Les pide salvaguardar la larga tradición cristiana de su país

El Papa a los obispos suizos: «El pueblo de Dios no puede subsistir sin sus pastores, obispos y sacerdotes»

 

El papa Francisco recibió ayer a los prelados de la Conferencia Episcopal de Suiza al final de su visita «ad Limina» a los que entregó un discurso. En el texto, el Santo Padre habla de la larga tradición cristiana del país y de la responsabilidad de los obispos de mantener una fuerte fe en su tierra. El Papa les recordó que su misión es pastorear el rebaño ya que el pueblo de Dios no puede subsistir sin sus pastores, obispos y sacerdotes.

2/12/14 8:47 AM


(VIS) «Sin una fe viva en Cristo resucitado -escribió el Santo Padre- las hermosas iglesias y monasterios terminan convirtiéndose poco a poco en museos; todas las obras dignas de alabanza y las instituciones pierden su alma dejando sólo entornos vacíos y personas abandonadas . La misión que se os ha confiado es pastorear el rebaño, caminando. según las circunstancias, delante, en medio o detrás.... El pueblo de Dios no puede subsistir sin sus pastores, obispos y sacerdotes; el Señor ha dado a la Iglesia el don de la sucesión apostólica al servicio de la unidad de la fe y de su transmisión completa».

El Pontífice anima a los eclesiásticos a continuar sus esfuerzos en la formación de los seminaristas, «un reto para el futuro de la Iglesia», y les invita a prestar atención a sus sacerdotes, sobre todo cuando se alejan u olvidan el significado de la paternidad. «Un dialogo humilde, verdadero y fraterno -observa- a menudo permite un nuevo comienzo». También les pide que aprecien el apoyo y compromiso de los laicos diferenciando bien el trabajo de sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio de servicio y que seleccionen con esmero a los catequistas y formadores para que los laicos puedan integrarse realmente en la vida de la Iglesia siguiendo un camino que comienza en el bautismo.

«La Iglesia -recuerda Francisco- procede de Pentecostés... cuando los apóstoles salieron y empezaron a hablar en todas las lenguas, manifestando así a todos los hombres, por la fuerza del Espíritu Santo, su fe viva en Cristo resucitado. El Redentor nos invita siempre a anunciar la Buena Nueva sin dejarnos llevar por los caprichos humanos».

Finalmente el texto acaba con la bendición apostólica y su deseo de que los obispos suizos puedan seguir cultivando con diligencia y paciencia el campo de Dios, manteniendo la pasión por la verdad, y los alienta a proseguir juntos el camino, confiando el futuro de la evangelización de su país a la Virgen María y a la intercesión de San Nicolás de Flue, San Mauricio y sus compañeros.