaridad de las dos formas de comunión y su conexión con la teología del matrimonio.

[Placet: 112 - Non placet: 64]

54. Las problemáticas relacionadas con los matrimonios mixtos han aflorado a menudo en las intervenciones de los Padres sinodales. La diversidad de la disciplina matrimonial de las Iglesias ortodoxas plantea, en algunos contextos, problemas sobre los que es necesario reflexionar en el ámbito ecuménico. Análogamente, para los matrimonios interreligiosos será importante la aportación del diálogo con las diferentes religiones.

[Placet: 145 - Non placet: 29]

La atención pastoral a las personas con orientación homosexual

55. Algunas familias viven la experiencia de tener en su seno a personas con orientación homosexual. A este respecto, nos hemos preguntado qué atención pastoral resulta oportuna ante esta situación, con referencia a lo que enseña la Iglesia: «No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia». No obstante, los hombres y las mujeres con tendencias homosexuales han de ser acogidos con respeto y delicadeza. «Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta» (Congregación para la Doctrina de la Fe, Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales, n. 4).

[Placet: 118 - Non placet: 62]

56. Resulta totalmente inaceptable que los pastores de la Iglesia sufran presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen las ayudas económicas a países pobres a la introducción de leyes que instituyan el «matrimonio» entre personas del mismo sexo.

[Placet: 159 - Non placet: 21]

La transmisión de la vida y el desafío de la desnatalidad

57. No resulta difícil comprobar la difusión de una mentalidad que reduce la generación de la vida a una variable de la planificación individual o de pareja. Los factores de carácter económico ejercen un peso en ocasiones determinante, contribuyendo al fuerte descenso de la natalidad, que debilita el tejido social, pone en peligro la relación entre generaciones y hace más incierto el panorama futuro. La apertura a la vida es exigencia intrínseca del amor conyugal. Bajo esta luz, la Iglesia apoya a las familias que acogen, educan y rodean de cariño a sus hijos discapacitados.

[Placet: 169 - Non placet: 5]

58. También en este ámbito, es preciso partir de la escucha de las personas y dar razón de la belleza y de la verdad de una apertura incondicional a la vida como aquello que el amor necesita para ser vivido en plenitud. Este puede ser el fundamento de una enseñanza adecuada acerca de los métodos naturales para una procreación responsable, enseñanza que ayuda a vivir de manera armoniosa y consciente la comunión entre los cónyuges, en todas sus dimensiones, junto con su responsabilidad en relación con la generación. Hay que redescubrir el mensaje de la encíclica Humanæ vitæ de Pablo VI, que subraya la necesidad de respetar la dignidad de la persona en la valoración moral de los métodos de regulación de la natalidad. La adopción de niños huérfanos y abandonados, acogidos como hijos propios, constituye una forma específica de apostolado familiar (cf. Apostolicam actuositatem, III, n. 11) recordada y alentada en varias ocasiones por el Magisterio (cf. Familiaris consortio, III, II; Evangelium vitæ, IV, n. 93). La elección de la adopción o de la custodia temporal expresa una fecundidad especial de la experiencia conyugal, y ello no solo cuando esta se ve marcada por la esterilidad. Dicha elección es signo elocuente del amor familiar, ocasión para testimoniar la propia fe y para reintegrar en la dignidad filial a quien se ha visto privado de ella.

[Placet: 167 - Non placet: 9]

59. Es preciso ayudar a vivir la afectividad, también en el seno del vínculo conyugal, como un camino de maduración, en una acogida cada vez más profunda del otro y en una entrega cada vez más plena. En este sentido, hay que reiterar la necesidad de ofrecer itinerarios formativos que alimenten la vida conyugal, así como la importancia de un laicado que proporcione un acompañamiento hecho de testimonio vivo. Resulta de gran ayuda el ejemplo de un amor fiel y profundo, hecho de ternura, de respeto, capaz de crecer con el paso del tiempo y que, en su apertura concreta a la generación de la vida, experimente un misterio que nos trasciende.

[Placet: 172 - Non placet: 5]

El desafío educativo y el papel de la familia en la evangelización

60. Uno de los desafíos fundamentales a los que hoy en día se enfrentan las familias es seguramente el educativo, desafío que la situación cultural actual y la gran influencia que ejercen los medios hacen más arduo y complejo. Hay que tener en la debida consideración las exigencias y las expectativas de unas familias capaces de ser, en su vida diaria, lugares de crecimiento, de transmisión concreta y esencial de las virtudes que forjan la existencia. Ello implica que los padres puedan escoger libremente el tipo de educación a impartir a sus hijos, de acuerdo con sus propias convicciones.

[Placet: 174 - Non placet: 4]

61. La Iglesia desempeña un papel muy valioso de apoyo a las familias, partiendo de la iniciación cristiana, mediante unas comunidades acogedoras. A ella se le pide, hoy aún más que ayer, tanto en situaciones complejas como en las ordinarias, que apoye a los padres en su labor educativa, acompañando a niños, muchachos y jóvenes en su crecimiento mediante itinerarios personalizados capaces de introducirlos en el sentido pleno de la vida y de suscitar en ellos decisiones y responsabilidades vividas a la luz del Evangelio. María, con su ternura, misericordia y sensibilidad maternal, puede alimentar el hambre de humanidad y de vida, y es invocada a este respecto por las familias y por el pueblo cristiano. La pastoral y una devoción mariana constituyen un punto de partida oportuno para anunciar el Evangelio de la familia.

[Placet: 178 - Non placet: 1] 

CONCLUSIÓN 

62. Las reflexiones aquí propuestas, fruto de una labor sinodal llevada a cabo con gran libertad y con un estilo de escucha recíproca, pretenden plantear cuestiones e indicar perspectivas que habrán de madurarse y precisarse mediante la reflexión de las Iglesias locales en el año que nos separa de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, prevista para octubre de 2015 y dedicada a la vocación y misión de la familia en la Iglesia en el mundo contemporáneo. No se trata de decisiones ya tomadas ni de perspectivas fáciles. Con todo, el camino colegial de los obispos y la implicación de todo el Pueblo de Dios bajo la acción del Espíritu Santo, con la mirada puesta en el modelo de la Sagrada Familia, podrán guiarnos al encuentro de sendas de verdad y de misericordia para todos. Este es el auspicio que, desde el principio de nuestros trabajos, el Papa Francisco nos ha expresado, invitándonos a la valentía de la fe y a la acogida humilde y honrada de la verdad en la caridad.

[Placet: 169 - Non placet: 8] 

(Original italiano procedente del archivo informático de la Santa Sede; traducción de ECCLESIA

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